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lunes, noviembre 25, 2024

Un año nefasto para el empleo, y el 2017 luce complicado

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Mauricio Macri dijo que había 1,5 millón de empleados públicos de exceso, y sus colaboradores admitieron haber echado a 11.000, mientras la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) contabilizó 37.627 en las distintas esferas del sector público en el 1er. cuatrimestre.

Al final se terminó engrosando la plantilla e ingresaron más de los que se fueron. Se pararon obras públicas, se cerraron empresas de Lázaro Báez en vez de intervenirlas, hubo despidos en talleres textiles, metalmecánica, industria automotriz. Hoy 6 de cada 10 argentinos tienen algún problema laboral, según el Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano.

Un abogado de apellido ilustre, amigo de José Luis Espert, que supo pasar por el Ministerio de Economía al comienzo de la gestión, no ocultaba su fastidio en rueda de clientes ante la recurrente impericia que demuestran los funcionarios que integran el equipo de Mauricio Macri, lo cual genera desempleo donde no era necesario: “Se enamoraron de los discursos y desactivaron las empresas de Lázaro Báez desde que lo metieron preso, cuando lo que el Banco Central hubiera podido hacer, dadas sus facultades, era intervenir la administración y que siguieran funcionando mientras se dirimen las causas judiciales. Lo mismo vale para la ejecución presupuestaria de obra pública, que la paralizaron durante meses mientras revisaban contratos. Nos hubiéramos ahorrado puntos de recesión y problemas de empleo al no detener la rueda como se hizo”, se lamentó.

No se trata de búsquedas de pelos en la sopa, como sería el modus operandi opositor kirchnerista, sino que es una crítica que le llega a la Casa Rosada “por derecha”.

Aunque no hagan aporte al índice de desocupación, el personal de las empresas petroleras que lo mandaron a su casa mientras discuten la rentabilidad de las explotaciones de hidrocarburos con el gobierno nacional y provincial podría afirmarse que “tiene problemas de trabajo”.

La alusión venía a cuento de la publicación que había hecho el INdEC de los puestos de trabajo y remuneraciones de los asalariados registrados, de lo que se desprendía que en el 1er. semestre de 2016 se perdieron 118.000 empleos en el sector privado (una caída del 1,8%) y que también había disminuido la cantidad de empresas registradas (hubo 6.100 menos, una baja del 1,1% respecto a fines de 2015), según datos de las bases del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y de información provista por la AFIP.

Empleos sin calidad

Para refrendar esa sensación, el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano difundió un informe en el que señala que el 60% de la población económicamente activa tiene problemas de empleo.

Llega a esta conclusión después de sumar los desempleados (9,3% de la población económicamente activa), los subocupados y ocupados que buscan trabajo (23,4%) y los sobreocupados (26,6%). De modo que un 59,3% presenta problemas de empleo y sólo un 37,2% tendría un trabajo “normal”.

O sea, sobre un total de 20 millones de integrantes de la población económicamente activa, sólo 7,4 millones estarían en esta última condición.

Por otro lado, del total de 14 millones de asalariados, un 33,4% no está registrado, es decir que carece de descuento jubilatorio y obra social. Esto totaliza unos 4,7 millones de trabajadores que, además, ganan entre un 30 y un 50% menos que lo que obtendrían por igual empleo en blanco. Esa informalidad cae al 7,8% en Tierra del Fuego, pero trepa al 44,8% en Salta y al 42,3% en Tucumán.

Luego de que el INdEC reanudó la publicación de estadísticas veraces, aparecieron datos que describen un panorama nada auspicioso en el mercado de trabajo, pero que en la calle se notaba.

“Esta radiografía plantea un enorme desafío. Es preciso crear empleo, pero sobre todo empleo de calidad, que permita no sólo reducir la desocupación y la subocupación, sino también disminuir drásticamente el empleo informal y precario. Para ello, se requiere un verdadero shock de inversiones productivas que dinamice el crecimiento económico y la demanda de trabajo”, indica Víctor Beker, director del CENE.

Si se considera que la población argentina es de 44 millones, los desempleados ya son 1.882.320. Es decir, que 688.160 habían perdido su trabajo entre septiembre de 2015 y junio de este año.

Los despidos estatales, ausencia del Ministerio de Trabajo ante las masivas desvinculaciones y suspensiones privadas, devaluación, quita de retenciones, escalada inflacionaria y tarifazo contribuyeron al aumento de la desocupación desde que asumió Mauricio Macri en el Ejecutivo, según el K El Destape Web.

Analizados los cambios en el empleo por provincias por provincias, en sólo 4 de las 24 se crearon puestos de trabajo privados en 2016: La Rioja (7,2%), Tucumán (3,1%), Misiones (2,5%) y La Pampa (1,4%).

Sin embargo, las mayores caídas porcentuales se dieron en Tierra del Fuego (-12,2%), Jujuy (-10,8%) y Santa Cruz (-8,9%).

En 10 de los 15 sectores se vio una caída del empleo este año, liderado por el sector de la construcción, en el que se perdieron 45.000 empleos (-10,3%); el inmobiliario (-3,4%) y la industria manufacturera (-2,2%), ambos con 28.000 puestos de trabajo menos.

Entre los 5 que crearon trabajo se destacan el de la enseñanza (con 8.000 empleos generados), los servicios sociales y de salud (casi 4.500 puestos) y el de intermediación financiera (poco menos de 2.000 empleos).

Finalmente, la remuneración neta, un valor aproximado de la remuneración de bolsillo, aumentó un 34,6% entre el 2do. trimestre de 2015 y el mismo período del 2016.

Según el IPC de la Ciudad de Buenos Aires, la inflación en ese período fue de 47,1%.

El Economista realizó un relevamiento poco esperanzador sobre el panorama de empleo.

Según María Laura Calí, directora de SEL Consultores, las empresas vienen de un semestre de recortes en sus dotaciones, con énfasis en las empresas de menor tamaño, y para lo que resta del 2016 es esperable apenas la mantención de las plantillas.

Consultados acerca de cuándo comenzarán a generar nuevos puestos de trabajo en sus propias compañías, el 63% de los 1.500 ejecutivos relevados respondió que a partir del año que viene, contra el 8% que recién espera hacerlo en 2018.

Si se observa específicamente a las pymes, hay expectativas de reactivación en el 2017, pero también una proporción acentuada de empresas (21%) que ven mejoras recién para el 2018.

Más de dos tercios de los empresarios señalaron como factor determinante para dar impulso al empleo la reactivación económica por sobre otros factores como las mayores certidumbres políticas, por ejemplo.

Calí señaló que hay una alta proporción de empresas, tanto grandes como pequeñas, que tienen vacantes sin cubrir, lo que ofrece un margen de expansión considerable para el empleo formal. “Las oportunidades están, pero tienen que ir acompañadas de una mejor perspectiva económica, porque si no, no se van a concretar, como de alguna manera está pasando ahora”, precisó.

Economía y empleo

“El crecimiento económico no genera por sí un aumento del empleo, aunque por supuesto lo favorece, pero muchísimo menos genera el aumento del empleo de calidad. Para eso se requieren políticas públicas”, opinó Claudia Dadani, investigadora de temas laborales en la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Dadani sostuvo que el año está cerrando “muy mal no sólo económica y laboralmente, sino que está cerrando muy mal para las condiciones de vida de las personas”.

En este sentido, advirtió sobre la importancia de articular acciones para evitar que se destruya más empleo de calidad porque, según muestran las dinámicas nacionales de los últimos años, “las condiciones laborales se deteorioran rápidamente, pero no se recuperan con la misma velocidad cuando los ciclos económicos experimentan algún repunte”.

La investigadora sostuvo que incluso si la apuesta de crecimiento económico se concreta en 2017 y hay una recuperación de la ocupación y una baja de la desocupación, es dable esperar que contemos con “un piso más alto de trabajo precario”, favorecido por el proceso recesivo actual.

Según los últimos datos del INdEC, el empleo informal se mantiene en torno al tercio del total de los asalariados (para el 2do. trimestre de año fue de 33, 4%).

Sectores

En el mismo sentido, Matías Maito, coordinador del Círculo de Estudios Laborales (Celab) de la Universidad de San Martín, dijo que es necesario mirar con lupa aquella premisa del Gobierno según la cual hay que orientar todas las políticas a la atracción de inversiones, porque éstas redundarán en crecimiento económico y, a su vez, derivarán en una expansión del empleo.

“La llegada de inversiones efectivamente puede impulsar el crecimiento, pero sería importante ver en qué sectores de la economía se vuelcan estas inversiones, porque hay sectores que son mayores generadores de empleo y otros que no”, precisó.

En este aspecto, resaltó que, así como “el parate en la construcción y la crisis del sector industrial fueron los principales motivos de la destrucción de empleo” durante el 1er. semestre del año, estos 2 sectores pueden ser los mismos que aporten a la recomposición del empleo si se los estimula.

Según la mirada de Jorge Colina, además de la industria, el impulso a los servicios también será clave para la creación de nuevos puestos de trabajo en los próximos años. Las industrias manufactureras y el comercio son, vale recordar, los dos sectores que más trabajadores emplean en el país.

Calí, por su parte, dijo que entre las empresas relevadas no pudieron advertir la inminencia de una “explosión positiva” en ningún sector en particular, dado que “las empresas en general están en un situación de stand by”.

Políticas públicas

Para Colina, economista de Idesa, si bien el crecimiento económico es condición necesaria no es suficiente para resolver los déficit estructurales del empleo.

“Es imprescindible dinamizar la inversión y la producción, pero para que el crecimiento acelere las soluciones a los problemas sociales hacen falta buenas políticas tributarias, educativas, laborales y asistenciales”, precisó.

Para atacar la informalidad, consideró prioritario establecer condiciones tributarias que alienten la creación de empleos en blanco y reformar “las muy altas cargas sociales. Hay que dejar de poner foco en bajar la presión impositiva de los salarios vía disminución del impuesto a las ganancias –que sólo afecta al 10% que ya tiene empleo y altos salarios– y priorizar la reducción de la presión sobre los salarios vía reducción de las cargas sociales –que beneficiará a los que no tienen empleo o que, teniéndolo, ganan poco”.

Además, consideró necesario dinamizar la inversión en educación, capacitación y las políticas acompañantes. “Esto ayudará a que los beneficios del crecimiento lleguen a las familias pobres y a las zonas más rezagadas”, dijo.

Como ejemplo, mencionó la necesidad articular la estrategia de promoción del empleo con políticas de maternidad responsable y centros de cuidado infantil.

“No hay que perder de vista –agregó– que las mujeres de los hogares pobres son las que enfrentan barreras infranqueables para incorporarse al mercado de trabajo”.

Magnitudes

“Actualmente se estima que la población del país se ubica en torno de 43,5 millones de personas y crece a un ritmo de 1% anual. Si asumimos que la tasa de actividad se mantendrá estable en 46%, entonces Argentina deberá crear más de 200.000 puestos por año sólo para mantener constante su tasa de desempleo y, si espera reducir ese ratio a un ritmo de 1 punto porcentual por año y llegar a 2019 exhibiendo una tasa de desempleo cercana al 6%, la creación anual de empleo deberá estar en torno a 400.000 puestos”, calcularon desde la consultora Ecolatina.

De todos modos, señalaron que será difícil que el mercado laboral muestre ese dinamismo si la economía no crece, al menos, 4% por año de forma sostenida a partir de 2017, “lo cual a la luz de nuestra Historia, no es un ritmo fácil de alcanzar”.

Para Juan Luis Bour, director y economista jefe de Fiel, por la tasa de elasticidad empleo-producto es dable esperar que si la economía crece 3% o 4% durante el año próximo, el empleo se expanda alrededor de 1%, lo que mantendría todavía lejos la meta oficial de crear 250.000 puestos de trabajo por año.

De todas maneras, Bour considera que una vez utilizada la capacidad ociosa se pueden crear más empleos en los años sucesivos si se mantiene esa tasa de crecimiento.

Por otra parte, en el Gobierno sostienen que mucho va a depender de los sectores que lideren la recuperación de la economía y consideran que si la obra pública toma impulso se podrían llegar a crear 250 mil empleos por año.

“Mi impresión es que, en un período de buen crecimiento, Argentina podría aspirar a un desempleo de entre 5% y 6%”, consideró Luciano Cohan, director de Elypsis. Y agregó que ese sería un número saludable, incluso en comparación con los de otras economías en proceso de crecimiento.

Según el economista, “que caiga 1 punto el desempleo por año sería un número aceptable y para eso estimo que se necesita una economía creciendo alrededor de 3 puntos”.

De acuerdo con la percepción del economista Martín Tetaz, si la economía argentina se reactivara, crecería a partir del año que viene y mantiene ese crecimiento podría lograrse bajar “con relativa facilidad” hasta el 7% la tasa de desempleo.

“Más allá del 7% vamos a necesitar trabajar más profundamente en los determinantes estructurales”, consideró.

– Urgente 24

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