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domingo, noviembre 24, 2024

«Los amigos de la vida», mi nuevo libro

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Por segunda vez comparto estos relatos con aquellos hombres maduros, que a lo largo de sus vidas, integraron con sus destinos, nuestra propia convivencia.

PRÓLOGO

La vida es una cadena interminable de aprendizajes, la amistad también. Nuestro devenir es esa lucha incesante por aspirar a logros crecientes: El estudio, el trabajo, el amor, los logros y, escondido como un cofre de éxitos, el álbum de la amistad.

Nadie se queda huérfano de amigos. Siempre hay un ser humano que acepta nuestros defectos y nos quiere con ellos, sin reparos. Es mi caso, que sin ser un dechado de virtudes, pude conservar un abanico de personas apreciables que aceptaron mi “defectuosa” forma de pensar/sentir y actuar. Primero en el cielo celestial están nuestros adorados Padres, que no sólo nos dieron la vida, sino también un andamiaje de principios y postura moral, luego los hermanos que son nuestros primeros amigos de la vida, y cuando forman sus familias, nos premian con hermanitos menores. Luego, propiamente la calle, nos permite conocer otros seres humanos y lugares, que serán significativos en nuestro destino. Por segunda vez comparto estos relatos con aquellos hombres maduros, que a lo largo de sus vidas, integraron con sus destinos, nuestra propia convivencia. Son los hermanos inseparables de nuestra existencia (La novela del Ajedrez 2014).

EPÍLOGO

No es imprescindible compartir estas memorias, pero lo sigo creyendo y sosteniendo que en la vida la amistad ocupa y debe ocupar un espacio primordial, ya que ellos dejan un recuerdo de cariño y gratitud imborrables. Tengo el privilegio de tener mis dos hermanos que en su vida, hicieron, espontáneamente, de la amistad un culto y supieron construir, desarrollar y mantener a través de los años. No es mi caso, porque, en principio, me aboqué con exclusividad a lo familiar y esto me quitó punch. Los tres, tuvimos, el modelo y el faro mayúsculo de mi Padre, que por su condición de huérfano y generación propia (generación del 30), desarrolló en la amistad, las carencias de su infancia con faltas afectivas. En su círculo social, era considerado, sin excepciones como un “Tipazo”.

Eran los tiempos en que en La Salta del 50, se caminaba por diferentes y
específicos lugares, cruzándose meciendo el sombrero para responder a los “todos” amigos que confluían en lo que entonces se conocía como el centro de la ciudad. En aquel momento, todos los vivientes de esta reducida sociedad eran conocidos y amigos entrañables. Precisamente, la amistad, era el recurso de salud mental, sin necesidad de recurrir a nuestros actuales métodos de sanación. En aquellos tiempos, La cura eran las tertulias de los jóvenes en los llamados “asaltos”, que no era otra cosa que ensayar la amistad. Una línea de actualidad y reconocimiento a la amistad de mis hijos, sin la cual no podría soportar estos momentos de la adultez.

Nosotros ya tuvimos que encarar otros “mambos”, con la cultura científica como ordenadora de nuestra convivencia. La medicina oficial pasó a comandar los ejes de la salud y, a proponer el empastillamiento masivo para encarar lo cotidiano. Pasó a ser la cultura de la “Aspirina” y de los mío-relajantes. El imperio de la preeminencia de los Laboratorios y sus cadenas imperturbables de venta descarnada, en que lo que menos les importa es la salud de la gente, sobre todo cuando hablamos de lanzamientos oncológicos.

La sociedad en esas nuevas direcciones obligó a las personas a realizar nuevos aprendizajes de sobrevivencia, ya que las anteriores adaptaciones a la realidad resultaron inadecuadas. Se entró en esa modalidad acelerada de la vida y del inapelable criterio del ganador-perdedor. La cultura de la época exige a los jóvenes afiliarse a una sociedad de consumo irrestricta. Las planificaciones sociales humanas del siglo XXI, están orientadas a un consumo infantilizado (ilimitado), sin topes visibles y posibles de satisfacción.

Con este panorama escatológico y de finales de ciclos, los que conocimos otras posibles convivencias buscamos con tesón, opciones alternativas de reconciliación con la felicidad existencial que no estén atravesadas, únicamente, por la iniciativa de la gula-avaricia consumista y, en esta exploración, apareció generosa la gimnasia terapéutica china para darnos respuestas apropiadas para nuestras demandas etarias y desentrañar esos objetivos simbólicos, que priorizan la armonía/la templanza/la centralidad/la mística humana/ la concordia/ La moderación/ la espiritualidad y sobre todo la salud y nuestra capacidad de auto-curación. Como una semilla fundante, en su interior, la tierra propicia de la amistad, que en definitiva, envuelve la ética-moral de las Relaciones Humanas.

Me atrevo a concluir este camino narrativo, asegurando que el verdadero acto de amor de la historia de la humanidad, es el acto de amor de la amistad.

1 COMENTARIO

  1. «Los amigos de la vida», mi nuevo libro
    El libro está para la venta en el DIA del Bº Grand Bourg, y su costó es de $50.- Atte Manghera

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