Una compleja trama de mezquindades e incapacidad de la burguesía argentina, logró destruir el ferrocarril, y hoy transporta por camión lo que antes se hacía más eficientemente.
A fines del siglo XIX y principios del XX, la burguesía incipiente de la República Argentina llegó a construir casi 20 km diarios de vías férreas modernas y eficientes para el uso que la clase dominante le quería dar. Veinte kilómetros diarios. Así llegó hasta los 47.000 kilómetros de vías férreas en el territorio nacional, comunicándolo con tres países y haciendo bioceánica a la atlántica Argentina.
Esta semana hemos escuchado en repetidas ocasiones al Dr. Randazzo contar la hazaña (sic) que había logrado su gestión: 23 kilómetros de cambio de vías, no de construcción de un ferrocarril, sólo de cambio de vías, en un tiempo récord: ¡casi un año!. ¿Esta es la eficiencia tercerizada?. ¿Esto es evitar el Estado paquidérmico?
La tragedia de Once está inserta en la tragedia del desguace que todavía hoy continúa del Estado Argentino. En los últimos años los ferrocarriles de toda la Nación causan más de 300 muertos en accidentes (todos los años). Este es el producto logrado con la complicidad – como dicen los familiares de las víctimas – de políticos corruptos, sindicalistas corruptos, y empresarios corruptos. Esa trilogía que hoy todavía impide la estatización inmediata y sin pago de todo el sistema ferroviario, incluida su operatividad. Desde el gobierno, se insiste en pagar fortunas a empresas para que operen espantosamente mal los Ferrocarriles Argentinos. Desde los sindicatos privatistas argentinos, también apoyan. La fuente de corrupción más grande que puede aspirar un modelo capitalista dependiente como el argentino, es mantener esta trilogía perversa en el manejo de los bienes del Estado nacional; el negocio de los subterráneos, que pertenece a Benito Roggio, se inscriben en esta misma línea.
A principios de siglo XX, el objetivo burgués era lograr llegar al puerto de Bs. As. con las mercancías para abastecer Europa. Cien años después el objetivo es – fundamentalmente – llegar a la Hidrovía para abastecer Asia. Una compleja trama de mezquindades e incapacidad de la burguesía argentina, logró destruir el ferrocarril, y hoy transporta por camión lo que antes se hacía más eficientemente.
Quizás, para mejorar el resultado económico de ciertas regiones, y para seguir generando negocios corruptos, intenten reactivar – siempre tercerizando – algunas regiones por dónde circulaba el Ferrocarril General Belgrano. Por supuesto, Macri (Franco) y el gobierno nacional que encabeza la presidenta Cristina Fernandez van a participar del negocio de compra de materiales en China, y seguramente (la historia así lo indica), ya buscarán a alguien para que opere el negocio pagando dos cánones: uno en blanco y uno en negro.
Los familiares se refirieron a lo que ellos creen fueron las causales del accidente, pero en realidad, son solo la consecuencia de la privatización y de los intereses mezquinos del sistema capitalista, donde siempre se prioriza la ganancia de la clase dominante. Para lograr extirpar la putrefacción de los sindicatos argentinos no se puede pedirle al Estado ni a la justicia burguesa que lo haga, es una tarea indeclinable de los mismos trabajadores ferroviarios, no parece ser el peronismo, impulsor y beneficiario de estas políticas el que esté llamado a modificarlas, sólo los obreros tienen en sus manos la posibilidad de hacerlo.
Por eso, el gobierno va cambiando sus amigos sindicales, pero siempre están ligados al negocio. Es tarea principal de los comunistas aportar a la modificación de la correlación de fuerzas en el movimiento obrero argentino y explicar y analizar con los Familiares de las Victimas las causas profundas de esta tragedia.
Ante estas circunstancias debemos retomar y desarrollar con ímpetu una gran campaña nacional para recuperar una politica ferroviaria que este al servicio de las necesidades de nuestro pueblo y que requiere de manera insoslayable de la reestatización de todo el sistema ferroviario, con control de los trabajadores y usuarios. Será un paso fundamental, si pretendemos tener verdadera soberanía sobre los resortes estratégicos de nuestra economía. (El revés de la trama)