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domingo, noviembre 24, 2024

Atención, no lea esta página porque somos oficialistas

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El banner del gobierno convirtió a Salta 21 en un medio vendido, oficialista, urtubeysta, alcahuete, obsecuente, manipulador y mentiroso. Un mensaje injurioso, el comentario malicioso en una radio y 100 lectores menos. Recuperación y sospecha.

¿Cambiamos nosotros, o cambió la forma en que se nos lee porque todo se resignifica si existe en nuestro medio un aviso que pone el gobierno luego de un cúmulo de trámites burocráticos y del que no cobramos aún un peso?

¿Vale la pena tanto lío para cobrar un monto que es inferior al sueldo de un profesor mal pago? ¿Que no alcanza a cubrir el gasto laboral, el teléfono, el transporte, el mantenimento, el webmaster, la tecnología mínima requerida?.

Cuando se publiquen los montos de la inversión publicitaria oficial veremos, seguramente, que la parte del león se la llevan la TV, las radios, los diarios, algún semanario oficialista…

Ok, el gobierno de Urtubey -por primera vez en la historia de la prensa salteña y del poder político provincial- parece que no discrimina y está dispuesto a darle la pauta a todos. ¿Pero cuánto le da a cada uno y con qué criterio? ¿Por qué el aporte es ínfimo para un medio digital que tiene en un día más lectores que los semanarios más leídos? ¿Cuál es el criterio para distribuir la publicidad oficial? ¿Por qué no se hace una ley para evitar que la voluntad política de un gobierno no sea un caso insólito de pluralidad y democracia que el próximo gobierno revierta?

Gestionar o no la pauta es un dilema, porque sin duda un aviso oficial en una provincia en donde este fue siempre un sello de sometimiento a la línea política del poder de turno no parece la mejor compañía para mantener la credibilidad y para convencer a los lectores que seguimos una línea independiente.

Que en realidad no es una opción. ¿Porque «periodismo oficialista» no es acaso un oxímoron?, ¿una contradicción?. Y «periodismo independiente» ¿no es una redundancia?

Todos sabemos que hay medios y fortunas hechas en base a transmitir acríticamente la visión del gobernante o del poderoso de turno y otros que naufragan irremediablemente y desaparecen por falta de sustento económico o se transforman en un ejercicio heroico de libertad, crítica y confrontación con el poder político.

Curiosamente la prensa nació en forma de folletos que apoyaban ideas políticas y propalaban doctrinas religiosas. Hoy eso parece el anti-periodismo, aunque si bien vemos no hay medio por más independiente que sea que no tenga una línea ideológica y editorial. Incluso aquella que pretende la objetividad absoluta y la equidistancia y equilibrio frente a todas las posiciones, es también una variante posible -y un tanto sosa- de posición editorial.

jpg_Cristina.jpgLo importante es que el periodismo se haga desde la convicción y no desde la coacción, desde la libertad y no desde el condicionamiento. Entonces incluso un periódico oficialista sería una variante del periodismo libre.
Si yo estaba a favor de las retenciones a las ganancias extraordinarias de la exportación de soja ¿tenía que escribir artículos en contra sólo para seguir la corriente mayoritaria de opinión de la gente -reflejada y en alguna medida también construída por medios como La Nación, TN y Clarín- o para que no vayan a pensar que soy kirchnerista?

Lamentablemente, en la mayoría de los casos los oficialistas lo son por conveniencia económica o por imposición de un poder al que no pueden sortear. Por supuesto que en este caso la opción más honesta es desaparecer, como desaparecieron en la historia miles de medios que no lograron una forma de sustento viable para mantenerse vivos.

Pero este era justamente uno de los reclamos de la escasa prensa independiente -y en algún caso opositora- que pudo mantenerse viva durante el gobierno de Juan Carlos Romero:

A pesar de nuestras diferencias nos unió la convicción de que debíamos luchar en contra de la discriminación en la pauta de publicidad oficial que premiaba a los adictos y obsecuentes y castigaba a los independientes, críticos y opositores.

Juan Manuel Urtubey hasta el momento cumplió su promesa de cambiar esa política. La pauta la tienen ahora medios como FM Noticias, Copenoa, Nuevo Diario, que no parecen por ello haberse vuelto oficialistas. La tiene Marta César que critica duramente el rumbo que ha tomado el gobierno provincial. O el semanario de Alvaro Borella, que denuncia que el ministro Antonio Marocco acomoda a sus familiares en puestos del estado.

Pero hay casos grotescos. «La papa», que pretende ser un semanario de humor político nació al calor de la pauta oficial. Se jactó de ello como si fuera un chiste ya desde su primer número autotitulándose «Dependiente». Y lo es. ¿Quién lo dirige? ¿Si lo hace José Aramayo por qué no pone su nombre? Él trabajó para la coalición que llegó al gobierno con Urtubey e integró la desastrosa gestión de Juan Carlos Marocco en el Sindicato de Prensa. ¿Por qué se oculta?

jpg_prensalibreesmejor.jpgLa propuesta de Agustín Poma que debía hacerse una moratoria de 8 meses en la pauta era buena. ¿Cuántos semanarios hubieran sobrevivido? Nosotros hicimos la moratoria. ¿Podemos vivir sin pauta oficial? Sí.

Pero, desgraciadamente, parece que el banner del gobierno en Salta 21 nos convirtió solamente a nosotros -de entre los medios que no la tenían en el gobierno de Romero- en un periódico oficialista, urtubeysta, alcahuete, obsecuente, manipulador y mentiroso.

Con 100 ingresos menos en las 24 horas posteriores al día en que colocamos el banner del gobierno perdimos un 10 por ciento de lectores. Esto es interesante. Uno de cada diez lectores de la página cuando vió el aviso oficial no volvió a entrar en los días subsiguientes. ¿Los otros porqué siguieron entrando? ¿Nos dieron el beneficio de la duda o quisieron ver cómo empezábamos a chuparle las medias a Urtubey? ¿El posterior crecimiento es por lectores que volvieron o por otros nuevos?

También hubo un mensaje injurioso -lleno de insultos- en el que se nos acusaba de habernos vendido. Y ahora el comentario malicioso en una radio, que nos dolió, porque es una radio amiga. En ellos la publicidad oficial no está mal. En nosotros sí.

Nos reconforta el hecho de que hayamos recuperado el promedio de lectores y que éste incluso se haya acrecentado, tras el golpe de la publicidad oficial. Por supuesto que aceptamos la crítica y la sospecha. Son dos condimentos que mueven la investigación y la expresión periodística. Pero todo esto ¿vale la pena?

jpg_independienteGrande.jpgSí. Vale la pena. Porque si los medios independientes y alternativos no luchamos por la pauta oficial aceptamos que los empresarios poderosos y la prensa oficialista manejen la información y la opinión, y utilicen los fondos del estado para que haya menos democracia y libertad.

Es importante e interesante este cambio en la política de prensa que generó el gobierno de Urtubey. Un gobierno que en muchos otros aspectos aparece cada vez más recostado sobre el poder de Juan Carlos Romero, haciendo realidad la desesperanza de todos cuantos esperábamos un verdadero cambio.

No estamos seguros hasta dónde fue un éxito lograr el objetivo que nos propusimos. Que todos tengan pauta y no sólo los medios oficialistas. ¿Con esto se ha mejorado la situación frente a lo que pasaba antes? En principio parece que sí. Pero claro, puede también ser una trampa y que el remedio resulte peor que la enfermedad. ¿Nos estamos volviendo inconcientemente oficialistas? Para que quede claro que no lo somos ¿tenemos que ser más duros que antes con el gobierno y publicar sólo lo malo de su gestión? Si cayéramos en cualquiera de estas variantes ello constituiría, evidentemente, un efecto distorsivo de la pauta en nuestra labor.

Tendría que pasar mucho tiempo para que no se asocie publicidad oficial con periodismo obsecuente. Tal vez un lustro, o una década. Ahora la lectura de la sospecha está justificada porque se basa en una experiencia de décadas.

En fin, la pauta sirve sólo si asegura la democracia y el pluralismo en la prensa. Y sólo puede funcionar bien -sin efectos negativos- si los periodistas no la tienen en cuenta cuando hacen su trabajo, es decir, si actúan como si no la tuvieran, y si el medio está dispuesto a perderla antes que a modificar su línea editorial.

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5 COMENTARIOS

  1. Atención, no lea esta página porque somos oficialistas
    EL PERRO DEL HORTELANO

    Hola chicos. Con gran pena o asombro acabo de leer la nota referida a la pauta publicitaria oficial. Si «yo» fuera editor de Salta 21, no me habria tomado la molestia o el esfuerzo de responder, porque «en mi casa, ningún extraño mete mano en mi heladera y menos en mi bolsillo», si se quiere ser más claro.

    De todas maneras, habría que tener en cuenta dos puntos de real importancia en esta cuestión: Primero, tengas o no la pauta oficial, estoy convencida que la línea editorial no cambiará en absoluto. Acá no se trata de estar a favor o en contra del gobierno, si no de dar a conocer tu punto de vista, ser objetivo, crítico constructivo. Segundo, muchos de los destractores o mal intencionados, sabrán que todo demanda una erogación económica, y más justicada aún, cuando se trata de un desgaste profesional, como lo demostraron ser ustedes.

    Estoy convencida que todos ellos trabajan, a fin de mes hacen uso del por cajero automático para sacar el codiciado «vil metal», y puedo asegurar que ninguno trabaja gratis como ustedes sí lo hicieron durante tanto tiempo.

    En lo personal -creería que la totalidad de los lectores van a compartir-, no trabajo gratis a no ser que me pidan algún favor personal. Creo que en los tiempos que vivimos a nadie le sobra la plata.

    A Salta 21 le sobra dinero…?, creería que no. Ustedes sigan sumando anunciantes oficiales o no, porque nada de eso le hará cambiar el perfil periodistico.

    Ahora, ayuda el dinero ingresante…? seguro que sí, entonces porque quedarnos en cosas menores, si no hay mejor juez que el tiempo, quien dirá si cambiaron o no.

    Es lamentable que en estos tiempos todavía hay quienes se parecen «AL PERRO DEL HORTELANO».

    Isabel M.López

  2. Atención, no lea esta página porque somos oficialistas
    No se si los considerandos que se vierten en esta nota me provocan risa o pena. Sinceramente lo digo. Que Ud. señor Brisuela se «disculpe» por ejercer su derecho a ganar dinero a través de una pauta está bien? Qué se «disculpe» por pensar como se le plazca está bien? Qué otros condenen sus ideas está bien? Ni siquiera eso, no lo condenan por lo que piensa siquiera, lo condenan por «vivir de su trabajo»? No entiendo realmente (mire que estoy poniendo voluntad). Qué le están reprochando?
    ¿Cuándo dejamos de tolerarnos y nos convertimos en jueces apriori de los derechos del otro? Es verdad que no aprendimos todavía a convivir con respeto en esta democracia, pero si está pasando que todos somos sospechosos por pensar meramente nos volvemos a acercar a un peligroso sendero que al menos yo creía había sido abandonado.
    Realmente se hace cargo de la sospecha de quien lo lee? El acto de ser leido es un ejercicio de confianza. Y así será siempre aunque abunden los ejemplos de quienes realizan transacciones con la buena voluntad de la audiencia.
    Por ello creo que uno ofrece su producto con los principios con los que cuenta y ha sido parido.
    Va de quien nos lea qué haga con ello.
    No debería uno justificarse por las decisiones que toma.
    Y jamás por quienes no esten de acuerdo, dado que el discenso lejos de hacer daño fortalece.
    Cordialmente,Susana

  3. Atención, no lea esta página porque somos oficialistas
    Chicos: Urtubey no da puntada sin hilo, esa generosidad y amplitud que muestran es una trampa que dura un poquito y nada mas, lo hace como para mostrar una imagen, es una estrategia, depues les dan una patada en el 7 con cualquier pretexto y salen a decir, «nosotros somos buenos y ellos son los intolerantes» ¿entienden? sino miren a todos los que les dieron alguna oportunidad y despues los sacaron de un día para otro y con disimulo.
    CAriños
    Mónica S.

  4. Atención, no lea esta página porque somos oficialistas
    Este artículo abre muchas cuestiones más allá del tema central. En lo personal debo decirle que no me gustó ver la publicidad del gobierno, pero es algo así como decirle, no me gusta la camisa que hoy tiene puesta. No es mucho más que eso. No tiene importancia alguna.

    No leo sus artículos porque usted esté a favor o en contra de tal o cual amo de turno, eso sería de una ingenuidad peligrosa; precisamente la ingenuidad que el poder quiere lograr. Leo sus artículos porque creo que usted arroja en sus comentarios muchas posibilidades de análisis, incluso mas allá de las que favorecen su ideología personal. Usted quiere pensar las cosas y esa puesta en marcha del pensamiento es la sustancia que yo busco en un periodista.

    La mayoría del periodismo hoy, divide el mundo en dos cajones y exige que la masa tome partido por alguno de ellos. ¿No es ese un instrumento del poder? ¿No hemos visto este mecanismo desplegado en el tema de las retenciones? La masa contenta porque al final de cuentas estar informado y ser culto era una cuestión de dos cajones.

    Ser independiente significa no perder de vista que el poder es una estructura en la que están encastrados temporalmente los amos. El poder necesita amos en su frente, pero son los esclavos los que hacen mover esa maquinaria. ¿Hay que hacer huelga y dejar de conducir al amo? No. Hay que resistir en esa zona sin nombre y sin galardón que no se ubica ni sobre la espalda de los esclavos ni en los pies del amo.

  5. Atención, no lea esta página porque somos oficialistas
    Reciban un cordial saludo.

    «La necesidad tiene cara de hereje» versa el refrán. La sobrevivencia de un medio de comunicación (entiéndase el existir precariamente) ¿obligaría? a asumir a cualquier empresa o entendidad pública o privada como potencial avisador. Este criterio no tendría que ser denunciado como un gesto de obsecuencia porque la mayoría de los medios se hacen parte de esta práctica que, sin embargo no es inocente y «libre de pecado».

    Hace sólo algunos días que comencé a leer este medio escrito. Sin conocer ni darme el trabajo todavía de entender
    la línea editorial de la publicación Salta 21 asumí a priorí, desde un prejucio de carácter diagramacionístico, que era un medio ofical del gobierno de la provincia, por el banner de dimensiones considerables que existe en este sitio virtual. La crónica que motivó esta réplica me aclaró que Salta 21 se asume como un medio crítico e independiente.
    Sin preteder dar lecciones de semiótica ni enarbolar verdades defintivas, me gustaría recordarles que hace mucho tiempo ya que la publicidad dejó de ser una expresión de un producto o servicio que promueve sus bondades y particularidades. La publicidad es una herramienta ideológica que intenta influir en los comportamientos de los ciudadanos, difundiendo «estilos de vida» y tomas de decisiones futuras.
    Si Salta 21 fue fustigada,también deberían serlo los medios que publicitan a empresas contaminantes, a los que promueven el consumo de bebidas espirituosas sin advertir las consecuencias de su abuso o, simplemente, a los que alientan la ingesta de comida rápida representada por el payasito gringo con apellido escocés. Continuando con el uso de clichés de sabiduría popular, todos los medios deberían ser analizados bajo el criterio de «ley pareja no es dura».

    Si algo se podría criticar es la ¿inocencia? de no advertir las consecuencias de vincularse con un avisador que produce detractores, de no tomar en cuenta de que toda acción conlleva una reacción (y algunas acciones producen sobre reacciones).

    Abusando del arsenal refranístico, se asoman -desde mi aturdida creatividad trasnochada- dos máximas más: «dime con quien andas y te diré quién eres» y «de los arrepentidos sera el reino de los cielos».

    afectuosamente; un periodista desocupado por no tener avisadores que avalen su gestión.

    Claudio Labarca Véliz.

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