La medida tomada por la presidenta Cristina Fernández de intervenir YPF y enviar al Congreso un proyecto de ley para expropiar el 51% de las acciones en manos de REPSOL resulta sumamente positiva y expresamos todo nuestro respaldo a esta.
La medida debe ser considerada como un importante primer paso que esperamos se profundice en dirección a recuperar la renta petrolera argentina.
En nuestra visión, recuperar totalmente YPF significa no sólo avanzar hacia su restatización, sino transformarla en una empresa pública gestionada por el Estado y los trabajadores.
La crisis a la que se ha llegado en materia energética es total, y es absolutamente necesario que la política depredatoria llevada adelante por REPSOL debe ser condenada sin atenuantes, al igual que la insolencia de sus directivos y del gobierno español, pero es tan cierto como eso no olvidar que el problema que hoy enfrentamos se generó cuando se pasó de entender a la producción petrolera no como una cuestión de Estado y soberanía, sino como una cuestión de mercado, y ese fue el sentido de la privatización impulsada por el gobierno justicialista de Carlos Menem.
YPF fue deliberadamente entregada por una fracción de su verdadero valor para ser sometida a un proceso de explotación irracional con abandono de la inversión y la explotación. Como consecuencia de esto, la crisis energética argentina es tan grave que sería ingenuo pensar que la misma se resolverá mágicamente con esta importante medida. La solución a este problema requerirá de inversiones y de tiempo, para lo cual es necesario planificar un plan energético integral que apunte a disminuir la dependencia de combustibles como el gas y el petróleo para potenciar, por ejemplo, la energía hidroeléctrica y otras formas alternativas de producción de energía.
Muchos se preguntan cómo se pudo llegar a esta situación tan crítica. Sin duda, pesaron en los últimos años diversos factores, entre otros, el contar con mayores recursos financieros en el país y una mayor producción local para hacer frente al consumo.
También ha pesado en esto que, durante largo tiempo, se compartió la política que derivó en la privatización.
Para modificar esta situación, será necesario orientar las utilidades de la empresa no sólo a abonar los costos de la expropiación, cuyo valor deberá ser establecido teniendo en cuenta los daños ocasionados por REPSOL, sino también utilizar la misma para encarar la inversión necesaria para la recuperación de la capacidad productiva de la empresa, sin olvidar que, por un período no breve, habrá que continuar importando combustible para afrontar la demanda.
Esta realidad, impondrá al gobierno la necesidad de contar con importantes sumas de dinero que no sólo podrán ser afrontados con la rentabilidad de la empresa, sino que pondrá a la orden del día la postergada decisión de impulsa fuertes cambios en la estructura tributaria argentina, que continúa siendo profundamente regresiva.
Se ha dado un paso sin dudas valioso, con la medida tomada se tonifica la soberanía argentina, pero se trata de seguir avanzando tal como lo ha planteado el Frente Nacional por la Soberanía Energética (FRENASE).
Saludamos esta medida con la convicción de que se hace camino al andar, este es un importante paso. Se trata de seguir adelante.
– Patricio Echegaray
