Es posible hablar de tradición en el ciclo “Todos al Escenario” que creara la directora del departamento de Música de Cámara la pianista María Fernanda Bruno conjuntamente con Claudio García Bes que por ese tiempo, hacen casi diez años, era el Sub Secretario de Cultura de la Provincia.
Salta, martes 13 de marzo de 2018. Teatro Provincial. María Fernanda Bruno y David Benítez (piano). Victor Muradov, Inga Iordanishvili, Aleksandre Urushadze, Rocío Rojas, Miguel Buchhalter, Sabrina Liendro y Angel Martínez Haza (violín). Augusto Brito y Romina Granata (violonchelo). Cecilia Borzone, Santiago Clemenz y Marina Tiburcio (flauta). Hernando Mena y Mauricio Torres (viola). Eugenio Tiburcio (clarinete). Emilio Lépez (oboe). Elenko Tabakov (corno). Karina Morán (fagot). Carolina Varvará (arpa). Música de Cristoph Gluck (1714-1787), César Franck (1822-1890), Ernest Chausson (1855-1899), Maurice Ravel ((1875-1937), Jean Francais (1912-1997) y Antonin D’Vorak (1811-1904).
Tradición significa en este caso, que estas presentaciones, bajo este título ya forman parte de la actividad musical de la ciudad y por tanto, ya tiene el público que desde los puntos de vista cuantitativos y cualitativos es lo acostumbrado en cualquier parte del mundo cuando de música de cámara se trata.
La presentación de esta noche fue meritoria por varios aspectos de los cuales los más importantes fueron mostrar un abanico de diferentes períodos y estilos musicales, la participación de veintiun músicos que por razones presupuestarias lo hicieron sin retribución alguna lo que habla a las claras que prestan su apoyo al ciclo comentado, por vocación o como se dice vulgarmente, por amor al arte. La mayoría son músicos que en general participan de los conciertos semanales con la Orquesta Sinfónica y sin embargo han encontrado el tiempo para leer, preparar, estudiar sus partes como para lucirse en cada interpretación. Sin duda sirvió para que el público vuelva a conectarse con las expresiones camarísticas.
Desde la Danza de los Espíritus Benevolentes de la ópera de Gluck “Orfeo y Euridice”, el canto de la flauta de Cecilia Borzone debidamente apoyado por el piano de María Fernanda Bruno, es un enternecedor pasaje que representa a Orfeo y su dulce voz, conmovedor porque está buscando desesperado a Eurídice. Luego vino un exquisito Quinteto en la menor para piano y cuerdas del belga César Franck que exterioriza un drama desde su primer acorde conjunto. Especial mención para el piano de David Benítez, acompañado por Urushadze, Rojas, Mena y Brito. A continuación un alumno de Franck, me refiero a Chausson de estilo personal íntimo.
Fue uno de los pocos compositores de gran comodidad económica lo que no jugó para nada a raíz de su talento natural para la música que trajo como consecuencia el abandono del ejercicio de la abogacía dejando de lado su título habilitante. Bruno, Martínez Haza, Urushadze (viola) y Granata en estupendo cuarteto. Le siguió el arpa de Varvará con los Tiburcio y un estupendo cuarteto de cuerdas, Buchhalter, Liendro, Torres y Granata que entregaron una bellísima página del refinado, sobrio y exótico Maurice Ravel. Apareció uno de los llamados compositores menores, Jean Francais en un original y atractivo quinteto para vientos por Clemenz, Lepez, Tiburcio otra vez, Tabakov y Morán.
El cierre fue nada menos que para el primer movimiento del Quinteto para piano y cuerdas op. 81 tremendamente sensible basado en motivos propios de su tierra desgranados por el gran nacionalista checo Antonin D’Vorak. Irreprochable el piano de Bruno, los violines de Muradov e Iordanishvili, la viola de Urushadze y el violonchelo de Granata.
Si bien la música de cámara generalmente es para grupos chicos, la idea de mostrar mas de dos decenas de ejecutantes embarcados en este ciclo abre una puerta para futuras presentaciones que merecen el apoyo de los oyentes.