El actor de la Compañía Anaqueronte (Perú) se presentó en Salta el 29 y el 30 de setiembre en el Salón Auditórium.
Valencia Palomino presenta historias mínimas de seres olvidados y nos hunde en una tristeza absoluta por la desolada existencia de los personajes a los que le da “vida”.
El recurso más importante de su partitura dramática es el desdoblamiento del actor dentro del actor. Los artistas han abandonado el escenario ante la falta de público (cosa que realmente sucedió ya que éramos 7 espectadores la noche del domingo 30 del mes de la primavera) y por ello él, subsana la falta y decide contarnos unas historias.
Cuando interpreta al actor que hace tiempo no sube al escenario y que se dedica a la iluminación o a la limpieza de la sala, su papel es creíble y la metateatralidad se vuelve técnica. La idea de que el “olvido” es peor que la muerte es el gran tema de su dramaturgia, y le permite recuperar con el relato a seres marginales como el poeta mendigo o la florista, que en sí guardan cierta poesía.
La composición de estos personajes es exagerada en sus rasgos a través del implícito “voy a actuar de ellos” y queda en lo meramente narrativo, es decir, la interpretación se corre hacia lo que se cuenta y la actuación se vuelve forzada. Alguien que se pone un harapo no se convierte en mendigo.
El hombre que quiere ser actor desde chico y presenta cierto drama en su historia, tiene el mismo tono “trágico” de sus creaciones y por ello la representación cae en la monotonía. Aunque desnuda la precariedad del actor de teatro independiente.
La exploración por el teatro dentro del teatro es la cuota más significativa de esta “Caja de sueños”. Vicente Palomino recupera el artificio hacia el final y en los cortes entre historia e historia donde no todo es muerte y se plantea el teatro como arte e institución. La condición del actor y su posición en la sociedad se desprende del planteo del artista al estar condicionado por la presencia del público, un “otro” que le exige que se ponga la “máscara” y actúe.
Finalmente, el encuentro ha sido fugaz pero salvó a esos seres del olvido aunque al bajarse el telón, duerman en esa caja al abrigo de los sueños.
Sobre “Caja de sueños”, con Javier Valencia Palomino
Tambien el sabado 29 eramos 15 personas en el Auditorium, algo que siempre lamentamos los que de una u otra manera estamos comprometidos con la cultura. Que habra que hacer para que esta situacion se revierta? Cambios en la difusion? Debates sobre el tema? Vaya uno a saber… pero eso es harina de otro costal.
Me gusto muchisimo la propuesta de Palomino y la profundidad de la dramaturgia. Coincido con vos Romina sobre la monotonia y creo que no fui el unico sorprendido entre los expectadores, por el esfuerzo que debiamos hacer para escuchar al actor. Con algunas modificaciones desde el punto de vista actoral y de la expresion corporal el texto hubiese brillado. Es mi humilde opinion.