Un estudio realizado por científicos de la Universidad Nacional de La Plata determinó que los niños urbanos en edad escolar presentan los mismos porcentajes de malnutrición que los que habitan en zonas rurales.
Durante muchos años, se ha tendido a creer que la desnutrición infantil es un problema presente en zonas empobrecidas y, al mismo tiempo, que el sobrepeso y la obesidad afectan a los sectores pudientes. Sin embargo, en América Latina, muchos estudios muestran elevados porcentajes de desnutrición asociados al sobrepeso y la obesidad en sectores carenciados.
A su vez, tradicionalmente, se ha creído que la ciudad presenta más oportunidades de trabajo y oferta de alimentos, por lo que se auguran mejores condiciones de vida que en el campo. Pero, muchos estudios han evidenciado que el rápido crecimiento de las ciudades ha provocado un incremento de la pobreza, el hacinamiento y el deterioro ambiental urbano que tiene consecuencias negativas sobre la salud, el crecimiento y estado nutricional.
Científicos del Grupo de Estudio de Nutrición y Crecimiento (GENyC) de la Facultad de Ciencia Naturales y Museo de la UNLP y del CONICET analizaron el estado nutricional de chicos de 3 a 14 años que viven en zonas rurales y urbanas del partido de Brandsen. En el estudio pudieron determinar que la mayoría de los niños que viven en condiciones de pobreza en ambos sectores presentan bajos niveles de desnutrición, pero altos porcentajes de sobrepeso y obesidad.
La investigación se realizó con 1368 escolares (48% varones y 52% mujeres) a los que se le realizaron mediciones como: peso, talla, circunferencia del brazo y pliegues cutáneos tricipital y subescapular Los resultados indicaron un 1.1 % bajo peso, 6,9 % de baja talla, 0.4 % de bajo peso para la talla, 12,1 % de sobrepeso y 9.7% de obesidad. Esta situación concuerda con los resultados informados para otras regiones de Argentina.
En diálogo con la Agencia CTyS, la doctora en Ciencias Naturales, investigadora del CONICET y directora del estudio, Florencia Cesani, explicó que “la tendencia que se observa en la mayoría de los países en vías de desarrollo es el aumento del exceso de peso infantil, que comprende tanto al sobrepeso como a la obesidad. Este tipo de malnutrición, debido principalmente al consumo de dietas desbalanceadas y al estilo de vida cada vez más sedentario de los niños, trae aparejados problemas vinculados con otras enfermedades como diabetes de tipo 2, hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer, problemas óseos y articulares, entre otros”.
Lejos de limitarse sólo a estudiar los hábitos alimenticios, los antropólogos biólogos toman en cuenta las condiciones socio-ambientales para analizar el estado nutricional. “El acceso nulo a agua potable y la eliminación de excretas en pozo ciego pueden hacer que los chicos tengan parasitosis intestinales. Estas parasitosis actúan de manera sinérgica, acompañando a la malnutrición, y pueden agravar los problemas nutricionales”, advierte Cesani.
Una “doble carga” de malnutrición
Según la antropóloga, Latinoamérica se encuentra en un proceso de “transición nutricional” donde antes “había altos porcentajes de desnutrición y está emergiendo la obesidad como un problema cada vez mayor”. Una especie de nueva tendencia en cuanto a la malnutrición.
Esta problemática se produce por la ingesta excesiva de algunos macronutrientes, que generalmente son lípidos e hidratos de carbono, y el déficit en el consumo de proteínas. “Hay casos de chicos con exceso de peso y anémicos o con déficit de masa muscular”, cuenta Cesani.
Aunque el sobrepeso y la obesidad se hayan convertido en la nueva tendencia en personas de bajos recursos, la desnutrición sigue estando presente en una escala menor. A este fenómeno se lo conoce como “doble carga” de malnutrición.
“Encontramos chicos con desnutrición y chicos con sobrepeso y obesidad. Hay casos en los que se encuentra la doble carga incluso en el mismo núcleo familiar. Parece paradójico, porque normalmente se cree que la obesidad es lo contrapuesto a la desnutrición, pero estamos hablando de carencias nutricionales que producen por el consumo de dietas desbalanceadas que pueden ser hipocalóricas e hipoproteica al mismo tiempo”– subrayó la investigadora.
Las consecuencias de la globalización
La antropología biológica se aboca al estudio del hombre desde un punto de vista biológico sin descuidar los aspectos ambientales, culturales y sociales que le son inherentes. Por eso, en sus investigaciones sobre nutrición, se presta especial atención a los problemas ocasionados por la globalización del mercado y la creciente urbanización.
“Lo que ocurre con el proceso de urbanización en América Latina es que, aparte de ser muy rápido, no es planificado. Las familias rurales que migraron con el objetivo de conseguir mejoras laborales empiezan a ubicarse en la periferia de lo que son los núcleos urbanos. Éstas son zonas que no siempre cuentan con los servicios básicos ni las características socio-ambientales adecuadas para tener una buena calidad de vida ”, cuenta la antropóloga bióloga.
Las marcadas diferencias socioeconómicas hacen que hoy exista lo que la antropóloga Patricia Aguirre llama “una dieta de los pobres y una dieta de los ricos”. La primera, más barata, se basa en hidratos de carbono, grasas y azúcares. En tanto, la segunda incluye mayor cantidad de carne, productos lácteos, frutas y verduras ricas en micronutrientes.
“Es un problema que hay que trabajar ya. Como está vinculado claramente a hábitos alimentarios, y los hábitos uno los adopta desde chicos, es importante que empiecen a comer variado, sano y a tener actividad física. Hay una tendencia al consumo de alimentos procesados, los cuales son muy ricos en grasas e hidratos de carbono y azúcares”, concluye la investigadora.
– Gaspar Grieco (Agencia CTyS)