Donato Grima censurado en Salta; Telma Palacios en desacuerdo

Donato Grima censurado en Salta; Telma Palacios en desacuerdo
Una vez más estamos frente al gran problema que no lo tienen niños ni adolescentes, sino una generación educada entre el ir y venir de democracias frágiles, sin sustento, y poderes militares, fundamentalistas.

Los adolescentes son los mejores críticos de sus mayores, impiadosos y sinceros.

Por ello voy a ver esta muestra, de gran nivel artístico (ya conozco las obras de Grima y su trayectoria), con mi hija de dieciseis años…

No quiero que otros sigan decidiendo por mí, qué debo decir, hacer, leer, escuchar… esto ya pertenece al pasado.

Ojalá el Sr. Secretario de Cultura entendiera que todos los ciudadanos podemos ejercer nuestro juicio crítico, que podemos aceptar sugerencias, nunca más prohibiciones.
Ojalá pudiera concebir su función pública desde la posibilidad y no desde la negación, porque nos estaría cerrando caminos en lugar de promoverlos, y esto no consolida ninguna democracia.

Donato Grima censurado en Salta; Telma Palacios en desacuerdo
Estimados Señores:
Mi primera impresión sobre esta nota fue el desagrado de encontrar la palabra censura sobre un artista. El desagrado es que la palabra censura en esta situación y caso me remueve las viceras. Y por que luego de leer la nota que el Secretario de Cultura envió a la directora del Museo (ver http://noticias.iruya.com/content/view/20803/413/), me parecía que el uso de la palabra censura era inexacta ya que si bien de manera muy discutible, Caro Figueroa sugería que la muestra no debía promoverse ni tampoco debía admitirse la visita de menores o niños, en ningún caso establecía una prohibición. En verdad, mi creencia y desinformación sobre la palabra censura la asociaba con la de prohibición. Pero luego de consultar al diccionario de la RAE encuentro que yo estaba equivocado;
Para el diccionario, censura es,
1. tr. Formar juicio de una obra u otra cosa.
2. tr. Corregir, reprobar o notar por malo algo.
3. tr. Murmurar, vituperar.
4. tr. Dicho del censor oficial o de otra clase: Ejercer su función; imponer, en calidad de tal, supresiones o cambios.
5. tr. ant. Hacer registro (‖ matrícula). (Ver http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=censurar).
En tal caso, debo reconocer que el uso del titular censura es adecuado.
No obstante, quisiera reflexionar sobre este caso ya que presenta distintas aristas que, pienso, es menester discutir. Me gustaría señalar en ese plano dos cuestiones. Una de ellas refiere a los contenidos de la obra de arte. La carta del Señor Secretario habla de violencia y de realismo que contendrían las imágenes expuestas, lo cual constituyen el centro de su argumento para luego realizar sus discutibles sugerencias. Supongo que en verdad esta calificación es materia de discusión y sería oportuno contrastarla con otras interpretaciones y, por supuesto, con la propia percepción del artista. Tal vez como funcionario, Caro Figueroa cumplió con su papel al advertir su parecer respecto a los contenidos de una obra que en su criterio perturba sensibilidades legales consagradas en leyes, tratados y derechos respecto a los niños. No obstante, su opinión está fundada en un parecer, en un valor que por sí mismo no es ni verdadero ni falso, pero que requiere ser contrastado, contestado y discutido por otros juicios de valor ya que tiene implicancias sobre la libertad, la ciudadanía, la obra de arte, entre otras cuestiones.
El segundo aspecto es que Caro Figueroa habla de niños y de la necesidad de protegerlos. En todo caso, en su carta trasluce una concepción de infancia antes que de niñez. Como se sabe, la infancia es una concepción tutelar en la cual los sujetos aludidos carecen de voz propia (Infantis, el que no habla), en la que por lo general quien habla por ellos son los adultos y los especialistas. En este caso particular, es interesante observar que la idea de niñez sugerida por el Señor Secretario no sólo consiste en alguien que carece de voz, sino también es alguien que requiere de protección ante un eventual caso de violencia moral. Me gustaría sugerir que esta noción es restrictiva de la libertad y difiere de otras nociones de niñez o de otros modos de concebir a los niños. Concebir, por ejemplo, que los niños poseen sus propios esquemas de interpretación y valoración -es decir no son tabula rasa, ni meros receptores de contenidos- nos permitiría salir de propuestas restrictivas y prohibitivas para pensar en terminos de posibilidades y oportunidades. Por que en todo caso, no se intenta de proveer de información que permita un acceso a los bienes artísticos y culturales que permita a los niños mismos definir o no si desean ver eso que supuestamente los violenta?. Por otra parte, como opina el artista objeto de la discutida sugerencia del Señor Secretario, se pierde el contexto en el cual los niños mismos son el centro de la violencia simbólica ejercida por una constante y permanente presión por parte de las empresas privadas de la industria cultural de la imagen. Me parece que esta situación amerita revisar un montón de cosas que tomamos como supuestas, tales como la libertad de expresión, de creación, de difusión y circulación de los productos y bienes artísticos y culturales, etc., y tal vez la discutible opinión del Secretario como la muestra misma sea una ocasión propicia para hacerlo.
Saludos cordiales,
P Marcelo Ibarra
Salta Ciudad.