Poco brillo igual algo de opacidad

La Orquesta Sinfónica de Salta ha hecho varias veces cada una de estas obras. Las tiene “en dedo” y esta circunstancia ayudó para que la labor del director visitante sea aceptable. Estoy persuadido que el maestro Céspedes las conoce bien, pero en lugar de lucirse, su labor fue algo opaca.

Salta, Jueves 20 de noviembre de 2008. Teatro Provincial de Salta. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Invitado Germán Alberto Céspedes Díaz (Colombia). Richard Wagner (1813-1883): Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda. Johannes Brahms (1833-1897): Variaciones sobre un tema de Haydn op. 56. Ludwig van Beethoven (1770-1827): Sinfonía nº 7 en La mayor op.92. Aforo 50%.

Wagner tenía obsesión por plasmar la expresión teatral con la musical. Creo que uno de los intentos más logrados en este sentido fue justamente Tristán e Isolda Tal vez estaba inspirado en el adúltero amor que sentía por Matilde Wesendonck pero lo cierto es que esta ópera resume muchos aspectos de sus emociones por esos días de mediados del siglo XIX. Se suele tocar el Preludio y luego la escena final donde Isolda muere a consecuencia de la muerte de Tristán en uno de los pasajes mas conmovedores de la música occidental. Es cierto que la Muerte de Amor debe ser cantada por Isolda pero su sección instrumental es de tal belleza que también se acostumbra a interpretarla de esa manera.

Luego llegó esa vibrante página escrita por el alemán Brahms que tomó un tema, supuestamente de Franz Joseph Haydn y desarrolla sobre él ocho variaciones que requieren precisión en cortes y ataques, ajuste, brío, perfecta afinación en los metales, virtuosismo en las maderas y honestamente creo que la orquesta entregó lo mejor que podia.

Finalmente esa maravilla que es la Sinfonía nº 7 de Beethoven. Cuenta el programa de mano que Wieck, el futuro suegro de Schumann, dijo que solo la podía haber escrito un hombre cargado de vides y que von Weber comentó que el autor estaba para el manicomio. Dos conceptos que nada tienen que ver con una obra que si alguien, que no sepa quien fue el autor, escuchara junto al segundo movimiento de su Concierto para piano “El Emperador” y su Sonata “Al Claro de Luna”, seguramente tendría una idea bastante aproximada a su arte y de su personalidad. Esta sinfonía ha merecido muchos calificativos laudatorios a través del tiempo. A mi gusto uno sobre manera y es el que habla del infernal impulso que ella brinda a quien la escucha con atención y no sólo son el oído sino con todos sus sentimientos. Desde la pompa militar a lo que se podría encuadrar en una humana orgía rítmica, sus pentagramas ofrecen al oyente una de las piezas claves de un genio como fue este alemán tan liberado, en el mejor sentido de la palabra, de las ataduras constructivas del arte sonoro. Podría hablar de toda ella completa porque no hay motivos de desperdicio en ninguna de sus partes, pero como muestra no puedo dejar de destacar esa espléndida fuga del “allegretto” que es una muestra de hermosura técnica y musical.

La Orquesta Sinfónica de Salta ha hecho varias veces cada una de estas obras. Las tiene “en dedo” y esta circunstancia ayudó para que la labor del director visitante sea aceptable. Estoy persuadido que el maestro Céspedes las conoce bien, pero en lugar de lucirse, su labor fue algo opaca. Su gesto es “on the beat” en consecuencia no tuve la sensación que la orquesta se sintiera conducida con anticipación hacia un destino más seguro.

Por caso el dubitativo inicio del ultimo movimiento de la séptima en la cual estuvieron sus ya conocidos contrastes aun cuando el resultado final me haya dejado con el sabor de lo esperado y no aparecido. Sus antecedentes despertaban una expectativa no del todo resuelta. La deliberada lentitud del preludio wagneriano en busca quizás de una mayor expresividad, no logró el objetivo buscado. Los temas de la revelación y el deseo de este preludio se perdieron en la excesiva parsimonia de la articulación. Tal vez sea su visión estética de las tres obras. No lo sé pues no conversé con él. Me limito a decir lo que en mi interior sentía. En resúmen y para no abundar en detalle. En mi opinión faltó temperamento, vigor y por tanto la ejecución sonó rutinaria.