El gobernador de Salta se muestra en guardia ante la negociación con Macri por el ajuste; el debate por las tarifas y el aborto en su provincia
Entre «el opositor que no obstruye» y el que puede encarnar una «alternativa superadora» al macrismo y al kirchnerismo. En ese espacio quiere pararse Juan Manuel Urtubey.
En busca de ese equilibrio difícil y por momentos contradictorio, el gobernador de Salta combina las críticas y los guiños, las advertencias y las demostraciones de buena voluntad al Gobierno. Dispuesto a no ceder de más en la negociación por el ajuste advierte que «no hay espacio» para recortar los fondos que las provincias reciben de la Nación y defiende sus críticas al proyecto para aplacar el tarifazo que impulsa el PJ en el Congreso.
¿Qué errores cometió el Gobierno en el manejo de la crisis cambiaria?
– Se abusa de la política monetaria como única herramienta de política económica. Los problemas de competitividad que no podemos resolver con logística, energía, transporte y financiamiento los resolvemos con devaluación. El problema es estructural.
¿Qué opina de la decisión de Macri de volver al Fondo?
– Yo no hubiera ido al Fondo.
¿Por qué?
– Porque todavía no tenemos agotada la instancia de financiamiento del mercado de capitales. Las políticas económicas deben ser decisión de los argentinos, no debe imponerlas nadie.
El Gobierno ya anticipó que parte del recorte que exija el FMI saldrá de las provincias. ¿Cómo se prepara para esa negociación?
– El principal desequilibrio fiscal está en el presupuesto nacional. El déficit consolidado de todas las provincias en 2017 fue de 0,9%, del cual 0,4% es de Buenos Aires. Cada provincia tiene que trabajar para alcanzar el equilibrio fiscal. Y nos vamos a tener que sentar a ver de qué manera colaboramos para achicar el déficit fiscal de la Nación.
Pero ¿cuál es su límite?
– Yo no trabajo con esa lógica. Hay un dato de la realidad: de acuerdo a nuestro sistema de coparticipación originario, el reparto de recursos entre la Nación y las provincias es 50 y 50. Hoy estamos prácticamente en 75 y 25. No hay mucho más espacio para achicar la coparticipación a las provincias. Salvo que resolvamos dejar de ser un país federal.
El Gobierno dice que las provincias reciben más fondos que durante el kirchnerismo y que llegó el momento de colaborar.
– Todos estamos colaborando. Lo del Gobierno no es una dádiva, es el cumplimiento de la Constitución. Que otro no haya cumplido no quiere decir que haya que festejar ahora. El Gobierno nos transfiere lo que corresponde. No es para aplaudir.
Hay una dinámica que se repite: el Gobierno se ve complicado y recién entonces llama a los gobernadores. ¿Hay un desgaste en esa relación?
– Hay una tendencia a pretender, solamente para las malas noticias, una especie de cogobierno. Nosotros no cogobernamos. Ayudamos y vamos a seguir ayudando al Gobierno, pero no vamos a cogobernar.
¿Cómo cree que va a terminar el debate por las tarifas?
– No sé. Yo planteé una alternativa que, creo, es superadora. El proyecto que tiene media sanción de Diputados plantea regular las tarifas de Edenor y Edesur. Es una discusión del conurbano y de la ciudad de Buenos Aires. Ahí hay un error conceptual. Planteé bajar las tarifas con la reducción del IVA porque eso le pega por igual al interior y a la capital.
El proyecto que cuestiona es del bloque que lidera Pablo Kosiner, un diputado muy cercano a usted. ¿Cómo lo explica?
– Desde el primer día dije que no estaba de acuerdo con el proyecto. Creo en la división de poderes. Nunca le di instrucciones a un legislador ni se las daré.
El martes vio a Macri y a las pocas horas el Gobierno tomó su idea de bajar el IVA. Ese mismo día, su hermano firmó en disidencia el proyecto en el Senado. ¿No es contradictoria la seguidilla?
– La firma en disidencia fue, justamente, porque la propuesta del IVA no está en el proyecto. Firmar en disidencia es una forma de habilitar el debate. No estoy en la línea de obstruir. El Gobierno ya anunció que va a vetar. Y lo que yo quiero es que le baje la tarifa a la gente. Para eso hay que ser práctico.
¿Hasta dónde los senadores del PJ responden a los gobernadores?
– Está mal que respondan.
¿Son autónomos?
– Así debe ser. Tomar a los legisladores como empleados de los gobernadores es un error conceptual.
¿Va a ser candidato a presidente?
– No sé todavía. Hay que transitar un poco más. No depende de mi voluntad, sino de un marco político. Además, con el PJ solo no alcanza. Hay que trabajar con otras fuerzas.
¿Eso incluye a Massa?
-Sí. Y a partidos provinciales. Tenemos que ir a algo mucho más amplio que el peronismo.
¿Cristina Kirchner entra?
– En lo personal creo que ella no tiene que ver con esto. Ella ya tiene un espacio político definido. Nosotros estamos planteando una opción de futuro y ella expresa algo claramente diferente.
¿Como ve la intervención del PJ?
– El PJ está en una situación calamitosa. Pero el tema jurídico no me escandaliza. El partido tiene que saber qué es lo que quiere expresar.
¿Barrionuevo representa a los gobernadores en el partido?
– No. En absoluto. Es el interventor. Representa a Servini de Cubría.
El protocolo de aborto no punible de la Corte es de 2015. ¿Por qué tardó tres años en adherir?
– Yo saqué un protocolo en la provincia en 2012 y la Nación lo hizo tres años después. El primer caso que entró en contradicción fue este.
Pero hubo casos anteriores.
– En Salta lo que tuvimos es gente que desistió [de abortar]. Probablemente, el procedimiento no era tan expeditivo como tendría que ser. Y es correcto que haya que cambiarlo.
¿Hubiera tomado la decisión si no pensara en ser presidente?
– Cuando hablamos de la violación de una chica de 10 años por su padrastro, pensar en cuestiones electorales me parece una aberración inadmisible.
Pero tuvo que toparse con un caso extremo para decidir que su protocolo chocaba con el de la Corte.
– No es que uno está todo el día pensando en eso. En cuanto aparece una contradicción pública, tomás la decisión. Es una cuestión práctica de gestión.
– Por Lucrecia Bullrich – La Nación