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domingo, noviembre 24, 2024

Sobre las competencias preselectivas para los festivales de Laborde y Cosquín

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Existen muchas movidas en nuestra querida Salta y una de las más notorias es la del folklore. Tiene un abanico de versiones. Los solistas y conjuntos de cantores son los más destacados, sobre todo aquellos de versión oficial que son pagados y les sobra protagonismo pues son presentados en cuanto evento se festeja o se realiza desde la administración pública, ya sea desde el ejecutivo provincial o desde las distintas intendencias de la Provincia.

La multiplicidad de talentos cantoriles que rondan en las peñas, programas televisivos, fiestas particulares o sencillamente entre las familias y amigos completan la densa versión del canto folklórico salteño.

Otras expresiones como las habilidades culinarias, las artesanales, las tradiciones gauchescas y tantas manifestaciones llamativas y bellas caracterizan la altiva idiosincrasia salteña. Pero hoy viene bien hacer una recorrida, aunque más no sea rápida y somera sobre la danza folklórica.

¿Por qué apuntar a las danzas folklóricas?

Porque sencillamente el universo de bailarines, academias y adeptos es cada vez mayor y merece un análisis para su crecimiento, y lo que es más su preservación como expresión sana y pura de la tradición y personalidad del salteño.

Las danzas folklóricas tienen su generación y desarrollo, al menos en nuestra ciudad, en lugares como los centros vecinales, parroquias, clubes y asociación de jubilados, escuelas, en profesorado público, en academias privadas, contrataciones para fiestas, confiterías y pubs, en festivales y como así también en espacios familiares de tradición campestre y gauchesca. A beneficio de alguna causa noble, representando a alguna institución… por el solo hecho de mostrar el arte y también en presentaciones competitivas…

Es notoria la cantidad de actividad que existe en nuestro medio con el solo fin de poder bailar ya sea de manera individual o en ballet. No existe una codicia lucrativa, ya que el sacrificio de tiempo, esfuerzo y dinero no encuentran para nada una correspondencia económica en la mayoría de los casos. Prima la satisfacción por expresarse cultural y tradicionalmente en esta faceta propia del ser y sentir salteño.

Hay por lo menos dos versiones de competencias. Una se podría denominar de peso liviano y la otra de peso pesado. La primera obedece a las organizadas en el medio local, por profesores o academias que compiten para probar su nivel y de esta manera superarse en el arte de la danza folklórica en sus distintas versiones como lo pueden ser el baile tradicional, estilizado, malambo, cuadros argumentados, etc…aquí aún se preserva de alguna manera los códigos de honestidad, transparencia y hasta de confraternidad entre los bailarines y profes de las distintas instituciones. Realmente se vive un clima de familia, tradición y hasta de solidaria amistad.

Una cuestión totalmente contraria y opuesta parece suceder en las competencias que clasifican para integrar la delegación provincial a instancias nacionales como lo son, por ejemplo, los festivales cordobeses de Laborde y Cosquín. En las previas que se realizan a nivel local da la sensación de estar definido de antemano quienes clasifican.

¿Una crítica a los organizadores? ¿Un cuestionamiento a los jueces?

Según lo observado en este año llamó poderosamente la atención, fallas en ambos ámbitos. Jueces que no sabían diferenciar una recuperación de danzas tradicional y que con una expresión como “estuvo bonita”, en la devolución, califican tremendo trabajo no sólo de larguísimos ensayos sino también de investigación histórica y cultural in situ. Así sucedió en el pre Laborde del corriente año entre otras cosas.

Organizadores y jueces que no hacen respetar el tiempo estipulado por las reglas, como ocurrió, por ejemplo, en el pre Cosquín 2015, donde sólo una academia cumplió para la propuesta de danza estilizada en no más de diez minutos. O lo que es peor, considerar que la danza de un ballet rejuntado a último momento puede tirar abajo el trabajo de años de preparación por parte de las academias serias.

Inconcebible el criterio de hacer pasar a todos o a la gran mayoría a una final para el día siguiente, sin considerar la preparación de distintas danzas y cuadros para la segunda posible etapa. En realidad, de saberse así las cosas, no se hubiese sufrido el desgaste de actuar dos veces, de preparar por doble la presentación. Esto denota que la apreciación de los jueces y organizadores desconoce la actividad de las academias y están fuera del enfoque de la realidad y de la calidad folklórica en nuestro medio.

Si los organizadores y los jueces no están a la altura de los acontecimientos que se suceden dentro del mundo de las danzas folklóricas, de por seguro que causan frustraciones y animosidad entre los mismos profesores y bailarines, como viene sucediendo este año con estas competencias. Las redes sociales arden en expresiones de descontento y desagrado, las competencias pierden credibilidad y dejan, sobre todo a la juventud, con un profundo sentimiento de frustración e injusticia. Vergonzoso fue lo sucedido en el pre Cosquín 2015, donde por los resultados de neto corte favoritista, creó un clima de violencia entre los profesores, bailarines y organizadores…por favor señores organizadores no contaminen el ámbito de la danza folklórica con la desidia y la corrupción.

– Hugo Luis Daher

1 COMENTARIO

  1. Sobre las competencias preselectivas para los festivales de Laborde y Cosquín
    Tal vez el mal entendido término competencia es lo que lleva a muchos a usar distintos tipos de estrategias deshonestas para lograr el fin querido, que es el poder clasificar en este caso para el nombrado festival de “Cosquín”.
    Se manipula escrupulosamente con la ilusión de muchos jóvenes haciéndolos esforzarse inútilmente en una ardua preparación física y psicológica para el tan ansiado y competitivo momento que es la pre-selección.
    Pero… como muchos ya lo saben, o lo intuyen, el ganador será uno solo y por supuesto el mismo de todos los años. Ahora bien; esto se debe a la calidad competitiva de cada bailarín? O a la ayuda desmesurada y desvergonzada por parte de algunos o muchos padrinos?
    En fin. En muchos ámbitos, jueces, organizadores y demás, dejan mucho que desear…

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