Anoche en el Estadio Martearena de la Ciudad de Salta, subió a escena frente a miles de espectadores, el cantautor guatemalteco de las cinco décadas, Ricardo Arjona, para presentar “Viaje”, su último álbum (el decimocuarto de estudio). La previa la realizó Jano con un espectáculo de media hora. Con rubia invitada para cantar a dúo “Fuiste tú” y algunos coros, un grupo de primerísimos músicos, una escenografía creativa y con singulares referencias a lo argentino (o latinoamericano, si se quiere), más dos pantallas LED en los laterales e impactante iluminación, llevó adelante un show inigualable, digno de una figura internacional.
Irrumpe en la escena montando una bicicleta antigua hasta el Coliseo Rumiñahu de Quito, con altavoces y cantando «A la luna en bicicleta», de su nuevo disco.
Luego del impacto de su apertura, sigue con «El problema», «Acompáñame a estar solo», «Dime que no» y «Cuándo».
Para saludar a sus seguidores manifestó: “No es casualidad que estemos aquí otra vez. Esto estaba escrito. Lo poco que queda de mí esta noche es para ustedes…”
Canta «Sin ti, sin mi».
“Sin pasaportes, sin visa, sin aeropuerto, sólo con un poquito de imaginación usted puede ir a tantas partes” – dijo para presentar el próximo tema. Su norte, su planeta, su país… en miniatura, el tema número 7 anunciaba “Viaje”, un viaje por la figura femenina.
El Tour sigue con «Invertebrado”. Con «Piel pecado» anda en un tren por unos rieles… Mucha luminosidad, la creatividad venía motorizada.
Sentado en la estación expresa: “Aprovechen ahora porque todas las parejas comienzan besándose…” “Esta es la canción más triste de las parejas felices”, dijo, y sonaba “Cavernícolas”:
Cavernícolas, eso fuimos
sin patria, sin futuro, sin hogar
éramos dos y nos bastaba
quién sabe Dios que nos gustaba
vivir así
Cavernícolas eso fuimos
jugando diariamente a improvisar
no tenia nombre ni apellido
quien sabe si era permitido
vivir así
Yo te decía belleza
yo era el flaco
y mentíamos con toda honestidad
Llegó «Historia del taxi» bien salseado con saxo a full. Arjona ingresa al escenario en un taxi con techo amarillo, un VW Escarabajo en que se pasean él y sus músicos, y la rompe, verdaderamente alucinante.
Se detiene unos minutos y se toma el tiempo para leer los carteles del sector vip. Su risa se esparce. “Es tu cumple?” – le pregunta a una fans. “Que te valga la pena”– le dice- «sino empezamos de nuevo». Luego bromea… “cuando están lejos te dicen de todo (las mujeres) y cuando están cerquita no te dicen nada…” Elige a una mujer que enfoca la cámara en el campo y termina con ella la canción «Señora de las cuatro décadas», no sin dejar sentado que es “para Emilia (la chica del público) y todas las señoras de las cuatro décadas”.
A las 23.39 cantaba “Si el norte fuera el sur”, una canción política. De fondo una luna entrechocaba su silueta parada en el infinito…
Fidel sería un atleta corriendo bolsas por Wall Street
Y el Che haria hamburguesas al estilo double meat
Los Yankees de mojados a Tijuana
Y las balsas de Miami a la Habana, si el Norte fuera el Sur
El frío que cruza el amor, con «Pingüinos en la cama». Nieve de primavera, quizás.
Con preámbulo incluido porque a esta mujer la reconocería en la calle y podría decirle
«Te conozco”, llegaba uno de sus temas más populares. Él ya tenía su equipaje preparado.
A veces es «Tarde» (Sin daños a terceros), como dice la letra de su próximo tema. En la puesta en escena, un farol alumbraba su tristeza.
Esta vez “Lo poco que tengo” fue nuestro. Forever.
La declaración de amor renacía poco antes de la medianoche con “Te quiero”.
Suena “Apnea” (la canción que habla sobre su madre) con Ricardo al teclado en un momento lírico. Después “Fuiste tú” cerraba el show a las 00:08 de la mejor manera. Ella sentada en la cama, él a su lado, de pie, replanteándose quién fue el culpable de su ruptura.
En el bis, interpretó seis temas más. Esta vez sentado en la cama que ocupó el centro del escenario, con su guitarra, el guatemalteco expresó “para rescatar alguna canción del pasado, alguna que me faltó…” Y preguntó “¿cuál quieren”. Era el momento del repertorio de “Canciones que dejé” con «Me enseñaste», «Tu reputación», «A tí» y «Realmente no estoy tan solo», con el que se despedía del público salteño mientras recitaba con música “Si no las salvo yo del cruel anonimato, del marketing y el no, de archivos en bodegas de acetato. ¿Quién las salvará…?”. Poco antes de subirse al tren que lo lleva por este «Viaje Tour», cantó “Minutos”. Su figura atravesaba un enorme reloj marcando el tiempo de la despedida. Finalmente, “Mujeres” retumbaba en el Estadio Martearena. Pasadas las 00:38 minutos presentó a sus músicos.
Despojado, seductor, seguro de sí mismo, el ex artista callejero de la calle Florida está a punto de partir.
La imagen final es la de un aventurero. Un tren anuncia su partida. Es la hora exacta del conquistador. El artista ha cautivado a su público anhelante. Es hora de andar y de llevar su música por el mundo entero. Cuando esas puertas vuelvan a abrirse, descenderá como ninguna vez, en otro tiempo y espacio. “Hasta siempre, hermanos celestiales…” se oye… a lo lejos.
Estas fueron las coordenadas de un viaje creativo. Hasta siempre, viajero!
– Fotos tomadas por Salta 21