Garay superó con creces otras presentaciones. Es oportuno destacar el Mahler que entregó Lhez en la primera parte. La orquesta en general, siguió la eficiente conducción.
Salta, jueves 17 de abril de 2014. Teatro Provincial. Solistas Magdalena Soria (soprano) y Luciano Garay (barítono). Coros de la Universidad Católica y del Instituto de Música y Danza. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Titular maestro Jorge W. Lhez. Rückert Lieder (*) de Gustav Mahler (1860-1911). Requiem de Gabriel Fauré (1845-1924). (*) Estreno en Salta.
Han debido pasar casi diez años para volver a escuchar en Salta el Réquiem de Fauré. La mayoría de los compositores que escribieron réquiems, lo hicieron pesando en el dolor que genera la desaparición de una o varias personas que despertaron ese sentimiento. Este músico de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siguiente, imaginó un cuadro para después de la muerte. Como si fuera una nueva aunque diferente vida espiritual de los que se fueron de la vida terrena, en el paraíso, en el cielo o en algún lugar del que regresarán cuando lo digan los tiempos. Fauré tiene una música aristocrática, elegante, sutilmente refinada, no proclive a la grandilocuencia desde que encarna la delicada cultura francesa más genuina. No es diferente de ello esta obra que hasta altera en sus siete partes, las formas convencionales de un réquiem. Detalle adicional, decidió prescindir del “Dies Irae” que es el himno originario del siglo XIII que describe el día del Juicio Final, donde luego de un dramático golpe de trompetas, aparecerán los elegidos que se salvarán y los condenados que sufrirán el castigo eterno.
La vida de Gabriel Fauré estuvo muy ligada a la vida litúrgica, incluyendo el cargo de organista de la Madelaine en París a pesar de un evidente agnosticismo al que debe agradecer una visión no tan trágica de la muerte. Sin embargo, llama la atención que en ese contexto él, haya imaginado un tránsito a una experiencia espiritual de nivel más elevado, más pacífico, más puro. Fauré no conoció la ejecución en vivo de su reconocido réquiem pues en vida sólo pudo oír la construcción original, luego orquestada por él mismo.
La actuación de los dos coros mencionados antes fue relevante. Buena dicción, equilibrio adecuado, afinación indiscutible, masa poderosa. El cuarto esquicio “Pie Jesu” originalmente destinado a una voz infantil, estuvo a cargo de la soprano salteña Magdalena Soria, de buen cometido y en la cual encontré una voz afinada aunque de volumen pequeño, quizás por el detalle de que la parte le correspondía a un niño acompañado por un escaso grupo instrumental. Luciano Garay superó con creces otras presentaciones. En ésta lució el agradable registro medio de su emisión. Finalmente la orquesta, en general de reticente formación, siguió la batuta segura y la eficiente conducción del maestro Lhez.
Y ya que hablo del conductor titular del grupo local, es oportuno destacar el Mahler que entregó en la primera parte. Usó toda suerte de matices, ataques y finales de frases de alto nivel. Los cinco “lied” de Frederick Rückert son la fiel representación de este poeta alemán, típico del romanticismo tardío y dueño de una imaginación esplendorosa. Treinta cinco años después de su muerte, el notable compositor austríaco usó cinco poesías del artista nombrado, para componer otros tantos “lieder” de enorme sentimiento.
Todos tienen un camarístico acompañamiento y aquí si el barítono Garay usó una larga colección de recursos -emisiones poderosas, media voz pareja, oportunas intensidades, alguna observación en agudos importantes- se encargó de cantarlos con hondura expresiva. En todos los órdenes de la vida, siempre hay cosas mejores y otras no tanto. En este espacio no es fácil elegir entre cinco hermosuras, pero si me obligan, me quedo con esa maravilla “Me he retirado del mundo” («Ich bin der Welt abhanden gekommen”) que tal vez hable del mismo escritor y también, del mismo Mahler. Probablemente es uno los momentos más populares en los pentagramas del músico nacido en Kalisté (Bohemia) que pertenecía a Austria y que hoy está en República Checa, siendo usado, su tema principal, en no pocas de sus obras posteriores. Luciano Garay fue ovacionado y realmente se lo mereció.
Sensible música para estos días de introspección y cristiano reconocimiento a nuestro Salvador.