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domingo, diciembre 22, 2024

El Mito del Héroe, el Tercer Movimiento-Histórico, y el Huevo de la Serpiente en el Radicalismo

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Dedicado a la memoria de Carlos Hugo Capitman

El mito del héroe y el Tercer Movimiento-Histórico han sido el huevo de la serpiente en el seno del Radicalismo, que lo llevó a una creciente decadencia de muy larga duración. Este brevísimo diagnóstico se ha formulado merced al método de arqueología política retrospectiva (peinar a contrapelo), distinto al impulsado por Elizalde (1909), que revela la existencia de una secuencia de interrogantes o causas-efecto que debe ser investigada, y dramáticamente dialogada. (1) A su vez esta secuencia de una treintena de interrogantes están ordenados en una jerarquía de media docena de registros cruzados (hermenéuticos, arquitectónicos, simbólicos, ideológicos, políticos, comunicacionales, institucionales y tácticos), interconectados en la historia argentina reciente.

Para ejemplificar con estimulantes diálogos y monólogos dramáticos (al estilo de Sentimiento Gaucho, que aunque carecía de metáfora tiene una profunda poesía épica) cada una de la treintena de causas-efecto descubiertas deben ser recogidas en fuentes periódicas impresas, y también ilustradas en fuentes sonoras y gráficas (videos) que deben abundar en archivos radiofónicos, y seguramente hallables en YouTube y en Internet.

I- Complicidad intelectual con el mito del héroe facultado para alinear
burocráticamente la militancia juvenil a escala nacional en todo el Radicalismo, el cual constituyó un comisariato y un verdadero huevo de la serpiente, cuya yema a explorar debió haber sido sin embargo una búsqueda permanente del saber y del conocimiento y no de un poder faccioso.

II- Arquitectura cronológica retrospectiva de la destrucción de la UCR

II-a No hubiere habido Convención de Gualeguaychú (origen de la coalición Cambiemos) sin una profunda autocrítica del mito del hombre providencial y de parte de quienes han estado al frente en este medio siglo de múltiples fracasos políticos de la UCR
II-b No hubiere habido crisis de 2001 sin previo fracaso de la Alianza o coalición con el FREPASO (1998), el cual al entrar en disolución su rama residual se vinculó luego con el peronismo kirchnerista;
II-c No hubiere habido Alianza o coalición sin el previo fracaso del Pacto de Olivos (reelección, tercer senador, consejo de la magistratura) y sin la Caída del Muro de Berlín (1989-1991);
II-d No hubiere habido Pacto de Olivos (1994) sin previo fracaso del Tercer M-H elaborado por el Grupo Esmeralda (1985)
II-e No hubiere habido Discurso de Parque Norte o Tercer M-H sin el abandono del Pacto Militar-Sindical (la respuesta que se dio a la derrota senatorial era que “no se puede”). Ese Pacto radiografiaba un sistema de dominación despótico o de violencia epistémica instaurado durante la Dictadura de Ongania con la política de Bienestar Social del Ministro San Sebastián respaldada por la CGT Vandorista, la que estuvo en la asunción del mando dictatorial. Este origen perverso vendría a confirmar que el llamado Proceso no nació el 24 de marzo de 1976 sino una década antes, el 28 de junio de 1966, la verdadera grieta del país.
II-f No hubiere habido deserción del Pacto Militar-Sindical sin una previa y traumática experiencia vital de un proyecto político innovador que hubiere roto radicalmente con la matriz movimientista y proteccionista de antiguo régimen populista de raigambre jesuítica o pre-iluminista (Astrada, Castellani, Sampay). Sin embargo, en su lugar se sembró un señuelo que despertara una atmósfera de ambiciones burocráticas (diputados, senadores, embajadores, ministros). En esa enseña de proa, Alfonsín era un ex liceísta de formación católica, quien como Diputado Nacional había estado ausente la noche de la Caída de Illia. Pese a su resistencia con la revista Inédito (Monteverde, Selser, García Lupo), Alfonsín carecía entonces de una hermenéutica íntima que lo entroncara con el pasado inconcluso de 1966.

III- Complicidad ideológica con el Tercer Movimiento-Histórico (T/M-H)

III-a No hubiere habido surgimiento de la Coordinadora (Cáceres, Moreau, Stubrin, Storani, Nosiglia, Suárez Lastra) con su rol disciplinante como séquito o escolta de un liderazgo carismático (inaugurado en un encuentro militante celebrado en Laguna Setúbal, Santa Fé, en 1968), sin la programación de una fuerza de choque interno, que era un aparato movilizador, cortesano y vitalicio a escala nacional, y que dominó toda la Juventud Radical (JR), ordenando una militancia que precedió en una década la reapertura de la democracia luego del Proceso (1983). Cuatro años más tarde, en la llamada Batalla de Medicina (1972), y que corresponde a una etapa posterior a la Dictadura de Ongania (Noche de los Bastones Largos), y anterior a la Masacre de Trelew (22 de agosto) y al Retorno de Perón (1973), en que se había recuperado la autonomía universitaria, las libertades públicas y la vida gremial estudiantil, cuando ya Ongania estaba siendo desplazado por Lanusse (a quien Balbín había prestado su alfil más valioso, que fue Mor-Roig, asesinado por Montoneros) y aún reinaba en el Tercer Mundo el Movimiento de Países No Alineados (MPNA), la víctima fatal en la Universidad fue el joven e inocente estudiante judío Carlos Hugo Capitman. El colorado Capitman (con el rostro picado de acné) de una veintena de años, a quien infructuosamente por temor a un presentimiento quise invitarlo a investigar en el Archivo General de la Nación (AGN), sigue dando vueltas en mi memoria pues fue el hijo que no tuve y que también perdí. El incidente trágico no fue un parricidio pero se asemejó mucho al de un filicidio, pues el trato brindado a la juventud universitaria del país era en ese entonces de una irresponsabilidad suicida. Capitman quedó tendido de un bastonazo –que le produjo un ataque de epilepsia—propinado por Enrique «Coti» Nosiglia en el vestíbulo de entrada de la calle Paraguay, y si bien me precipité a protegerlo, sentí luego que nosotros por cobardía también lo habíamos abandonado. Inmediatamente Capitman fue enviado al hospital, a semanas de su convalecencia desapareció conjuntamente con una compañera a manos de la represión envuelto en un vuelo de la muerte (de la compañía de Willy Reynal). Nadie de nosotros ni su desesperado padre pudo enterrarlo, y todo el drama quedó reprimido en la pesada bruma de una amnesia traumática que ha durado hasta el día de hoy como algo inacabado, que para la salud moral de nuestra conciencia es preciso retornarlo urgentemente de lo reprimido. En mi caso personal, la represión se prolongó un lustro pues tras un intento frustrado de secuestro pude exiliarme en junio de 1977, becado en USA. A ese bendito exilio, los responsables del desastre político-militar habían accedido rápidamente porque contaban con las instituciones que manejaban los recursos (CLACSO, FLACSO, etc.). Nosiglia, quien jamás participó de la resistencia a la dictadura de Ongania (pues trabajaba para su tío, un funcionario dictatorial), y que llegó a controlar parte del periodismo y de los barras bravas en las Convenciones del partido, nunca fue denunciado, ni nosotros lo perdonamos, y su materia oscura sigue impune después de casi medio siglo. Esa materia oscura ha sido detectada pero se sospecha reside en el Alto Litoral. Jamás como Juventud Radical Revolucionaria (JRR) fuimos invitados a dialogar con las autoridades del MRyC y pasamos a ser una rémora a la que había que mantener alejada por su indeclinable independencia política y también por haber optado por la estrategia conciliatoria adoptada por Balbín, y su eventual fórmula electoral, que nunca se homologó. El binomio presidencial propuesto se boicoteó de izquierda a derecha, y la fórmula política fue sustituida por una fórmula nepótica (marido y mujer) que no tardó en transformarse en una noche trágica. En suma, los mitos políticos han sido en Argentina sagrados y violentos, y no se los ha tocado ni revisado.
III-b No hubiere habido surgimiento político del Movimiento de RyC (Carranza, López, Borrás, F. Elizalde, López, Cataldo, Penna), sin la previa neutralización política de la Coordinadora y sin el vacío movilizador existente en la UCR desde el fin del Proceso y del fallecimiento de Balbín y de Illia. Todas las demás organizaciones internas (Mov RyC, CISEA, Grupo Esmeralda) pasaron, pero la Coordinadora quedó más allá de la muerte de Alfonsín, alcanzó a reciclarse durante el gobierno de De la Rúa, se la aduló hasta el hartazgo al extremo de publicarse libros apologéticos en su homenaje (Muiño), y últimamente inventó a Lousteau con el apoyo del cuasi-cuñado Christian Colombo, el mismo que quebró el Banco Nacional de Desarrollo (BANADE) durante el gobierno de Alfonsín, por no ejecutar las acreencias embargadas. (2)
III-c No hubiere habido surgimiento político del CISEA (Caputo, Sábato, y el francés Roulet) en el Radicalismo (al que se afiliaron), sin el previo desplazamiento del Movimiento de RyC. El operador de esta mutación modernista fue el ex Decano de Ingeniería, el francés Roulet, quien se asoció para ello con el empresario sociólogo Meyer Goodbar, quien había sido condiscípulo de Portantiero. El profesor Portantiero, a diferencia del “oculto” intelectual Aricó, era un clásico sociólogo de izquierda, catedrático de teoría sociológica, discípulo de Germani, que carecía del swing intelectual de Aricó, y entre cuyos alumnos se encontraba el negro Quieto, quien fue el que lo arrastró en representación de las organizaciones guerrilleras FAR-FAL a aliarse con el Montonerismo residual por el citado Aricó, en carácter de agente salvador.
III-d No hubiere habido surgimiento político del Grupo Esmeralda (Portantiero, De Ipola, y el “oculto” Aricó) sin el previo desplazamiento del CISEA. Ninguno de sus integrantes había defendido el gobierno de Illia, ni repudiado la Noche de los Bastones Largos (1966), ni tampoco se afiliaron a la UCR cuando se asociaron al gobierno de Alfonsín (1985). Sin embargo, a pesar de los años transcurridos no se entiende como se incorporó en nuestro viejo partido el mito mesiánico-movimientista, en elegir como aliados a quienes carecían de credenciales democráticas, pues habían fomentado entre el estudiantado universitario tesis políticas con derivaciones materiales negativas, tales como la teoría del foco, la clandestinidad y la lucha armada, en perjuicio del combate reivindicatorio de base, que está fundada en preceptos democráticos y republicanos.
III-e A diferencia de la intelectualidad del retorno complicada con el infantil aventurerismo guerrillero hubo otros veteranos intelectuales autóctonos que no fueron convocados. Aricó fue entonces suficientemente perspicaz cuando escuchó el Rezo Laico (Preámbulo), que Alfonsín era receptivo al mito del héroe u hombre providencial, y que como tal iba a ser factible ofrecerle la receta mágica del Tercer M-H. Sin embargo, hubo algunos que no fueron convocados por Alfonsín, como el caso de Borges. Este ilustre combatiente de la pluma ostentaba una larga lucha contra el fascismo nazi-castro-stalinista, y junto con la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) contra el fascismo criollo. Su invitación no le habría costado gastos secretos ni reservados. (3)

IV- Secuelas comunicacionales de la adoptada tesis de los grandes hombres providenciales y el culto a de la personalidad vis a vis el mecanismo persecutorio del chivo expiatorio.

IV-a No hubiere habido surgimiento del Grupo Esmeralda (Portantiero, De Ipola, y el “oculto” Aricó) sin su origen en el Club de Cultura Socialista (CCS)
IV-b No hubiere habido Club de Cultura Socialista sin la revista Punto de Vista (Sarlo), la cual había continuado con la revisión del marxismo y del nacional-populismo, y donde algunos de sus integrantes habían participado activamente de esa triste experiencia. (4)
IV-c No hubiere habido revista Punto de Vista sin la previa revista Controversia (publicada en México por Aricó desde 1979 a 1981), pues Aricó y Portantiero pasaron a integrar una vez en Buenos Aires el consejo de redacción de Punto de Vista. (5)
IV-d No hubiere habido revista Controversia sin el exilio de Aricó, producto de un doble fracaso político-militar del cual fue en persona responsable (guerrilla de Masetti, FAR-FAL-Montoneros). (6) Desde esa publicación, Aricó hizo una revisión del concepto de lucha de clases, del rol de la clase obrera como motor de la historia, y de la idea de revolución. Pancho Aricó era un cordobés de Villa María, autodidacta, que no había terminado la primaria pero que había sido educado en el Partido Comunista, y que había quedado muy impactado por los acontecimientos del Cordobazo (1969). Así como dominaba la lengua del Dante, Aricó ignoraba la historia argentina y latinoamericana, y en su afán reivindicatorio quiso restablecer la memoria de Bolívar afectada negativamente por los escritos periodísticos de Marx, persiguiendo indudablemente ya en ese entonces un objetivo político. En su creciente aventurerismo político, Aricó había sido artífice junto con Portantiero del Acuerdo FAR-FAL-Montoneros (1971), que supuso una readaptación de la visión populista luego de la derrota del Ché en Bolivia (1967). (7) De ese Acuerdo no se conserva recuerdo alguno porque en aquélla época por temor a la represión todo era de naturaleza clandestina. En el caso de la editorial Siglo XXI (Buenos Aires), desde donde operaba Aricó con una corte de intelectuales afines, al inicio del Proceso (1976) fue allanada por la represión militar, pues evidentemente contaban con información acerca de los contactos que conservaban con las fuerzas aún insurgentes. Inmediatamente Aricó huyó a México, y una vez allí entró raudamente a revisar sus posiciones políticas gracias a nuevas lecturas que sospechamos fueron las de Bourdieu y las de Castoriadis. Pero Aricó nunca dejó de justificar su errática e infantil vida política adoptando esta vez una nueva interpretación mítica del pasado histórico reciente que a su retorno vino a amenazar la vida política con nuevos golpes de estado y con lesivas derivaciones para los partidos políticos y para la juventud estudiosa del país.

V- Secuelas institucionales de la desmovilización política partidaria

V-a No hubiere habido populismo bonapartista en la Argentina de los 70 sin el previo fracaso de la política clandestina de lucha armada, importada del Caribe por Guevara y trasplantada al Río de la Plata por Tupamaros y FAR-FAL, en su afán de crear uno, dos, y tres Vietnam, una guerra de baja intensidad en medio de la Guerra Fría
V-b No hubiere habido intención de cooptación del Peronismo residual (Cafiero) sin el previo fracaso del populismo bonapartista-peronista (1973-1976). (8)
V-c No habría habido desaliento partidario en la UCR sin que previamente se haya caído en un progresivo vaciamiento programático y en el uso y abuso del capital simbólico acumulado por la UCR (1890-1966).
V-d No hubiere habido vaciamiento programático si no se hubiere perseguido a los chivos expiatorios internos;
V-e No habría habido chivos expiatorios internos, como quienes se opusieron a la Coordinadora (cuyo hostigamiento se extendió incluso durante la campaña electoral que hicimos en Misiones ese mismo año de 1972 donde sufrimos las amenazas de Freddy Storani), y también con los diputados que se opusieron a la Obediencia Debida y el Punto Final, si se hubiere evitado el culto al hombre providencial y al de la personalidad en la historia, que necesariamente imponía una política de censura y de silencio interno.(9) Esta política persecutoria fue armada con el objetivo de disciplinar al partido y alterar impunemente la Carta Orgánica partidaria en la Convención de diciembre de 1983, presidida por el Ing. Conrado Storani, que consistió en eliminar las incompatibilidades entre los cargos partidarios y los cargos políticos, y poder así detentar sobre la UCR un poder absoluto. En lugar de elegir a un dirigente de relieve nacional (Troccoli, Pugliese), se nombró como Presidente del Comité Nacional a un ignoto senador del conurbano (Otero).

VI- Ocultamiento táctico del aventurerismo guerrillero que rescató transitoria y simbólicamente de la derrota a Montoneros, una agrupación de origen fascista y antisemita (Tacuara) fundada en un magnicidio (Aramburu) y no en una utopía política

VI-a No hubiera habido complicidad de Aricó con la guerrilla de Masetti (1963) sin previa adopción del giro stalinista de la Revolución Cubana (1961) que obligó a sus intelectuales críticos a abjurar de sus obras;
VI-b No hubiere habido autocrítica del filósofo cordobés Óscar del Barco sin el reportaje al ex guerrillero amnistiado Héctor Jouvé, publicado por la revista La Intemperie (2004). La presencia de Aricó en dos oportunidades en el campamento de Masetti reveló algo que Alfonsín no podía ignorar. En esas visitas, según el único testigo sobreviviente Héctor Jouvé, amnistiado diez años después en 1973, Aricó recibió fajos de miles de dólares procedentes del Banco Central de Cuba para su empresa editorial Pasado y Presente, responsable de la difusión privilegiada de la obra de Antonio Gramsci en Argentina y América Latina. (10) Esa sobreproducción gramsciana en castellano de ribetes revisionistas pero con empaque cuasi-doctrinario, y que se asemejaba a una industria cultural, eclipsó una fértil producción intelectual practicada entonces en el hemisferio occidental que no se traducía ni se divulgaba masivamente (toda la literatura weberiana y neo-weberiana, incluido el nuevo género estructuralista).
VI-c No hubiere retornado luego de 18 años de exilio (1973) un líder mítico-mesiánico (Perón) si no hubiere ocurrido el alza de la Vía Pacífica Chilena al Socialismo como consecuencia de la derrota del Ché en Bolivia (1967):
VI-d Sin el surgimiento del Montonerismo alentado por Aricó y las organizaciones FAR-FAL, el Carapintadismo no habría tenido lugar;

VII- Secuelas consecutivas del consentimiento de Alfonsín con el entrismo político-
ideológico en el seno del Radicalismo que reveló una veleidad narcisista frente al canto de sirena de la intelectualidad retornada y luego a sueldo de fondos secretos y reservados.

VII-a Resignación suicida de Alfonsín frente al Carapintadismo potencial (autodepuración de las FF.AA), el cual finalmente en Semana Santa de 1986 pinchó su mito del III/M-H, dio lugar al triunfo del peronismo Menemista, y para peor impidió que Alfonsín impusiera su delfín, pues venció en la liza un rival interno que fue el frustrado Fernando de la Rúa. El secreto del mensaje de Felices Pascuas en Semana Santa residiría en que Alfonsín tomó conciencia que los Carapintadas estaban al tanto de la verdad del mito y que lo único que querían era pincharlo y no voltearlo.
VII-b Divorcio de la intelectualidad retornada de México y París con la estructura de la UCR, la cual pese a oponerse a la Dictadura de Ongania no había participado en el proceso insurreccional tardío protagonizado por las organizaciones guerrilleras después del Cordobazo (1969).(11)
VII-c Indiferencia de la intelectualidad retornada con la necesaria renovación de una educación superior incestuosa (debido a la corrupción de la ciencia, al populismo académico, y a la ignorancia de la Ley de Eliot que combate la incestuosidad académica y fomenta la exogamia educativa). Pero Sarlo critica sólo a la UCR. (12)
VII-d Absolución de la complicidad de la jerarquía eclesiástica y de la Justicia Federal con el horror del Proceso
VII-e Desvinculación discursiva con el pasado inconcluso de los gobiernos de Frondizi e Illia, por padecer de discursos políticos antagónicos en materia política, educativa y económica
VII-f Inadvertencia culposa de la caída del Muro de Berlín y del socialismo real, la desaparición del Movimiento de Países no Alineados (MPNA con quien Alfonsín especulaba), y el fin de la Guerra Fría, no fueron anticipados por ningún grupo intelectual local (ni el CCA, ni G. O´Donnell, Halperín, Botana, Gallo, Cortés Conde o Torre, salvo Borges que lamentablemente estaba en carpa de oxígeno de un hospital de Ginebra);

VIII- Incapacidad de autocrítica de Federico Storani

IX- Correspondencia con el viejo adagio Radical “comando de derrota, comando a
casa”.

(1) Para la hermenéutica como metodología, y la pregunta por el pasado, ver Vaquer, 2015.

(2) Ver Majul, 1987; y Muiño, 2011 y 2012.

(3) Ver Fiorucci, 2011.

(4) Elizalde, 2009, 57.

(5) Elizalde, 2009, 57.

(6) Elizalde, 2009, 58.

(7) Para una crítica feroz de Aricó, ver Gaido y Bosch Alessio, 2015.

(8) Elizalde, 2009, 72.

(9) Ver Girard, 1989.

(10) Ver Burgos, 2004.

(11) Elizalde, 2009, 71.

(12) Elizalde, 2009, 75.

Referencias bibliográficas

– Burgos, Raúl (2004): Los gramscianos argentinos. Cultura y política en la experiencia de pasado y presente, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2004

– Elizalde, Josefina (2009): La participación política de los intelectuales durante la transición democrática : el Grupo Esmeralda y el presidente Alfonsín [en línea], Temas de historia argentina y americana, 15. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/participacion-politica-intelectuales-durante-transicion.pdf

– Fiorucci, Flavia (2011): Intelectuales y Peronismo, 1945-1955 (Buenos Aires: Ed. Biblos);

– Gaido, Daniel y Constanza Bosch Alessio (2015): José María Aricó y el grupo Pasado y Presente, En Defensa del Marxismo #44

– Girard, René (1989): La ruta antigua de los hombres perversos (Barcelona: Editorial Anagrama);

– Majul, Luis (1987): «Los herederos de Alfonsín, la historia secreta de la Coordinadora», (1987);

– Muiño, Óscar (2011): “La otra Juventud”, “de la insignificancia al poder”, uno de los dos libros, contiene relatos en primera persona, de quienes en 1968, fundaron la “Junta Coordinadora Nacional”,

– Muiño, Óscar (2012): “Los días de la Coordinadora”, Corregidor y Ediciones IML del Instituto Moisés Lebenshon.

– Vaquer, José María (2015): Arqueología, hermenéutica y la pregunta sobre el pasado. Apuntes para una mirada interdisciplinaria, Corpus, archivos virtuales de la alteridad americana, vol.5, n.2

– Por Eduardo R. Saguier

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