Victoria Montenegro cumplirá una etapa más de su historia de despojos y restituciones en pocos días, cuando acompañe los restos de su padre, víctima de los `vuelos de la muerte`, a su ciudad natal, Metán – Salta.
«Vamos a sembrarlo, a despertar conciencia pensando que Metán se empieza a hacer cargo de su historia, en la que la dictadura cívico militar hizo desaparecer a veinticinco metanenses, y en la que mi papá es el primero que regresa», explicó Victoria en diálogo con Télam.
El próximo 16 de agosto el papá de Victoria, Roque Orlando Montenegro -«Toti»– cumpliría 56 años, y ese día será «sembrado» en el cementerio de Metán, ciudad donde viven sus hermanos y sobrinos, después del intenso trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense que identificó los restos enterrados como «NN» en la ciudad uruguaya de Colonia.
Hilda Victoria Montenegro nació el 31 de enero de 1976 y a los trece días, un operativo militar la separó de sus padres que militaban en el ERP, Hilda Torres, de 16 años, y Roque Montenegro, de 20.
Su mamá todavía permanece desaparecida y de su padre se sabe que apareció muerto el 17 de mayo de 1976 en la costa de Colonia y enterrado junto a otros siete cuerpos, todos víctimas de los «vuelos de la muerte».
El asesino de su padre fue su apropiador, el coronel Hernán Antonio Tetzlaff, quien junto a su esposa María del Carmen Eduartes, la anotó como María Sol Tetzlaff Eduartes, hasta que en 2000 la justicia le restituyó su verdadera identidad.
El caso de Victoria fue uno de los que sirvió para que en julio el Tribunal Oral Federal 6 diera por probado el Plan Sistemático de Robo de Bebés durante la dictadura cívico militar, condenando a Jorge Rafael Videla a 50 años de prisión y a Reynaldo Bignone a 15, entre otras condenas.
Victoria aspira que a partir del día en que su padre descanse en la ciudad que amó «cerca del río en el que se bañaba de chico», su familia tenga un pequeño reparo después de 36 años de sufrimiento.
«Necesito llevar a mi papá a que descanse cerca de sus hermanos» repite como un desafío en el que siente la responsabilidad «como hija de cuidar a mis tíos y después entender todo lo demás».
Pero también sueña con que al visibilizarse el lugar donde descansa su padre sirva para que «la juventud tenga posibilidad de ir y sembrarlo, que los maestros puedan contar a los chicos que hubo una generación que vivió aquí y que soñaba con otro país y con un Estado de derecho».
«Recuperar a mi padre es una doble sensación, por un lado de dolor porque no lo tengo, pero también es una inyección de fuerza porque a pesar de que su destino fue el fondo del río, él pudo aparecer y ahora lo tenemos, podemos ir a llorarlo, además de aportar a la justicia para seguir encontrando a nuestros seres queridos y a otros nietos», destacó la joven.
Aunque reconoció que «no se puede ocultar el dolor», Victoria entiende que «debemos sobrevolarlo para encontrar la historia desde otro lugar», y para eso confía en el legado que dejó la generación de sus padres de poder «transformar el llanto en otra historia y soñar por un país con derechos para todos».
«Que mi padre descanse en un lugar de paz»
El espacio donde descansarán los restos del padre de Victoria Montenegro en Metán fue pensado y construído con una gran carga simbólica por toda la familia paterna con la premisa de ser «un lugar de paz».
Las obras en marcha en el cementerio municipal de Metán se diseñaron a partir del uso de piedra extraída del lecho del río y de algarrobo, madera característica de la zona.
«Mi papá tenía miedo a la crecida del río Metán, y cuando se bañaba su hermana siempre le decía que tenía que `pechar` para llegar a la orilla, por eso el piso está compuesto por piedras del río», contó Victoria al reconstruir parte de la infancia paterna. El lugar será abierto, con dos columnas ubicadas a la entrada, delante de la urna y detrás de ella, un mural pintado por el primo de Roque, el artista plástico Leandro Alagastino, y llevará también el trazo de los tres hijos de Victoria.
La columna izquierda tendrá sobre el frente un puño tallado en algarrobo y en la parte superior el busto con la imagen de Roque, realizado por Alagastino. «El busto estaba incompleto porque le faltaba terminar la boca, pero cuando yo aparecí, pudo terminar la obra», aclaró Victoria durante el diálogo con Télam.
En la otra columna estará tallado el contorno de Latinoamérica y la parte superior quedará desnuda, esperando el «regreso» de los restos de Hilda Torres, madre de Victoria. Antes de descansar definitivamente en el lugar, familiares y organizaciones de derechos humanos acompañarán los restos de Roque en un recorrido que comenzará con la primera casa de la infancia, la escuela primaria y secundaria técnica en la que estudió, terminando con una misa en la última casa que habitó junto a sus padres.
Al finalizar la ceremonia en el cementerio, artistas, familiares y militantes se concentrarán en la plaza del pueblo e instalarán una radio abierta.
Las obras en marcha en el cementerio municipal de Metán se diseñaron a partir del uso de piedra extraída del lecho del río y de algarrobo, madera característica de la zona.
– Por Liliana Valle
– Fuente: Télam
Victoria Montenegro: «Que mi padre descanse en un lugar de paz»
Victoria: Te agradezco que hayas decidido llevar los restos de tu padre al lugar donde de alguna manera fue feliz, donde pasó su infancia con sus hermanos y amigos , donde descubrió la militancia, esa bendita militancia que con 20 años le costó su vida y la de su amor. Quedaste vos Victoria , con sus ideales para seguir luchando por todos en este mundo.
Desear la paz; querer la paz (pero…, qué paz?)
Hace tiempo en el tiempo, que no aparezco por un lugar virtual, que es y no es «Salta», su tierra, poblada más por demonios que por ángeles.
Derrida, ese gran intelectual al que amo hasta ahogarme en lágrimas, enunció una vez que existe un:
«… placer psíquico (de) hacer sufrir por sufrir … (; de) hacer el mal por el (gusto del) mal …”, al otro, al enfermo, al débil, al solitario, al que se le coartaron todas las probabilidades de defensa. Al náufrago, a los exiliados –de la vida y de la muerte, delavidamuerte, de vida y muerte, de la vidalamuerte–; perjudicando, dañando, anatemizando, destruyendo, aplastando, ninguneando a los otros, a los que son alteridades inabarcables, radicales, “desbordantes”.
Después, regresando, retomando, rebotando, como si fuera un entrenamiento para poder continuar remando en una balsa, tenue, fina, transparente, como el aire, el alma o los suenhos, citaría (estoy atiborrado de citas…, de palabras, como diría Roberto Acebo), un poema que se enuncia en el viejo film Espartaco:
Cuando el Sol abrasador
desciende por el Oeste
y el viento
perece en la Montaña…
Cuando la canción
de la alondra
se vuelve inaudible
y en el campo, la cigarra cesa su (melancolía…).
Cuando la
espuma del mar
descansa
como una doncella
y el crepúsculo
acaricia a la
Tierra errante…(, ya no deseo luchar).
…
(Cuando
voy) por
sombras azules
y bosques púrpuras…(, quiero ser).
…
(Hace) tanto, tanto
tiempo … (que solo) estoy;
solo y perdido,
en un mundo
inmenso y tortuoso.
Pero cuando
el Sol abrasador
desciende en el cielo;
cuando el viento, perece
y la espuma del mar,
duerme
y el crepúsculo
acaricia
a la
Tierra errante…(, quiero la paz).
Mas, esa paz, ese no desear la pelea, ese querer ser, no son un abandono de los «ideales» libertarios; no son la postmodernidad gorda; el ecologismo estéril; el feminismo machista y autoritario; el leninismo sin remedio y verticalista; el campo popular, derruído por dentro y por fuera… No; son, como afirmaría Derrida,
«… (Una) Soledad absoluta«, pues no queda otra cosa ante la Muerte de los que viven más allá de las lápidas, como Marx.
Podría traer, aun es tiempo…, a colación los versos de la película acerca de Sandino:
Amar, amar.
Amar siempre.
Con todo el ser;
con todo el cielo
y
con la tierra.
Con el fulgor
del
sol.
Amar
el
tenebroso
flujo.
Amar…