Los cambalaches se han multiplicado, aunque ahora se llamen colectoras, o listas testimoniales, o incluso frentes electorales.
“no nos perdones comandante, porque para endurecernos, hemos perdido la ternura por siempre jamás” (aforismo implicado)
[En una rueda de prensa, el Comité del Patrimonio Mundial reconoció oficialmente la Brecha Entre Ricos y Pobres como «Octava Maravilla del Mundo», describiendo la división de la riqueza global como la «más colosal y duradera de las creaciones de la humanidad».
«De todas las estructuras épicas que ha ideado el género humano, ninguna más prodigiosa e imponente que la Brecha Entre Ricos y Pobres», declaró el presidente del Comité, Henri-Jean Baptiste. «Es un crecimiento tremebundo, milenario que nos llena de asombro y humildad». «Es imponente», declaró el presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, campeón y benefactor de toda la vida de la conservación de esa falla. «Después de todo lo que hemos pasado en los últimos años, no hay mayor privilegio que verla crecer más y más cada día. Puede que haya unos cuantos detractores que se preocupen por que, de hacerse más grande, el conjunto se venga abajo, dejando atrapadas debajo a millones de personas, pero yo por mí estoy dispuesto a correr ese riesgo». añadió Blankfein: «Además, algo me dice que yo, probablemente, saldría bien parado». Redacción de The Onion]
Cuando Enrique Santos Discépolo inventa la metáfora de la biblia que llora junto al calefón, nunca pensó en una homilía de Bergoglio. La cuestión es más directa. El papel higiénico era carísimo y el papel biblia suave. Además, en esos tiempos, los calefones podían estar en los baños, lo cual fue prohibido, y luego fue prohibido fumar hasta en los baños. Por eso usar el papel de la biblia para limpiarse es la mayor degradación que al libro sagrado puede hacerse. Hasta ahí el genio de Discépolo. Pero todo cambalache, más o menos problemático, más o menos febril, degrada la suavidad que termina siendo apta para que los trapos sucios (podría agregar los culos, pero no voy a hacerlo) se limpien en casa. Por supuesto, la casa es otra metáfora. La casa donde se lavan los cu.., digo los trapos sucios es la misma donde nadie saca los pies del plato. Pies sucios, naturalmente, para no hablar del plato.
Los cambalaches se han multiplicado, aunque ahora se llamen colectoras, o listas testimoniales, o incluso frentes electorales. Nos manoseamos en el lodo, y como nos gusta ver la mugre en el cuerpo ajeno, nos pensamos limpios e inmaculados. El pensamiento de derecha es proyectivo. Jesús advirtió sobre la necesidad de ver la viga en el propio. Anticipo del análisis colectivo de la implicación. El pensamiento de izquierda es introyectivo, tanto que a veces exagera y se melancoliza. Siempre hace algo para merecer esto. Es necesario un debate sobre Izquierda, Culpa y Castigo para poder profundizar en uno de las causalidades que terminan en mesianismo y sectarismo. Pero no quiero melancolizarme. Quiero pensar en una variante de esa melancolización que es la resignación. A mi criterio, la marca de esa actitud que tiene un futuro político más cercano al contra frente y a la calle sin salida, es lo que llamaré el “teorema de las compensaciones”.
El refrán que le puse letras de molde al imperio de las compensaciones es “roba, pero hace”. Tomar nota del “pero”. No es “roba y hace”. Lo que de todos modos sería cambalachesco, porque es obvio que primero roba y con lo que sobra del banquete, hace. El “pero” es más absoluto. El “pero” es la impunidad. O sea: “como hace, no importa que robe”. A nadie le importa si robó, cuanto robó, mas allá de que no huyó y tampoco lo pescaron. Una cinta de Moebius permite recorren en un eterno devenir “robar-hacer-robar-hacer”, y así hasta uno de los tantos infinitos posibles. En un aforismo implicado, me permití invertir la fórmula: “hace para poder robar”. O sea: no hay pero que valga. El hacer, cuanto más, peor, es sólo una ingeniería del robo sin mano armada. Apenas es necesario sujetar lapicera o teclado, y estampar firma hológrafa o digital. Ejecútese. Archívese. Y que la gansa y los gansos sigan poniendo. En ese sentido, si toda propiedad es un robo, según enseñó el credo anarquista, toda asignación es una resignación. Como el robo en su versión mas difundida, la corrupción, es, está, llegó para quedarse, y siempre irá por más, entonces de ese banquete fenomenal, que mi mente ni siquiera puede concebir, las sobras son suculentas. No pensemos en los magros banquetes de los flacos galgos.
Hoy, superávits mediante, los banquetes son pantagruélicos, para usar un arcaísmo decadente. Por eso las sobras no son nada desdeñables. No se tira manteca al techo. Lamentablemente, si se tira leche a la tierra. Pero entre asignaciones, subsidios, prebendas, eximiciones varias, impuestos al salario, al consumo, etc, parecen los clásicos almuerzos domingueros donde se inventaba el hambre para poder seguir comiendo.
Lo grave de todo esto, es confundir el alimento conseguido con el sudor de la frente (y de algunas otras zonas menos evidentes) que aquel que proviene de voluntades ajenas, y que de tan ajenas, enajenan. Cuantas veces repetimos que es necesario enseñar a pescar, no repartir pescados. ¿Cómo nos sacamos ahora el anzuelo?
El teorema de las compensaciones pondrá las cosas en su lugar. Sin subsidios, los pasajes se irían a las nubes, incluso con el cielo despejado. Sin asignaciones, el pobre sería indigente. Y al indigente, ni el indec le hace justicia. Pero nadie ama su pobreza. El pobre sólo desea dejar de serlo, y es bueno que así sea. Pero la clase alta está lejos y sólo se acerca a ella cuando mira televisión, esa caja nada boba pero muy perversa. En cambio, la clase media está medio cerca. Alguna vez hasta se codea con ella en la fila del super del barrio, o en algún subte cuando funciona. Para llegar a la clase alta sabemos que sólo tenemos dos constantes de ajuste: el azar y el delito. Lo deportivo y lo artístico lo incluimos en el azar, porque si bien llegan los talentosos, no todos los talentosos llegan. Para llegar a la clase media, aunque sea por el momento media baja, no es tan difícil. Ni en la lógica del consumo, ni en la lógica de la producción. El ascenso y movilidad social no fue otra cosa que clase media. Vituperarla es escupir para arriba y para abajo. Infiltrados, reaccionarios, fascistas, oligarcas, garcas de todo pelaje, también, insisto, también, están en las clases medias. Pero bastaría un paseíto por Puerto Madero, la Gran Manzana, los barrios cerrados, los countries todo servicio, hasta los cementerios totales, para darse cuenta que las infamias se incuban en clases nada medias, sino totalmente reaccionarias. Pero, teorema de las compensaciones, con discursos, bueno, historias, bueno, relatos nacionales y populares, de batallas que jamás dieron.
No es lo mismo un kirchnerista que un menemista arrepentido. No es lo mismo un luchador por la unidad popular que un kirchnerista despechado. No es lo mismo, pero el teorema de las compensaciones explica porque parece como si fuera…más de lo mismo. Resignarse a las sobras del banquete del Poder es el mejor camino para convertirse uno mismo en, apenas sobras. Incluso revolucionarias. Resignarse al capitalismo serio por no haber sabido construir un socialismo alegre. Me temo que esa resignación es, a esta altura de los acontecimientos, bastante universal. Y su nombre es re re elección. Y debo admitir que una de las tantas cosas que le pido y no le pido a Dios (teorema de las compensaciones) es que la resignación no me sea indiferente.
– Por Alfredo Grande
– Fuente: Ape
Resignación universal por hijo
Lo expuesto por Grande en tono jocoso tiene mucho de verdad.El orígen, creo yo, de muchos de los problemas que él describe, proviene de qué la gente está cada vez más asqueada de la política y de los políticos. No participa ni vota y, de ese modo, les deja el campo libre. Así, las elecciones se convierten en una especie de planta recicladora de desechos.De los restos podridos que dejan, provenientes de la comida que tragan, los políticos argentinos hacen alimento balanceado para animales. Luego nos venden ese alimento animál como si fuera alimento para humanos. En Salta tenemos ejemplos clarísimos de este fenómeno: las familias Romero, las familias Godoy y otras.
Como consecuencia (y a la vez causa)de éste fenomeno y, supuestamente, para remediarlo, se han formado y han aparecido decenas de nuevos partidos, agrupaciones y rejuntes de lo más inverosímiles: partidos comunistas entreverados con partidos humanistas, etc. Mezclas imposibles de agua y aceite pesado quemado. No obstante eso, el porcentaje de votantes no crece.
Tengo una teoria que explica por que votan cada vez menos ciudadanos y también el motivo, la razón última, de ese hecho. Es una teoría jodona. No es de una grán profundidad filosófica. O sea, no es ni freudiana, ni marxista-leninista, ni weberiana, ni, mucho menos, Chavista. Pero es una teoría al fín y, cómo tal, puede servir para algo.
Creo yo lo siguiente. A pesar del grán número y de la diversidad de nombres con qué se presentan, en la Argentina de hoy, realmente, hay solamente dos partidos:El Partido de los Malos y el Partido de los Pésimos. Ahora, cuando el Partido de los Malos gana una elección y llega al poder, instantáneamente se transforma en el Partido de los Pésimos. Esto es todo.
Nuestra teoría sigue bién los preceptos de Ockham (la Navaja de Ockham). O sea, a pesar de su simplicidad, explica claramente muchos de los fenomenos de la política argentina actual. En especial, da una respuesta clara a la pregunta básica:¿Por que no votan los ciudadano?. La respuesta es: ¿Y para qué, si da lo mismo votar por uno u otro partido?.
La población argentina, sin haber oído de la teoría, se ha dado cuenta instintivamente de la realidad del camaleonismo político. Por eso no votamos.Por eso los políticos se reciclan y reciclan ad infinitum y, también por eso estamos cada vez peór.
Resignación universal por hijo
Excelente Nota, a pesar de no estar de acuerdo en todo no dejo de apreciar la calidad de la misma.
En cuanto a Sindico (por que esa maldita costumbre de esconderse que tiene la gente), tengo entendido que en esta ultima elección en Argentina votó más gente que en todas las elecciones anteriores.
Buscando encontre estos datos:
Elecciones presidenciales de Argentina de 2003
Votantes : 19.930.111
Votos en blanco: 196.574 (0,99%)
Elecciones presidenciales de Argentina de 2007
Votantes : 20.673.170
Votos en blanco: 1.330.885 (6,44%)
Elecciones presidenciales de Argentina de 2011
Votantes : 22.956.385
Votos en blanco: 803.362 (3,50%)
No es lo mismo votar a cualquiera, la historia lo demuestra.
Ah, me olvidaba, los datos de arriba no me sugieren que cada vez vota menos gente