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domingo, noviembre 24, 2024

La cuestión social pendiente

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Hoy 29 de mayo de 2015 se cumplen cuarenta y seis años de la gesta histórica conocida como “El Cordobazo”, acontecimiento indudablemente emblemático para las luchas populares de nuestro país.

En plena dictadura militar de Juan Carlos ONGANÍA y en claro desafío a la celebración del día del Ejército Argentino (creado el 29 de mayo de 1810), la conjunción de fuerzas obreras y estudiantiles llevaron adelante esa verdadera declaración de oposición abierta al régimen.

Tales acontecimientos fueron posibles no sólo por las circunstancias históricas del momento, sino por el aporte nunca más verificado en ese entorno, de una concepción sindical clasista y con el aporte intelectual y personal de verdaderos líderes de la talla de Agustín TOSCO, Elpidio TORRES, Atilio LÓPEZ, y René SALAMANCA, Raimundo ONGARO –solo por nombrar algunos-

Y sobre la base de los programas elaborados por la CGT de Los Argentinos de LA FALDA de 1957 y de HUERTA GRANDE de 1962, entre otros puntos menores se reclamaba la ruptura con el FMI, la expropiación de los monopolios, nacionalización de la banca y el comercio exterior, la suspensión del pago de la deuda externa, el fin de la hegemonía de la burocracia sindical y que el control de las fábricas estuvieran en manos de los obreros.

Cabe recordar que esa burocracia sindical perimida (¿perimida entonces, vigente hoy?) había pactado con el dictador que se congelara el proyecto de participación obrera en las ganancias y control de producción, la desactivación de la Comisión del Salario mínimo, vital y móvil, y el congelamiento de la gran mayoría de las remuneraciones.

También habían hecho la vista gorda cuando se buscó suspender el sábado inglés, único día en que la jornada laboral se reducía a la mitad, y se impuso el arbitraje obligatorio en los conflictos laborales y una ley de represión automática para huelgas y conflictos sindicales.

De igual manera se habían callado cuando se intervinieron gran cantidad de sindicatos suspendiéndose sus personerías gremiales, y se modificó la Ley de Indemnizaciones por Despidos, aumentándose la edad para jubilarse, y se había dictado la llamada «Ley de Represión del Comunismo» y bajo la acción de la DIPA (Dirección de Investigación de Políticas Antidemocráticas) se había encarcelado a cientos de militantes sindicales y políticos.

Con las heridas frescas por todos los atropellos de ONGANÍA desde el mismo momento de asumir (“Noche de los Bastones Largos” del 28 de julio de 1966), el movimiento estudiantil no dudó en sumarse, y se marcó con esa gesta el comienzo del fin del general del ejército que se hacía llevar en carrozas de caballos blancos y rosas rococó a la Sociedad Rural Argentina, que lo aplaudía a rabiar.

Luego vendrían los movimientos armados como MONTONEROS, E.R.P., F.A.P. y otros, y la historia suficientemente conocida de la fallida empresa democrática débil del tercer gobierno del Gral. Juan Domingo PERÓN, y la nueva pesadilla dictatorial genocida, lamentablemente fresca todavía en la memoria de todos.

Y esta brevísima síntesis de esos hechos de nuestra historia reciente, nos pone inevitablemente en la necesidad de un somero balance de lo ocurrido con aquéllas reivindicaciones, y su vigencia hoy.

Por ejemplo se verifica que no hay banca nacionalizada sino que se mantiene el bando militar nº 21.526 de José Alfredo MARTÍNEZ de HOZ de 1976; y que el tibio proyecto de participación obrera en las ganancias de las empresas ha sido convenientemente archivado; y que el oficialismo gobernante ha puesto techo a los aumentos salariales paritarios.

También se verifica que el comercio exterior está en manos multinacionales; que se paga puntualmente la deuda externa, que la burocracia sindical vive y reina; que el IVA del 21% de CAVALLO de 1995 acordado con el FMI sigue vigente, y tantas otras lindezas de la dependencia macroeconómica y la injusticia social.

Por supuesto que hoy habrá recordatorios oficiales de este hecho trascendente de la historia de las luchas populares en Argentina, pero con la conveniente tibieza y superficialidad necesarias para no poner mucho en evidencia, que la cuestión social que planteaban los visionarios de La Falda y Huerta Grande, está sin resolver.

Repase Usted lector este breve y seguramente incompleto resumen, y compárelo con la realidad viva de nuestros días, y verá claramente la vigencia de un esquema económico que bajo la designación de progresismo, mantiene intactas las variables sangrantes de la economía nacional que se manejan sin la clase trabajadora, para que la distribución –o falta de distribución- de la riqueza que ese estamento produce, se siga decidiendo a espaldas de las mayorías.

En términos generales y con algo más de cosmética, la cuestión social que planteaban los luchadores del Cordobazo, sigue latente.

– Salta, 29/05/15

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