Sibelius, casi un posromántico, desarrolló un estilo muy personal en la construcción sinfónica. Su primer trabajo en el género data de sus veintisiete años, y siete años después, escribe su primera sinfonía.
Salta, viernes 4 de setiembre de 2015. Teatro Provincial. Solista: Davi Graton (violín). Orquesta Sinfónica de Salta. Director titular maestro Jorge Lhez. Obras de Jean Sibelius: Concierto para violín y orquesta en re menor op. 47. Sinfonía nº 1 en mi menor op. 39 (*). Ciclo 2015 del Mozarteum Argentino Filial Salta. (*) Estreno en Salta.
Sibelius fue el gran músico nacional de Finlandia y conspicuo representante del arte musical europeo de su tiempo. Es curioso leer sobre su vida y enterarse que recién a los ocho años, comenzó a estudiar el idioma finlandés pues su entorno familiar y su lengua materna pertenecían a Suecia. Pero ese acercamiento al extremo oriental escandinavo produjo un conocimiento de sus profundidades culturales, plasmadas luego en su música.
Otro detalle relacionado con la obra inicial del programa, fue que el compositor estaba francamente decidido a estudiar violín y llegar a ser concertista de alto rango, pero la vida muchas veces depara otros caminos no imaginados inicialmente. Sibelius era la mar de exigente y su relación con el instrumento, no obstante un más que aceptable nivel, no lo dejaba conforme y por tanto emprendió el camino de la composición en la que mostró maestría.
De las siete sinfonías escritas por él, entre la primera y la segunda, escribió el concierto de violín de esta noche. Intenso, lo dotó de numerosas dificultades técnicas sin perder trazos de gran belleza y romanticismo. No se limitó como otros compositores a escribir una página virtuosa para el violín y un relleno instrumental sino que dio a la orquesta un tratamiento sinfónico de notable base sonora. El solista brasileño Davi Graton, munido de elogiosos antecedentes recorrió la ruta de dobles cuerdas, seguros golpes en las mismas, glisandos, síncopa contrastante con la percusión y una línea melódica de exigente nivel. Sorprendente la hermosa sonoridad de su instrumento desnudando con todo ello una poderosa personalidad, como sí también la enorme calidez de su segundo movimiento que culmina triunfalmente. Tarea irreprochable.
Sibelius, casi un posromántico, desarrolló un estilo muy personal en la construcción sinfónica. Esta se inicia con su Sinfonía nº 1, superada por las que vinieron luego. Está escrita en la época en que el autor vivía fuertemente su admiración por Tchaikovsky en una faceta en la que el ruso era maestro, sus combinaciones tímbricas. Esta primera sinfonía está basada en motivos breves y una tersa forma del desarrollo. Dan la impresión de bloques sonoros unidos por breves pasajes melódicos en los que comienzan a vislumbrase expresiones de su Finlandia que por aquellos años comenzaba a perfilarse con deseos separatistas en relación a Rusia. Mientras tanto, Sibelius desarrollaba su formidable estilo propio, impactado primero por el nombrado compositor ruso y luego con una adecuación del mismo hacia los modos musicales de Brahms. Fue un instintivo sinfonista.
Su primer trabajo en el género data de sus veintisiete años, y siete años después, escribe su primera sinfonía en la que revela sus avances compositivos desplegados en el citado lapso. Abre el clarinete solista sobre un lejano redoble de timbales al que se van uniendo aquellos bloques sonoros sin perder los momentos de una noble vena romántica. Son cuarenta y dos minutos de alta expresión que trasunta una férrea voluntad de ir derecho al grano, vulgarmente dicho. Todo ello conduce a un final cargado generosamente de melodías y resonancias que delatan un interior extremadamente sensible.
La orquesta vivió esta visión de Jorge Lhez, la tomó como propia y entonces la estructura se impuso a contagiosos individualismos. Los oyentes agradecidos de esta primera audición local. Se lució el maestro, como suele pasar cada vez más a menudo y las diferentes secciones funcionaron como mostrando una imaginaria competencia acerca de cual estuvo mejor. Para el Mozarteum local y para Salta, son un orgullo.
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