Antes, durante y posterior al desarrollo de las PASO, estas se han convertido en escenario del debate.
Debate por la sucesión presidencial y es un hecho constatable en la agenda de medios nacionales que hizo suya la oposición al gobierno y que por supuesto ocupa los análisis y acciones del propio gobierno y sus principales dirigentes.
El derrotero del kirchnerismo muestra que llegó al gobierno de la mano de un hombre de la corporación política (PJ) como Eduardo Duhalde, luego se planteó la transversalidad en una idea de recomponer el sistema político argentino en un bipartidismo a la chilena: concertaciones de centroizquierda y centroderecha que dejó como hecho más significativo la vicepresidencia de Julio Cleto Cobos, posteriormente crisis internacional y enfrentamiento con la gauchocracia por las retenciones, 125 mediante, el gobierno busco blindarse para asegurarse “gobernabilidad” con una vuelta al PJ. Finalmente el “impresionante” triunfo de Cristina Fernández en las presidenciales consolidó un estilo que ha sido hasta aquí su fortaleza, y al mismo tiempo su debilidad.
Es importante señalar que la mayoría de los procesos políticos que se han planteado enfrentar en mayor o menor medida al neoliberalismo o a sus aristas más agresivas, consolidaron una relación entre el líder y las masas que luego no se tradujo de igual manera en el desarrollo de fuerzas organizadas que puedan sostener en la práctica sus programas políticos.
En la argentina la presidente construyó una relación con el “pueblo” sin intermediarios a través de las cadenas nacionales o en actos, donde ella en persona media con distintos sectores de la sociedad, con demandas dispares, dejando claro que solo pueden ser articulados por un liderazgo, que los evidencia (los resuelva o no), y por lo tanto le da una voz pública. En esta lógica se requiere el mínimo de intermediaciones posibles entre los reclamos y el líder que los va a expresar.
Esta concepción política que identifica al pueblo con el líder funciona más o menos bien cuando la economía marcha sin turbulencias y los votos acompañan, siempre es esperable el reproche del gobernante que cuando es cuestionado, afirme que en realidad se está cuestionando al pueblo.
Así planteadas las cosas, aparece como retórica la convocatoria de la presidente al empoderamiento del pueblo, si se entiende al poder popular como hegemonía política de un proyecto sobre un movimiento popular y este requiere necesariamente su organización, porque sin dicha organización, hay que decirlo muy claramente, el papel de los jóvenes, de las mujeres, de la clase obrera, es de coro bullicioso.
Este es el problema principal que afronta el kirchnerismo y no tanto una posible derrota electoral en octubre, la derrota solo evidenciaría el problema, sin reelección en el horizonte esta situación lleva al gobierno a una aporía y plantea un interrogante fundamental ¿qué fuerza puede tener un presidente para concertar una salida política si no tiene futuro? Este interrogante debería responder el gobierno y sus aliados y no leerse a sí mismos sin sopesar los datos de la realidad.
Debemos agregar que este escenario político se desarrolla en el marco de nuevas condiciones económicas a saber:
– 1- Importaciones industriales. La suma de las importaciones industriales alcanzan los 30.000 millones de dólares. Dañan, afectan de manera importante la balanza comercial y si bien son necesarias para sostener la industria automotriz, el balance da pérdidas.
– 2- La falta de inversiones. La burguesía invierte poco y sólo a través de prebendas que exigen al gobierno (exenciones impositivas, facilidades crediticias y poco control de la gestión ambiental).
– 3- Durante el transcurso de la década se fue ahondando la brecha entre las posibilidades energéticas surgidas a través de la exploración y explotación, para transformarse en un neto importador energético que le provoca una sangría de alrededor de 12.000 millones de dólares por año.
– 4- El largo ciclo de crecimiento de los precios internacionales para las comodities claves de la Argentina parece amesetarse cuando no decaer. Las tasas de crecimiento de China y la India, caen afectadas por la larga crisis del capitalismo global.
El desarrollo del modelo agroindustrial empieza a peligrar, ahogándose en sus propias contradicciones. Falta de infraestructura, falta de energía, y falta de creatividad del capitalismo para resolver la crisis de estancamiento provocada por la falta de diversificación de la producción agropecuaria argentina.
El modelo inflacionario entra en crisis cuando la presión de los sectores de la burguesía industrial y financiera prisionero de su ineficiencia exigen “un dólar que justifique sus necesidades”. La falta de intervención de organismos estatales en el mercado interno ya comienza a provocar el desabastecimiento. Sin gestión pública (estado más control de los trabajadores) la Argentina es parte del mercado global. No le va a ir bien.
Con un liderazgo de la presidenta acotado, sin una gran fuerza popular organizada en condiciones de disputar rentabilidad capitalista, es dable esperar que cuando se habla de salvar la economía del país, quiere decir las ganancias del capital.
– Fuente: www.elrevesdelatrama.com