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Tradiciones y leyendas en el Ballet Folklórico de Salta

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El maestro Lazo Jiménez es un hombre completamente entregado a su tarea con un importante bagaje técnico-artístico.

Salta, viernes 21 de junio de 2013. Teatro Provincial. “Sombras del Averno” por el Ballet Folklórico de Salta. Adaptación, libro y coreografía de su Director Maestro Roberto Lazo Jiménez.

La idea de plasmar una historia coherente, con hilo conductor, del maestro Lazo Jiménez, devino en un ballet hablado titulado “Sombras del Averno”. Inicia con la ingenuidad y simpleza del gaucho que habita en un pueblo cualquiera de nuestro país. Hay una pareja que se casa -Juana y Silverio- con la alegría y buenos auspicios de todos, salvo el del viejo padre de la novia que en el fondo y merced a su paternidad protectora, no asume totalmente que su hijita será, como lógicamente sucede, de un hombre. La madrina de ellos es Fernanda, a un par de meses de dar a luz a su hijo, que ruega ese también sea el futuro de sus ahijados. Sin embargo pasa el tiempo y no llega el heredero. El nuevo matrimonio hace todo lo que está a su alcance pero Juana no queda embarazada y del dolor se pasa a la desesperación.

Silverio, decide recurrir a la ayuda del Zupay, que reina en la Salamanca, lugar donde se reúnen brujas y demonios para hacer sus aquelarres. Muerto de miedo pero con su hombría a cuestas, sortea diferentes obstáculos hasta llegar al Diablo con el que concreta el pacto por el cual, a cambio de un vástago, entrega su alma.

Juana queda embarazada y pronto a nacer el retoño, se realiza una gran fiesta en el pueblo con la participación de las familias, amigos y vecinos de la feliz pareja. Lo que nadie esperaba es que el Zupay aparezca en la fiesta a cobrar cruelmente la deuda que inesperadamente fue la muerte del bebé a nacer y su madre seguida de la consiguiente desesperación de Silverio.

Como se sabe, la danza es una de las manifestaciones más fieles para mostrar la raíz folclórica de un pueblo. Pero ella trae consigo la música, las costumbres, las tradiciones, las leyendas, sus ropajes. El Ballet Folklórico de Salta, creado luego de la orquesta sinfónica y el ballet clásico, vino a sumar tres cuerpos artísticos básicos de la cultura salteña. El maestro Lazo Jiménez, estudioso, premiado, multidisciplinario, es su director en cargo ganado largamente en el concurso llevado a cabo en la búsqueda de un conductor. Ya estoy convencido del acierto de la elección. Es un hombre completamente entregado a su tarea con un importante bagaje técnico-artístico, pero fundamentalmente con el amor por la tarea encomendada. No es poco. Resolvió la historia comentada antes con maestría indudable. Su cuerpo de baile casi no tuvo baches. Cada uno cumplió acabadamente con lo suyo. Emiliano Jira y Belén Jaramillo (pareja central), Daniel Espoz (Supay y sus patas de cabra), Jimena Marucci (bruja mayor), Cármen Cerretti (el cuervo), el invitado Grupo Estampas, fueron figuras destacadas aunque el resto tuvo elevado nivel. No lo dice el programa de mano pero el responsable de la iluminación, Nicolás Farfán, fue magistral. La masterización musical irreprochable aunque se perdieron algunos parlamentos. Bien los músicos invitados Guanca, Gemio Córdoba y Liendro. Finalmente los temas musicales muy bien elegidos, con arreglos modernos, llamativos y el destaque de La Pomeña (Gustavo Leguizamón), La Salamanca (Arturo Dávalos), La Tristecita (Ariel Ramírez).

Debo reconocer que las versiones folclóricas de las danzas, quizás tengan distancia con las originales por los retoques, nuevos movimientos, una coreografía clara y ordenada, pero el colorido, la prestancia, la finura fueron logrados sin exceder el límite del buen gusto.

– Ilustración de portada: Nelly Orietta

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