Los jóvenes de esa generación, teníamos la fijación de la lucha anti-imperialista.
Soñar un sueño
La juventud de los 70 (1970) ebullía de ansias libertarias, de quimeras e ideales de una sociedad distinta, en donde tuvieran cabida y oportunidades la mayoría, es decir, los mismos jóvenes, pero que vivían en lugares marginados de la ciudad. ¿Por qué nosotros sí, pero ellos no? ¿Por qué los accesos universitarios estaban obstruidos para algunos sectores sociales? Era 1974 y la llegada de Perón, estalló las puertas del saber. Nadie quería quedar fuera de las circunstancias de aprendizaje del abanico de oportunidades que la nueva sociedad ofrecía, incluidos los mayores de 25 años que no terminaron su secundario. Los aires de expectativa circulaban irrefrenables en las nuevas condiciones; pero no toda la sociedad compartía esta esperanza social. Una parte conservadora se resistía a estos cambios integradores y aquellos ímpetus juveniles comenzaron a reprimirse.
Viene a mi memoria “Gonzalito” el “chino Apaza” desaparecidos con sus títulos de médicos en las manos (le arrancaron su única arma, el estetoscopio) “Cocodrilo” “Carlitos” que debió exilarse presuroso con su familia. El “flaco Dioli” que no lo dejaron graduarse de médico. El “Flaco Ruarte” que en sus propias palabras “lo enterraron en la oscuridad”. “Anteojito” que andaba deambulando buscando sus compañeros y un montón de hermanos frustrados en sus intentos de superación formativa. Eran todos hermanos que tenían (en sus cabezas y corazón) otra Humanidad, la misma visión cristiana (sin ser religiosos) que caracterizó al Rey de los judíos. Tenían su torrente sanguíneo de un solo color, sin diferenciaciones.
La Nueva Época
El país es otro, pero los cambios experimentados (en estos tiempos de Democracia), me imponen esos recuerdos nostalgiosos, donde ya no sólo la juventud, sino la sociedad toda, anhelan las mismas expectativas de aquellos soñadores setentistas, pero sin temor a desaparecer por tener sueños de una sociedad integradora diferente. Es notable cómo la ciudadanía le va ganando la pulseada a la dirigencia (política y gremial), poniéndose delante de los intereses sociales y dejando “fuera de juego” a los exponentes conservadores de esta etapa política que siguen imperturbables a su chatura burocrática. Mucho ayuda a esta nueva mirada la nueva posición cultural de los Medios de comunicación, que ponen al descubierto a aquellos comunicadores que son “desembozadamente” operadores del viejo país.
Los cambios no se dan gratuitamente, hombres y situaciones tienen que favorecer este giro de la ciudadanía, instalando ideas que actúen como timones de ese vuelco. Cuando ese visionario se plantó y sostuvo que la Política no se sometía a la Economía, la perspectiva se transformó y la sociedad comprendió que la cosa iba en serio. Estábamos ante una nueva representación de la realidad en que el hombre no se arrodillaba a los vaivenes de la Economía sino que era sujeto de la Política. Primero el ciudadano, luego la política y como corolario, la Economía sujeta a las necesidades sociales ¡Basta! Del verdugeo de las teorías económicas acomodadas a los intereses del mundo financiero. Ahora, primero el ser humano.
Vuelvo a la nostalgia para refrendar mi equiparación con la juventud de los 70 (1970). Los jóvenes de esa generación, teníamos la fijación de la lucha anti-imperialista. No era un capricho que EE.UU. marcara la dirección del rumbo sudamericano y su posición en la división internacional del trabajo. ¿Quién produce y qué produce? Eran los tiempos del curro de los productores de materia prima y de comprarles la producción industrial, razón por la cual la juventud trinaba contra el imperialismo yanqui. Por ahí andaba el mudo Gregorio, gritando desaforado: ¡Abajo el Imperialismo!, mientras las cocineras del comedor universitario, nos aguantaban la cabronada.
Hoy, esa patriada se llama UNASUR y congrega idealmente a los pueblos sudamericanos, son los mismos jóvenes que denunciaron el imperialismo, y (hoy) actualizan sus pedidos para la unión de los pueblos del sur, tal como afirma el Presidente uruguayo, José Mujica: ”Estamos llegando muy tarde al tiempo del desarrollo. Hemos estado en la fila de las cenicientas, de los dependientes. La integración nos toca construirla. Se trata de crear una realidad tangible y fuerte, y nunca hemos sido capaces de dar un abrazo definitivo de esa magnitud. Tenemos que aprender de nuestro pasado y de nuestros errores. De nuestros héroes y las cárceles”, afirmó el mandatario en un emotivo discurso ante sus pares suramericanos”. Felizmente, esta posta la agarran los nuevos mandatarios y la consideran (como debe serlo) para el futuro de nuestros pueblos.
Valgan estos recuerdos nostalgiosos para valorar lo vivido en nombre de esos hermanos desaparecidos y encarcelados y, sobre todo, poner en la balanza el justo merecimiento de la actual dirigencia que, a pesar de todos los flagelamientos a sus investiduras, soportan estoicos-icas los insultos y sospechas (sin piedad) a sus personas, por sobre todo y a pesar de todo.
Aquellos soñadores setentistas
Sr. Huarpe, sólo puedo hablar de mis compañeros del secundario (Colegio Nacional de S.M. Tucumán), que una vez que ingresaron a la Facultad de Medicina, formaron un grupo de trabajo NO ARMADO( muy lejos estaba esa intención), pero sí imbuidos de militancia activa; y allí se largaron a los pueblos del interior tucumano (El primero fue Simoca, del que puedo dar testimonio), donde realizaban trabajos de desparasitamiento: los niños de esas comunidades estaban infectados de parásitos, por el agua, Etc. Allí estuvimos, codo a codo, con «Gonzalito» y el «Chino» Apaza. Cuando regreso a Salta, me informan de la desaparición de estos compañeros, con los que me crié, desde los 13 años. Le puedo asegurar, muy a pesar de su desconfianza, eran tipos útiles a la sociedad (por su profesión) y profundamente idealistas (humanistas). Lo del imperialismo y sus efectos en Sudamérica, es otro debate. Contestarle es mi principio de honestidad, por encima de su convencimiento. Atte. Manghera
Aquellos soñadores setentistas
Flor de junta tenias, MANGHERA. Secate las lagrimas del tango nostalgioso y conta como siguió la historia. Porque el imperialismo esta alla nomas, vivito y coleando. Pero gracias a tus «soñadores setentistas» (tan parecido a «jóvenes idealistas») tuvimos bombas, muertos, triples A y Comandos varios, cuando los soñadores pasaban a la acción. Trajeron a los milicos del Proceso y como la multiprocesadora nos hicieron carne picada. Deja de justificarte, da la cara, te equivocaste y hacete cargo… NO PRETENDAS SEGUIR VENDIENDO PESCADO PODRIDO. PORQUE NO TE CREEMOS…