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jueves, noviembre 21, 2024

Valió la pena esperar

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Diariamente, me cruzo con seres comunes (como Yo) en tanto vemos la política en los titulares de los diarios, o, en su defecto, en la pantalla televisiva. No obstante, la memoria nostalgiosa, de otros tiempos venturosos, nos hizo vivir el macrismo como una experiencia penosa; propia de la enseñanza religiosa en que la vida es un camino de lágrimas, en que al pobre (al trabajador) le espera la peor parte. Hoy reparo que esto, también, es una estrategia de las Religiones (todas) copiada por la Política en que vivir (sobrevivir) es un camino empinado, en donde un pasaje inevitable, es pasarlo con sufrimiento siempre y cuando uno sea un poblador raso (un trabajador).

Ninguna persona común tiene la obligación de conocer el materialismo dialéctico ni el materialismo histórico marxistas y, reparar en las divisiones de clases en que tal división económica está dada en que hay pobres, porque, en esa misma sociedad otros en la relación distributiva de bienes, se quedan con mayor proporción pecuniaria. Las diferencias son aceptadas, silenciosamente, salvo que a alguno se le dispare la normalidad y pretenda otras relaciones humanas. Si no se lo encierra en el manicomio, termina sus días en prisión, porque la realidad es para aceptarla y asumirla sin chistar.

Otra opción, es que venga un ser humano que entienda que el laburante y el pobre, también, merecen algunas oportunidades de cambio. En nuestra Historia reciente ese personaje fue Cristina (antes Néstor Kirchner), cuyas posiciones no les salió barata en los críticos adversos, que consideraban que los privilegios son únicos para una clase social. Contrarios a estos puntos de vista, Néstor y Cristina, se pusieron del lado del pueblo trabajador, contra las obstinadas resistencias de aquellos que pretendían tenerlas todas para ellos.

Tiempos de felicidad

Así el grueso poblacional conoció el bienestar del Populismo Democrático, en donde, los pobladores de ingresos modestos tenían opción a viajar y disfrutar de distintas maneras, cosa que no fue del agrado de las clases acomodadas que entendían que ciertos beneficios (o estos en particular) eran de su absoluta propiedad; en tanto que Cristina, entendió que los laburantes y otros sectores, sin beneficios amplios, también podían acceder a estos bienes

Apartado: En la Sociología Moderna, Ernesto Laclau, habla de Populismo Democrático, en cuanto a la posibilidad del contenido emancipatorio del populismo, en el que el populismo como condición de posibilidad del socialismo se ve renovada por el populismo como condición de posibilidad de la democracia radicalizada. Según el autor, el populismo democrático es posible y realizable. Según estos conceptos, el pueblo puede acceder a los favores de la democracia, en la articulación de los elementos populares para configurar un sujeto pueblo capaz de intervenir en la historia.

O sea, en esta “superficialización” del trabajador-poblador a los beneficios de la sociedad activa, Cristina humanizó al pueblo, otorgándole la condición de persona con todos los derechos del conjunto. Lo que ocurrió (en esta historia reciente) es que a la clase acomodada no le hizo ninguna gracia y, se sintió “usurpada” como si estos fueran “privilegios“ exclusivos.

Fueron 4 años de penosa espera, con pérdida de todo lo ganado: accesibilidad del pueblo a formas de mejor bienestar. Pero esta equiparación de mejoras no fue tolerada y con ese odio asumieron al gobierno y, sin disimularlo, volvieron todo atrás.

El Tiempo De Revancha

Pero la Jeja natural de este nuevo Peronismo, no se fue, después de la derrota a descansar. Desde el primer momento se propuso volver, apoyada en la “memoria de bienestar” del pueblo trabajador y sus fieles adeptos y, con una jugada genial, elaboró la estrategia del retorno corriéndose de la centralidad para confusión de sus adversarios, que tenían todos sus proyectiles dirigidos a su humanidad. Enorme chasco que no supieron resolver.

Hoy, el pueblo festeja, con fervor, el retorno triunfal de la líder victoriosa, mientras los “enemigos” lloran desconsoladamente la derrota contundente. Aleluya y Gloria a la Reina de este triunfo.

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