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martes, abril 30, 2024

La anulación del semblante

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El presente remarca una cualidad de sus funcionarios (incluido el Presidente): la anulación del gesto como portador de sentido. Es una clase gobernante que logró anular la gestualidad como vehículo comunicativo.

Son rostros imperturbables (inalterables) que no delatan la verdad concreta, lo que les facilita mentir sobre la dirección de la realidad en una muestra de rayano ocultamiento. Se materializó una ablación del fondo ideológico de las cosas y, por este mecanismo, se mandó la verdad al fondo de la basura. Los intereses económicos de sus acciones pasan, sin alteración, al cajón de la basura. Esta modalidad les proporciona, directamente, impunidad y quedar (por encima de todo) sin máculas.

Lenguaje gestual

Los seres humanos nos comunicamos un 20% por medio del lenguaje verbal y un 80% mediante el lenguaje gestual. Muchas veces nos encontramos “mal interpretando” lo que las personas nos dicen, o “percibiendo” que en realidad no están siendo sinceros con nosotros, esto se debe a que hay una incongruencia entre lo que se dice y los gestos que acompañan el dialogo.

Esa incongruencia (insensatez) entre los gestos del rostro o el resto del cuerpo y el lenguaje hablado hace que desconfiemos de lo que nos están diciendo. Por más convincentes que seamos con las palabras, nuestro cuerpo nos delata. Los gestos, las posturas, las palabras que utilizamos, las formas de mirar, los tonos de voz, no son casuales: nos dan un indicio claro de la personalidad, nos muestran la manera de pensar y de sentir de quien los hace. Es por ello que teniendo estos conocimientos podemos detectar rápidamente el grado de credibilidad y el perfil psicológico de aquellas personas con las que entablamos alguna relación, como así también sus verdaderas intenciones y sus estados de ánimo. Técnicamente representan los rasgos propios de las sicopatías (apariencia gestual)

Curiosamente, este sector gobernante se empecina en demostrar, por encima, de todos los resultados adversos para los trabajadores y el pueblo en su globalidad, que su plan económico es el correcto y único posible para reencauzar al país por los cauces normales de la economía mundial. Para ejecutar esta fabulosa mentira político-social, debieron alterar la gestualidad convencional de habitualidad cultural e histórica y sumergirse en el fenomenal fingimiento de una realidad distorsionada a su servicio.

Borraron de sus rostros las señales comunes con que habitualmente nos comunicamos. La sinceridad no está en las palabras sino en los gestos. Los gestos, no pueden leerse de manera independiente, para poder determinar qué piensa en un momento una persona, se deben tener en cuenta una serie de factores, los cuales deben interpretarse en un segundo. Descubrir el engaño exige asimismo comprender de qué modo estas conductas pueden revelar que el mentiroso va armando su estrategia a medida que avanza. En psicología le llaman “segundo lenguaje”.

El conocimiento del lenguaje gestual inconsciente nos abre un panorama inmenso de posibilidades a la hora de poder trabajar con otras personas, ya que nos permite una mejor comunicación y conocimiento de aquellos con quienes nos relacionamos.

En el caso puntual que nos ocupa (la actual clase gobernante) rompe, intencionadamente, todos estos principios teóricos porque su objetivo es instalar, por todos los medios, una supuesta dirección política que pulveriza un estado democrático, a sabiendas de que se apoya en proyectos económicos que benefician, únicamente, intereses de una clase social en desmedro del resto de los actores sociales, específicamente, de la clase trabajadora.

Planificar la mentir

La multitud de votantes que cayeron ingenuos en este engaño colectivo, pensando que se trataba de exageraciones imposibles de ejecutar, no midieron la magnitud de los personajes que accedían al poder, apoyados, siniestramente, por los Medios hegemónicos de comunicación y los capitales mundiales especulativos, menos aún, que se trataba de seres “entrenados”, fehacientemente, en este borramiento de la gestualidad convencional, casi imposible de descifrar por recursos tradicionales. Rostros que no registran el fabuloso engaño a la credibilidad popular, que ya está reaccionado progresivamente a los incontenibles y sucesivos abusos

Indudablemente, que se entrenaron, previa y exhaustivamente, para llevar adelante este cinismo teatral gigantesco de romper la sincronía rostro-gesto-mentira, superando las barreras convencionales de todo discurso verdadero. Incluso dando la imagen deformada que venían a aprender a gobernar. ¡Minga! La tenían clara como el agua. Lamentablemente, en su camino está una población que sufre las consecuencias prácticas del modelo “destructor-restringido”. Lo que queda es un extenuante esfuerzo de los cuadros sindicales-políticos para reconstruirse y abrir, al fin, los ojos a este engaño colectivo y correrse del soborno a los débiles. La unidad del peronismo democrático es imparable.

Quizá nuestra generación de adulto mayores, no lleguemos a ver el destino inmediato de una nueva promesa electoral que nos reencauce en un amanecer patriótico, pero los pueblos se reconstruyen permanentemente y la luz del túnel siempre está en el horizonte territorial para una nueva oportunidad venturosa y democrática.-

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