La música está bien pensada y goza de momentos realmente atractivos.
Salta, miércoles 15 de 2013. Teatro Provincial. El Asombro de Damasco. Zarzuela de Pablo Luna sobre textos de Antonio Paso Cano y Joaquín Abati. Basada en un cuento de Ls Mil y Una Noche. Orquesta Sinfónica de Salta. Ensamble Arte Coral de la Sociedad Italiana. Ballet de la Provincia. Director de Escena y Vestuario Maestro José Darío Innella. Director Musical Maestro Jorge Lhez. Asistente de Dirección Zulema Villalonga. Iluminación Betina Robles. Escenografía Guillermo Pucci. Coreografía Daniela Pérez. Director de Coro Luis Fernando Benavídez. Cantantes Solistas: Graciela Oddone (Zobeida). Laura Rizzo (Fahima). Luciano Garay (Nhuredin). Fernando Santiago (Ben Ibhen). Fabian Mignani (Alí Mon). Guido Núñez (Actor-Derviche-Terrible Corsario Kha Fur-Califa). Comprimarios. Función para autoridades, periodismo especializado, auspiciantes, Fundación por Nuestros Niños, invitados. Se estrena el viernes 17, con repeticiones el sábado 18 y el domingo 19.
Estoy ante una zarzuela, con aspiraciones de opereta vienesa que entretiene sin profundizar demasiado un argumento de rasgos sencillos, simples, y momentos de singular atracción. La idea es esta: un mercado de Damasco. El médico Ibhen vende sus remedios y Fahima sus perfumes. Esta recibe la visita de la bellísima Zobeida, esposa del enfermo y arruinado Omar. Ibhen adeuda dinero a Omar y cuando su mujer le reclama el pago, queda deslumbrado con la hermosura de ésta. Lo mismo le sucede al Cadí Ali Mon y al Gran Visir Nhuredín. Cada uno por su lado, intenta obtener el amor de Zobeida pero ésta consigue evitarlos. Finalmente el Califa descubre las falsedades de los tres, los castiga, despoja de sus dineros y pertenencias y se los otorga a la bella Zobeida.
O sea, un autor español, con un argumento oriental, interpretados por artistas argentinos. Menudo entramado. Pero, salvo el ballet que no contó con un espacio adecuado para sus movimientos coreográficos aunque sus catorce bailarines (ocho odaliscas) tuvieron aceptable cometido, el resto mostró elevado nivel. La música está bien pensada y goza de momentos realmente atractivos. El maestro Innella tuvo una dirección escénica flexible y adecuada; la escenografía de Pucci es una obra de arte; nuestra conocida Graciela Oddone (Zobeida) fue una lujosa soprano que se lució, por ejemplo en la parte del dúo con Nhuredín del primer acto; Laura Rizzo (Fahima) brillante como cada vez que escucho esta pequeña-gran cantante. Garay Santiago y Mignani hacen muy bien lo suyo sobre todo en el Acto II donde hay muchas pinceladas de realismo. El diseño del vestuario es impecable y Guido Nuñez aparece como actor consumado en los cuatro papeles que ejerce. El coro fue magníficamente preparado por el maestro Benavidez.
El maestro Lhez tiene un párrafo aparte. Además de saber cómo se mueve y toca la orquesta a su cargo, supo seguir con precisión milimétrica toda la acción. No hirió en ningún momento el tamaño vocal de cada cantante y por si esto fuera poco se ha convertido ya, en un especialista del género desde que conduce desde 2004 todas zarzuelas hechas en Salta.
Hay algún déficit aún con el entendimiento de los parlamentos pero en el terreno de los pasajes cantados, los sobre-títulos ayudaron a una audición clara de los intérpretes. Una zarzuela desconocida pero por lo antedicho, merecedora de ser vista y oída.