El que tiene hambre no buscará robar o hurtar elementos de alto costo económico.
Llega diciembre y nace nuevamente como lo viene haciendo desde el año 2001 el famoso y cada vez más arraigado Fantasma del Saqueo, que desde esa fecha tomó posesión y amplió su territorio, convirtiéndose ya en estos tiempos en un síndrome con sus síntomas o signos que conforman una enfermedad que empeora en la época de las fiestas de fin de año.
Es caprichoso que justo ahora con estos saqueos aparecen solicitudes salariales de parte de la fuerza policial, estos reclamos nos dejaron a toda la población en una indefensión total, sin protección alguna, en el sálvense quien pueda, convirtiéndose este abandono en tierra de nadie y en caldo de cultivo apto para la delincuencia. Lisa y llanamente fuimos abandonados por la fuerza policial, que dejó las zonas liberadas para el uso y abuso de la delincuencia. La misma policía que se cobró la vida de un docente, que quedará para la historia (Carlos Fuentealba) cuando éste reclamaba mejoras salariales al igual que ellos.
Es imperdonable la actitud que tomaron, se olvidaron que son servidores públicos, y no piqueteros, nunca pudieron haber tomado esta actitud.
Digo delincuencia porque quedó a la vista de todos que estos atropellos fueron por “HAMBRE”, son realizados por la delincuencia misma, ya que no se saqueaban artículos de primera necesidad, sino productos de mayor valor económico, plasmas, computadoras, aires acondicionados, cubiertas de autos, motocicletas, elementos que luego seguramente se tratará de vender a mucho menor costo, pero si nosotros somos bien nacidos y queremos brindar un buen ejemplo a nuestros hijos, no debemos comercializar con estos delincuentes.
El que tiene hambre no buscará robar o hurtar elementos de alto costo económico.
De pura casualidad, o como cosa del destino, se cumplían 30 años de democracia que tanto nos costó lograr, se montó un festejo, pero… mientras una parte de la Argentina se debatía en una guerra de saqueos, donde hubo muertos y centeneras de heridos y la delincuencia se apoderó de las calles, y se aplicaba muy bien la Ley de la Selva, en la otra parte de la misma Nación se festejaba 30 años de democracia con cantantes, malabaritas, fiesta total, y la máxima figura, autoridad de nuestra Patria bailaba al compás del ritmo del momento; pienso lo siguiente, este festejo no podría haber esperado, o acaso somos los tucumanos hijos de otra Nación, total acá no pasó nada, o sea hay argentinos y tucumanos? Pongo el siguiente ejemplo: nosotros como padres tenemos nuestros hijos; el mismo día uno cumple años y al otro le sucede algún percance grave!!! qué hacemos? Que nos dicta el sentido común? Festejamos el cumpleaños de uno y le decimos al otro que espere? Acaso no son hijos los dos, se entiende?.
De lo malo que nos pasó, aún así se puede extraer algo bueno, esto dejó en claro algo: creció la solidaridad tan olvidada, aún entre vecinos que en algún momento no se entendieron y se pelearon, en esos momentos de crisis se volvieron a mirar a los ojos y se dieron la mano, todos por un mismo objetivo, protegernos los unos a los otros.
Pero el pueblo sigue de pie, ya sobrevivimos antes y lo seguiremos haciendo, pronto cuando se calmen un poco las aguas festejaremos nuestra propia democracia y bailaremos, pero no nos acordaremos de la fiesta a la cual no fuimos invitados.
– El autor pertenece al grupo Conciencia Ambiental Tucumán
concienciambientaltuc@hotmail.com