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domingo, noviembre 24, 2024

La religión alimenta diferencias y confunde a los niños

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Respondiendo al artículo del señor Daher, coincido en que la sociedad en general padece una crisis de valores. Sin embargo, no creo en absoluto que clases de religón aporten gran cosa, salvo alimentar diferencias y confundir a los niños.

– Por Patricia Espósito

La religión debe inculcarse en la familia, no en la escuela, porque las creencias no son una cuestión colectiva, sino una elección individual. Otra postura implicaría, (a mi perecer) la falta de respeto a las libertades personales, ya que los niños, si sus padres lo desean, pueden adquirir gratuitamente y fuera de las escuelas, en sus respectivas iglesias, la formación religiosa que la familia decida.

¿Por qué imponer curricularmente una formación determinada? Porque, aceptémoslo, (no seamos ingenuos), no se enseñará en las clases de religión verdadera teología, no nos formarán contándonos los orígenes de las diferentes religiones y sus principios, no nos hablarán de religiones como el Budismo, o el Islam, o el Judaísmo, nada aprenderemos de las religiones hindúes o de las creencias de los aborígenes americanos, o africanos, o las otras caras del cristianismo como Luteranos, Anglicanos o Teología de la Liberación… Las «clases de religión» se limitarán al catolicismo más elemental y conservador, doctrinario y poco ecuménico de siempre. Porque no hay docentes formados en teología con la capacidad suficiente para darnos un panorama universal de las religiones, aunque sea superficial. Los docentes de religión no son docentes de religión, son apenas catequistas con buena voluntad, que ante el menor y más inocente cuestionamiento racional (que los hay y muchísimos en la infancia, los chicos preguntan sin tapujos y sin prejuicios, y cada vez con menos ingenuidad) huirán espantados hacia los terrenos más elementales y burdos de la leyenda.

No tenemos maestros de teología. Y si los hay, no creo que sean los suficientes para cubrir las horas en todas las escuelas públicas.

jpg_religion_1.jpgLa religión es una decisión de vida, que cada quién tomará con la seriedad que le inculquen desde el seno familiar, y que luego, al crecer, cada quién decidirá si continúa o no, si su búsqueda espiritual se ve satisfecha por lo que en su infancia le enseñaron, o si siente huecos que buscará llenar aprendiendo de otras creencias, hasta encontrar lo que verdaderamente colme su espíritu, y que será diferente en cada caso, y puede (o no), ser lo que aprendió de chico. Pero en la familia.

Más importante sería que la escuela brindara una formación seria de algo que nos involucre a todos por igual, y que no sea una cuestión de elección personal, como lo religioso. Por ejemplo, la Educación Vial, para que no mueran 22 personas por día en nuestro país. Informar el daño de las drogas legales, como el tabaco y el alcohol, y las ilegales, que tantos estragos hacen en nuestra sociedad. Educación sexual para evitar abortos y enfermedades sexuales (las religiones han fracasado en ésto -todas- justamente por ser restrictivas y evasivas, por no hablar claro, por no adaptarse a los cambios que nuestra sociedad vive).

Quisiera que algo quede claro: no estoy para nada en contra de la religión, de ninguna. Pero sí estoy en contra de que se imponga en las escuelas (cualquiera de ellas) cuando debiera ser un desarrollo espiritual individual.

En cambio, reglas sociales de convivencia, que son para todos, como evitar la violencia, fomentar la tolerancia, el respeto a los demás y a las leyes, aprender sobre nuestro cuerpo, aprender ecología y cómo hacer mejor el lugar en que vivimos, qué podemos hacer para ser más solidarios, buenos modales, «por favor» y «gracias», no discriminar por color de piel, clase social, edad, o sexo, reconocer y evitar la amenaza de la droga, éso sí debería enseñarse, en las escuelas y en todas partes. Pero sin etiquetas como «religión».

No olvidemos nunca que las más terribles guerras en el planeta, la mayoría de las veces, tuvieron su origen por diferencias religiosas. Desde las sangrientas Cruzadas, pasando por el nazismo, la guerra del Líbano, y la de hoy, el enfrentamiento entre el mundo «occidental y cristiano» y el «Islam», sin olvidar el terrorismo entre Irlanda e Inglaterra, etc..

Y cuando las religiones no son el motivo, son una parte importante, que los más astutos utilizan para conseguir sus propósitos manipulando a los más débiles.

¿Y quiénes son los más débiles? Los que no han sido educados en la tolerancia, en la comprensión de que el otro puede ser diferente de mí, pero es también un ser vivo, y merece el mismo respeto que mi compañero de banco en el templo que fuere. Son aquellos a quienes se puede manipular llenándoles la cabeza al decirles que hay que eliminar al otro, porque no es como yo, no cree lo que yo creo, entonces, no tiene derecho a existir.

Ya es hora de que la sociedad crezca. ¿O van a seguir haciéndonos dibujar a Adán, Eva, la víbora y la manzana, en
este siglo del genoma, la globalización y tantas contradicciones…?

Y mientras tanto, ¿seguirá habiendo abuso de religiosos hacia los niños, jovencitas embarazadas sin saber cómo o por qué les pasó, irresponsables alcoholizados al volante, motociclistas llevando bebés en sus vehículos, aumento del SIDA, vándalos reventando focos, mujeres brutalmente golpeadas, crecimiento de las pandillas, abuso laboral, violencia escolar, etc., etc., etc.?…

Abramos la cabeza. Y abramos el corazón, permitiendo, conociendo, la diversidad. Sólo así podemos evolucionar.

– Esta nota se escribió en respuesta al artículo de H. Daher Religión en las escuelas ¡por favor!: http://www.salta21.com/spip.php?article1030

Patricia Espósito es periodista, historietista, comentarista y productora de espectáculos. Fue jefa de redacción de la revista TV Cable y editora del noticiero Cable Libre.

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