Macri acusa a los abogados laboralistas de ser una «mafia». Muy suelto de cuerpo, lo comenta en la presentación del nuevo canciller, como si lo hiciera en medio de una reunión familiar.
Lo pone a Recalde a la cabeza de esa asociación ilícita sin más pruebas que su palabra. En realidad no importa a quién ponga al frente de -según él- la «industria de los juicios»: no voy a defender a Recalde, un sobanalgas de CFK. Lo que realmente importa es la concepción en la que se apoya el contrabandista de autopartes que hoy gobierna el país para decir lo que dice. Y claro, la concepción es la de su clase, la burguesía, la patronal, la empresarial, la que goza de su vida a costa de la explotación, el sudor y el sufrimiento ajeno.
¡¡Para ellos, cualquier tipo de actitud de los trabajadores que tienda a hacer valer sus derechos, es una actitud mafiosa!!
¡¡Así piensan los patrones!!
Así piensa el gobierno, bien patronal: desde esa exacta matriz filosófica.
Por eso actúan como actúan los funcionarios de la Alianza Cambiemos (Pro, Ari, Ucr), desde Macri, pasando por Aranguren, Vidal, Morales, Carrió, Bullrich, hasta el último edil del más ignoto municipio: los juicios que los asalariados les hacen a los empresarios que los explotan, les malpagan, les evaden las cargas sociales, los negrean y los hacen trabajar en condiciones insalubres o de riesgo a tal punto que producen accidentes, son originados no por responsabilidad empresarial, sino por la «mafia de los juicios».
Las huelgas son responsabilidad de los trabajadores y sus sindicatos, no de los salarios miserables y las lamentables condiciones laborales. Así tratan a los docentes en todo el país, por eso los maestros de la pcia de Buenos Aires, a pesar de haber dejado de lado los paros desde hace semanas, siguen cobrando la miseria de $9800 por turno, cuando la línea de pobreza según el indec ronda los $15.000. Así tratan a los choferes de omnibus de Córdoba, a los que acusan de matones por querer cobrar un sueldo digno y que reincorporen a los compañeros despedidos. Así tratan a los de AGR, a los de Cresta Roja, a los de Tenaris y a los miles de trabajadores cuyas empresas los oprimen o simplemente los despiden.
Lo que no soportan los Ceos que ejercen el gobierno es que los trabajadores ejerzan sus derechos y no sólo eso: no soportan que los trabajadores TENGAN derechos.
Trabajadores con derechos = menos ganancias para los patrones
Por eso este gobierno ha venido a hacer lo que siempre han querido los patrones: arrasar con todos los derechos de los trabajadores, para instaurar un paraíso para los ricos, para los empresarios, para los oligarcas.
Por eso, sin ir más lejos, dicen ante cualquier reclamo de aumento de salarios en el Estado, que no son posibles porque generarían un mayor déficit en las cuentas fiscales, mientras eximen de impuestos a las grandes fortunas, a los hacendados, a los industriales y hasta a las mineras que no paran de contaminar.
Por eso le ponen techo a las paritarias, porque según su visión, más salario genera mayor consumo y por lo tanto mayor inflación, mientras no paran de fomentar y permitir aumentos de precios y de tarifas en las empresas de servicios públicos y en el transporte, que provocan mayor inflación que cualquier consumo popular.
Así piensan, porque lo hacen desde su interés de clase. No pueden pensar de otra manera. Para ellos, el mundo es así: ellos arriba y con todos los privilegios, nosotros abajo para servirlos. Su mundo ideal es el esclavismo y algo parecido quieren modelar.
Hasta sus formas de conducirse, y sobre todo de hablar, cuasan náuseas.
¿Cómo no lo ven aquellos que viven de un salario, de una jubilación, de una pensión, y han votado, apoyan y piensan seguir apoyando a estas lacras? ¿cómo siendo víctimas, pueden aplaudir a sus victimarios?
¿Tan bajo han caído en la escala humana?
¿No ven la miseria creciente? ¿no ven la angustia, la desesperación de millones de seres humanos?
Han sido ganados por la cultura burguesa, la que produce la más mezquina y antihumana de las consciencias, la del egoísmo, el individualismo y el desdén por el bienestar del prójimo.
Hay que ponerle coto a semejante concepción de la sociedad, tan baja, tan rastrera.
Es necesaria la más amplia confluencia de los trabajadores y trabajadoras del país, esos que están forjando una nueva conciencia obrera, clasista y antiburocrática, para oponerse al oprobio que estamos viviendo. Es necesaria una gran asamblea nacional para generar un gran acuerdo proletario, para enfrentar y echar a patadas a este gobierno de ricos para los ricos y empezar una sociedad distinta a la que vivimos, que no puede ser otra que socialista y humana.
Lo que ellos y sus lacayos digan sobre los derechos democráticos, la defensa de las instituciones, los poderes republicanos, la justicia y la libertad, lo que es correcto y lo que no, nos tiene que tener sin cuidado: son sus derechos, su democracia, sus instituciones, sus poderes, su república, no los nuestros. Su justicia es nuestra injusticia. Su libertad, nuestra esclavitud. Lo que es correcto para ellos, para nosotros no lo es; es más, es nuestra desgracia.
Es hora de ponerse de pie de una vez por todas y decirles ¡BASTA! a estas lacras antihumanas