¡No puedo creer!, Argentina en el mundial 2010, y para colmo de los colmos de la mano del Diego, algo que hasta hace unos días era imposible de imaginar. En fin, los milagros aún suceden o ¿será que la mano de Dios sigue acompañando a este personaje Argento?
La realidad es que la pasión de millones de argentinos se vio potentemente exaltada con el 1 a 0 a Uruguay y qué va a hacer, son cosas del cuore nuestro. Con esto disfrutamos y nos creemos felices, es verdad que los argentinos estamos pa’ más, pero es verdad también que a veces nos conformamos con ilusiones y emociones.
Pero aquí el Diego se trae consigo mismo un mensaje, o mejor una denuncia que es hora de aclarar face to face entre el público y los periodistas.
Para muchos de estos últimos, parecería que el oyente o el televidente es un ser diminuto y pasivo, un “tábula rasa” dirían los conductistas del siglo pasado, es decir, lo que se le echa dentro lo carga, lo que se talla queda, como si las personas serían frascos vacíos que hay que llenar -para muchos- con cualquier porquería o tratarlos como a cualquier porquería… En realidad se trata así al informado en la mayoría de las veces: como una porquería. Otros dicen: “si hay demanda hay que darle al pueblo lo que quiere” y así arrasan con la evolución y el crecimiento natural y sano de millones de personas. Es como darle alcohol en la mamadera a un bebé ¡total lo toma! o un pucho o droga en fin… lo que le entre…
¿Por qué digo esto? Resulta que la función del periodista es informar y en base a este mandato que hay que cumplir como primero y esencial, no pocas veces se descuidan los efectos que cause en las personas la maquinaria de vender noticias o propagandas, la maquinaria de instaurar ideologías o invadir culturas para dominarlas, por sobre todo, debe seguir su marcha firme, poderosa y dictatorial.
No puedo creer que ante el “fariseísmo” periodístico hasta la misma FIFA se prenda: claro está son poderes hermanados. Y ahí andan queriendo sancionar al Diego por excesivas palabras, por discriminación, por ofensa a los caballeros de algún linaje periodístico. ¡Déjense de joder! Sería más serio por parte de no pocos agentes de la información hacer una mea culpa y reflexionar sobre los efectos que causan al intentar cumplir con el mandato de informar, que muchas veces de mandato pasa a ser escudo contra los desastres que causan en no pocas personas y ni hablar de la distorsión que se produce en la “opinión pública”. No es venial informar y se debe ser consciente de los efectos que se alcanzan.¡Jamás se de debe traicionar a la verdad o manipularla! Y aquí con el escudito vale todo.
La reacción en cadena que se produjo ante los insultos del Diego, que no son justificables pero que es claro el mensaje que traen, las colas de pajas de cientos y cientos de periodistas no hacen más que avalar la denuncia maradoniana.
A no pocos medios les hace falta un cacho grande de transparencia, interés por el bien de la gente, fidelidad a la verdad, actitud constructiva y tantas cosas más que hacen a la dignidad de la persona y empecemos por considerar los más indefensas: niños, los pobres, los excluidos…mediatizar para dignificar a la gente y no para idiotizarla o engañarla…así que a rasgarse las vestiduras al carajo, más valiente sería asumir la parte que corresponde de la conducta de cada uno que echarle toda la bosta al otro. Es una cuestión básica de justicia.
– Nota relacionada:
Maradona y Tomás Moro
http://www.salta21.com/spip.php?article2508
Un diez para el Diego
Hola Hugo, que tal!!, creo tener una respuesta a todo esta manipulación de la prensa con respecto a la “verdad”, en realidad todo este manejo de la información es relativo, veo con claridad que los argentinos nos conformamos cada vez más con cada vez menos, todo lo “poco” que se nos ofrece nos parece mucho, placentero y en el peor de los casos, nos parece justo, es que hemos perdido el sentido de lo verdaderamente agradable, nos conformamos con migajas, no solo con de la de grandes poderosos sino también de pequeños mediáticos, basta con que nos cause un poco de placer para incorporarlo en la lista de los mandamientos, la mediocridad intelectual a la que hemos llegado muchas veces nos obnubila dejando pasar todo lo que se “logra” con poco o nada, al plano de grandes esfuerzos.
Pero también no debemos situarnos en el papel de grandes victimas de todo este consumismo, que no hace más que encerrarnos en ese mismo frasco del que conductistas del siglo pasado consideraban nuestra cuna, como bien lo dijiste, sino que todo este resultado que se va manifestando día a día con fuerza imponente e invencible, esta condimentado también de nuestro aporte, que es justamente esa aceptación por parte del consumidor a toda la degradación de la mayor parte de la prensa. Esta realidad, me remonta a esa famosa frase de Sor Juana Inés de la Cruz “quien peca mas, el que peca por la paga o el que paga por pecar…”
Pero como el placer hoy en día es el único cable a tierra que se plantea como solución de problemas, y no solo como solución a problemas sino también como alimento diario de todos, seguiremos hundiéndonos y hundiendo a nuestros hijos en todo lo que la prensa nos presenta tan y no tan sutilmente.
Mientras no tomemos conciencia de la joya que es el hombre en cuanto creación de Dios no podremos levantar la mirada y aspirar a un futuro mejor, seguiremos conformándonos con esas migajas que hoy en día nos llenan, un “1 a 0” del equipo de Maradona, las groserías del técnico, la mediocridad de la publicidad, la ruina de pensamientos, y tantas otras pequeñeces que nos parecen grandezas, que conformistas que somos, pero mientras no nos quiten el chupetín todo seguirá calmo, con tal “perro que ladra no muerde…” y así somos los argentinos??, (nos quejamos de lejos).
La comida del chancho
Gracias Carina por tu aporte!, realmente es como vos dices, la culpa de esta situación de chatura social que aporta la prensa a la cultural ambiente, también tiene que ver con el consumidor de las noticias y de los aportes mediáticos en general, pero ¿quién tiene mayor culpa? (y por favor válgame la expresión como una metáfora y no como una expresión peyorativa de la gente común, con la cual me siento totalmente identificado) ¿»el chancho o quién le da de comer?».
La exortación implícita a poner voluntad para ser exigente con la sociedad de consumo, con lo que nos ofrece, es un punto de vista buenísimo y este es el esfuerzo que nos cabe a todos para elevar nuestra condición de creaturas bellas: «sentirnos principalmente y primeramente dignos cada uno de nosotros mismos»
Quizas, caso contrario, seremos como cómplices de la bajeza humana,como socios ilícitos de la empresa destructora de la dignidad del hombre; estaremos aportando un cartucho más para el exterminio colectivo del ser humano, porque realmente la muerte de la persona comienza por el sometimiento de su dignidad a las cosas y actitudes efímeras desvalorizando la existencia que es lo más bello y rico que poseemos cada uno de nosotros y por lo tanto lo que más hay que cuidar.
Atte Hugo Luis Daher
Un diez para el Diego
Hola Hugo!
Soy Florencia hace tres años que no vivo en Argentina solo sigo la prensa a través de medios digitales como Pagina 12, Clarin (para ver como un medio puede desinformar) y por supuesto salta 21. Creo que el problema que señalas en tu artículo es generalizado en la prensa mundial, tengo amigos periodistas en Barcelona, en Brasil y Londres, allí pasa lo mismo.
Sin embargo pienso que lo de Maradona pasa por otro lado, refleja la incapacidad para recibir críticas y la intolerancia ante el pensamiento ajeno. Como la prensa, creo que por primera vez, no fue obsecuente con el «dios argentino», este no aceptó la opinión ajena y decidió denigrar a la persona que la expresaba. Lo peor es que Maradona sigue siendo un exponente para muchas personas (lamentablemente).
Y esa incapacidad para recibir criticas es la que nos hace ser vistos en el extranjero como unos soberbios, porque nosotros como él, «nos las sabemos todas» …. yo a Diego le pondría un cero!
Demás con mi viga…
Estimada Florencia:
Es muy grato tu comentario y de verdad sirve para enriquecernos mutuamente junto a los lectores de este apreciado medio.
En realidad no me interesa poner en tela de juicio la conducta del Diego, demás tengo con la mía para conducirme a diario… pero si quiero recuperar el mensaje que subyace en todo este polvorín periodístico que se armó y que al parecer no es en vano.
Como vos dices, “es un tema generalizado en la prensa mundial” y justamente a esto quiero apuntar, a la influencia que los medios producen en la opinión pública, a la obsecuencia de tantos comunicadores sociales (me viene a la mente la obediencia debida y me causa repugnancia saber que no halla conciencia subjetiva en muchos puestos de trabajo y más en este tan importante como lo es el periodismo), dejando de lado la ética que se debe a la persona que se informa y ni que hablar de los atropellos con aquellos que son objeto de la información.
Que el tema de la información se lo acepte como parte del sentir común y diario no significa que esté bien…que nos informemos es como cuando consumimos, debemos ser absolutamente exigentes con la verdad que se nos propone, con el producto que se nos ofrece. El engaño y la manipulación a veces se asume como algo normal porque caemos en una manera de esclavitud, quizás la peor de todas: “creernos indignos”, “conformarnos con miserias” y la verdad que la persona humana es lo más precioso que se pueda ver entre las existencias que nos rodean y se merece lo mejor de entre todo lo que nos rodea empezando por el trato justo entre los pares.
Dices que “la prensa no es obsecuente con el dios argentino” y estoy de acuerdo a no ser obsecuentes con diosesitos pero te puedo asegurar que esta misma prensa, no pocas veces, rebosa de soberbia, arrogancia y omnipotencia, es decir, se cree la gran diosa.
Atte Hugo Luis Daher