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sábado, abril 20, 2024

Sandra Rodríguez: “Denuncié al Estado provincial por inacción de justicia”

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Cinco años atrás, un día miércoles como el pasado 4 de abril, Neuquén y el país se preparaba para una nueva Semana Santa. Las clases del periodo escolar 2007 aún no habían comenzado, hecho que disgustaba mucho a quien gobernaba esta provincia patagónica en ese entonces: Jorge Omar Sobisch. El gremio docente ATEN (Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén) mantenía desde días antes de febrero una huelga por tiempo indeterminado y amenazaba cortar la estratégica Ruta Nacional 22, única vía terrestre por el oeste del país para llegar a las zonas turísticas cordilleranas de Neuquén Río Negro y Chubut. En ese marco, represión policial de por medio a la altura del cruce de Arroyito, se produce lo que Sandra Rodríguez llama “el fusilamiento público de Carlos Fuentealba”. Carlos, su esposo, era delegado en el mismo gremio que ella, como maestra, había adherido desde que llegó a Neuquén desde Buenos Aires.

Fue hace 60 meses y la misma Sandra dijo a Rebelión que “ha sido muy difícil luchar todos estos años que pasaron. Principalmente por el dolor para mí y mi familia. Nuestras hijas han pasado momentos muy difíciles. Cami (Camila Fuentealba) tiene 20 años y Ari (Ariadna Fuentealba) va a cumplir 15. Edades fuertes, años difíciles, pero son dos mujercitas de muchísimo coraje. Han necesitado mucho de mi presencia, de un grupo de contención afectiva y psicológica. Carlos esta presente en cada paso en cada fecha y a veces por suerte en cada sonrisa de nosotras”.

¿Por dónde pasa hoy lo más importante en la llamada causa Fuentealba II?

– Lo más importante en esta causa es que la parte de las responsabilidades políticas del operativo de Arroyito deben ser investigadas. Desde fines del 2008, cuando presentamos el pedido de indagatoria al ex gobernador Sobisch, la causa se obstaculizó y se dilató. Pasó del juzgado de primera instancia a la cámara, de ella al Tribunal Superior, volvió al juzgado y hoy vuelve a la cámara, instancia trascendental para su resolución. Lo que está claro es que la corporación política actual, en complicidad con la jurídica, no quiere que se investigue a los altos jefes policiales ni al que dió la orden.

¿Cómo se comportó la justicia en este tiempo y qué cosas espera judicialmente para el futuro inmediato?

– Al cumplirse cinco años del crimen político de Carlos Fuentealba, frente a la inacción demostrada por el Poder Judicial de la Provincia de Neuquén y a pesar de los innumerables planteos, recursos y audiencias que hemos provocado en búsqueda de que se inicie una investigación seria y objetiva que incluya a la totalidad de los supuestos responsables, hemos decidido denunciar al Estado Nacional y a Neuquén por incumplir con los compromisos internacionales asumidos en los tratados de Derechos Humanos por ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dependiente de la OEA. Yo y mis abogados Gustavo Palmieri y Ricardo Mendaña entendemos prácticamente agotadas las posibilidades de que los jueces y fiscales del Poder Judicial de Neuquén estén dispuestos a investigar a quienes dieron las órdenes por cuya ejecución culminó con la muerte de mi esposo.

El autor material de la muerte de Carlos, Darío Poblete, está preso y con condena a perpetuidad. ¿Esto le bastó o para nada fue y es suficiente este castigo al policía que lo mató?

– La condena a Poblete fue algo muy aliviador pero nosotras aun sentimos que no se hizo justicia porque esta debe ser completa. Este cabo no actuó solo: él se colocó en posición de disparo antes que el auto en el que iba Carlos se colocara en el lugar donde él ya tenía señalado su blanco y allí existió un alineación de policías que habilitaron y vieron todo lo que hacia Poblete. Actuaron en forma premeditada, ordenada, en formación y luego lo ocultaron. Esto está en una serie de muchas fotos digitalizadas donde muestra claramente este accionar. Eso fue ordenado por superiores. Fue un plan de acción común, previamente diseñado.

A Sobisch la justicia lo inhabilitó para presentarse políticamente no por su responsabilidad en esta muerte sino por cuestiones de dinero en una campaña electoral de su partido ¿En verdad cree y espera poder sentarlo en el banquillo de los acusados?

– Sé que sola no puedo, como tampoco hubiera sido posible condenar a prisión perpetua a Poblete. Ahora se necesita mucha fuerza y unidad para romper el cerco de la impunidad que arma el Estado provincial en complicidad con el Poder Judicial totalmente colonizado por el sobischismo. Siempre creo en la fuerza de la gente… y con la unidad de las organizaciones se puede lograr justicia completa.

¿Por qué piensa eso?

– Una cosa que me viene permanentemente a la memoria es la conferencia de prensa (realizada en la Casa de Gobierno neuquina) en la que Sobisch expresó que era el responsable político y que lo volvería a hacer. Y como si eso fuera poco, en el juicio a Poblete en el que fue citado como testigo, se encargó de aclarar que no iba a testificar nada que lo comprometiera… Además en todo el tiempo que estuvo declarando no se atrevió a mirarme. Quien no te mira tiene algo que ocultar.

Carlos fue delegado gremial al momento de realizarse la represión en Arroyito. Hoy su gremio transita un tiempo de una dura interna en su interior. Usted ha pedido un gesto de unidad a los distintos sectores. ¿Qué piensa y desde dónde mira esta lucha interna en su propio gremio al momento que se cumple este quinto aniversario?

– La causa de Carlos, en el aspecto político y humano, debe estar en el lugar que le corresponde que es el lugar de defender la vida, de un compañero, un trabajador, de un maestro. Por sobre las diferencias, por sobre las mezquindades políticas y los intereses políticos personales, es por Carlos, es por sus hijas, por una sociedad que aquel 9 de abril (del 2007) se indignó, dolió y reclamó en unidad el derecho fundamental para una sociedad, que es el derecho a la vida. Para una sociedad democrática que no puede permitir un fusilamiento y debe garantizar el derecho constitucional de manifestarse y las garantías de lograr justicia e investigación de la responsabilidad del Estado, Carlos debe ser una bandera de unidad. No debe ser utilizado para enfrentamientos políticos ni para dirimir incapacidades políticas. Carlos el 4 de abril estaba en una actividad de ATEN y no importó si tenía o no diferencias. Entonces sin diferencias debemos reclamar justicia.

Durante este tiempo Ud. siempre ha declarado que no quería volver a las aulas y que no sabía si alguna vez lo haría. ¿Esto sigue siendo así o en algún momento se está planteando la posibilidad de volver a enseñar?

– Estoy intentando volver porque mi pasión es enseñar… En estos años se sumaron a la pérdida de Carlos la de mi profesión, la de mi trabajo y la de mi historia en la educación. Estoy estudiando desde el año pasado el último año del Ciclo Superior de profesorado en Artes Visuales de la Escuela Superior de Bellas Artes de Neuquén y con alguna dificultad volví a pintar y a dibujar. Lentamente me gustaría volver desde el arte a ser maestra de maestros.

¿La gente, en el país, ha olvidado el asesinato de Carlos Fuentealba o cree que el hecho sigue estando presente en la gente de Neuquén?

– El próximo 22 de abril le van a imponer el nombre Carlos Fuentealba a una escuela de Garín en la Provincia de Buenos Aires. Creo que es un hecho demostrativo que la gente no olvida. El año pasado la Internacional de la Educación hizo un encuentro mundial bajo la advocación de Carlos. Estas causas tienen un tiempo. Se pasa del dolor a la conciencia social del hecho, que empieza a tener un matiz histórico, que marcó un momento. Si no se hizo justicia pasa a tener momentos fuertes de convocatoria y otros menores pero particularmente en Neuquén la herida social sangra una y otra vez.

¿Qué es lo que espera que suceda de aquí en más?

– Como dije aquel 8 de julio de 2008, cuando condenaron a Poblete, que se multipliquen las Sandras y que cada una tome con fortaleza y compromiso la causa por justicia completa. Espero que en un futuro en esta causa se pueda llegar a condenar a los responsables políticos del operativo que culminó con el fusilamiento de Carlos y que eso sirva como línea divisoria, que marque una antes y un después. Para que no se vuelva a matar trabajadores ni aquí ni en ningún lado. Y para que no se criminalice la protesta social nunca más.

– Elio Brat – Rebelión

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