Científicos de diversas disciplinas y regiones de la Argentina describen la situación de desinversión en el sector y alertan que, si el panorama no se revierte, puede iniciarse un nuevo proceso de «fuga de cerebros».
Tras la transformación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a Secretaría, más de una decena de científicos expresaron su preocupación de cara al futuro en declaraciones a la Agencia CTyS-UNLaM.
Doctor Alejandro D. Nadra, profesor en Exactas-UBA e investigador en IQUIBICEN-CONICET
– Se complica cada vez más mantener el laboratorio funcionando, para lo que se requieren becarios, subsidios y equipamiento. Pero, también, afecta el nivel de vida de mi familia. Y eso que estoy en una posición «acomodada» ya que soy profesor/investigador y tengo un sueldo que, a diferencia del de los becarios, está bastante por encima de la línea de pobreza…
Hoy, la señal es que la ciencia, la tecnología y la educación superior no importan, ni van a importar. Hoy empezó (más bien se profundizó) el desguace, degradando el Ministerio a Secretaría, lo que redundará en el achicamiento de programas, de personal y de financiamiento.
El hecho de cerrar proyectos tecnológicos funcionando y de punta, como la construcción de satélites o reactores nucleares, pone en evidencia que la ciencia básica y el desarrollo tecnológico genuino, o la formación de recursos humanos que los lleven adelante, no tienen ningún lugar en sus planes.
Doctora Cecilia Apaldetti, paleontóloga del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de San Juan (IMCN) y del CONICET
– Por ser Argentina un país en crecimiento, en vías de desarrollo, atravesando una seria crisis económica-social, no podemos darnos el lujo de desinvertir en Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Sin esos pilares, no hay forma alguna de construir un futuro ni un presente viable -y mucho menos sustentable- para nuestro país.
Yo tengo proyectos financiados por el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FonCyT), pero no sé cuándo los vamos a cobrar. Y, sin ese sustento, en mi caso, no puedo ir al campo, así como otros investigadores no pueden comprar insumos. Sin ir al campo, no tengo nuevos fósiles para estudiar; y, sin esos nuevos materiales, tengo que ver cómo hacer para reorientar el rumbo de la investigación.
Espero que la situación cambie. Por suerte, los investigadores argentinos estamos muy bien catalogados en general en el mundo. Como yo, somos un montón los que estamos en la misma situación de saber que, hoy por hoy, se puede trabajar mejor y con más tranquilidad fuera del país. De modo que ya estoy pensando en qué posibilidades hay afuera para trabajar sobre la base real y es posible que haya más opción que fugar el cerebro.
Doctora Marina Simian, bióloga, investigadora de CONICET e integrante del Instituto de Nanosistemas de la UNSAM
– El panorama es deprimente. Ya veníamos de una situación complicada porque no nos estaban pagando los PICT, es decir, que no estamos pudiendo ejecutar la plata que ya teníamos asignada. A esto se suma la devaluación, que es tremenda para los que somos investigadores experimentales, como en el caso de la biología.
Con 5.000 o 7.000 dólares al año prácticamente no podemos trabajar. En este contexto, pasar de un Ministerio a una Secretaría es bastante desmoralizante: da la sensación de que el gasto se va a seguir achicando. Todo lo que sea conocimiento, tecnología, educación es fundamental para que el país pueda salir adelante. Estamos formando recursos humanos súper valiosos, el país ha invertido en ellos, en cada uno de los estudiantes, como para que después no ocurra nada. En lugar del ex ministro, en este contexto trataría de hablar con los investigadores, de armar un plan de contingencia en conjunto. La realidad es que nos ignoran.
Doctor Alejandro Wolosiuk, profesor en FCEN-UBA e investigador del CONICET y la Comisión Nacional de Energía Atómica
– Reducir el MinCyT a una secretaría era el sincericidio que le faltaba a este gobierno, que muestra así su desprecio e indiferencia por el pensamiento crítico que aportan las ciencias exactas y sociales. Fortalecer el sistema científico de un país es fundamental para su desarrollo, porque es necesario conocer y aportar soluciones a las problemáticas de la Argentina y de nuestra región, formar recursos humanos con conocimientos avanzados en nuevas tecnologías y generar valor agregado a nuestros productos.
El MinCyT representa la consagración de la CyT como política de Estado; de la misma manera que CNEA e INVAP, entre otras, demuestran la capacidad de los investigadorxs argentinxs para colocarse como actores fundamentales en desarrollos científicos y tecnológicos a nivel mundial. Sólo vi que la «teoría del derrame» funciona si lo que se derrama es ciencia, tecnología y educación para todo un país.
Doctora Marta Litter, investigadora superior del CONICET, jefa de la División de Tecnologías de Remediación de la CNEA y profesora titular e investigadora de la UNSAM
– La transformación de tres ministerios clave para el desarrollo de nuestro país, el de Trabajo, el de Salud y el de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, degradándolos a la categoría de Secretarías y con dependencia de ministerios con los cuales sus actividades están débilmente relacionadas, constituye una grave acción enmarcada en la política neoliberal del gobierno conducido por Mauricio Macri y que destruye irreversiblemente las conquistas duramente conseguidas en los años anteriores a partir de políticas de promoción para el crecimiento y sustentabilidad de la Nación.
Doctor Ezequiel Surace, investigador del CONICET en Instituto de Investigaciones Neurológicas “Rául Carrea” (FLENI)
– En el año 2007, la comunidad científica aplaudió la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e innovación Productiva (MinCyT). No sin dificultades y cuestiones a resolver, se fue construyendo de manera sostenida un entramado virtuoso en el que se aumentaba la planta de becarios, técnicos e investigadores, al tiempo que se modernizaban los institutos de investigación y se creaban nuevos.
Sin embargo, en los últimos años, los sucesivos recortes presupuestarios y la disminución de becas y de entrada de investigadores a la carrera de CONICET, fueron quizá el presagio de lo que sucedió este 3 de septiembre, día en que el MinCyT fue degradado a Secretaría. Considero que es un claro mensaje a la sociedad de que la Ciencia, la Tecnología y la Innovación Productiva no son, para este Gobierno, una prioridad.
Doctora Ana Franchi, investigadora del Conicet y directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFYBO)
– Pareciera que termina la ciencia experimental porque es imposible hacer ciencia con esta devaluación y con los subsidios en pesos. Nuestros ingresos actuales son casi la nada misma porque tenemos que mantener animales y cultivos de células, comprar anticuerpos, en fin, distintos tipos de insumos. Estamos prácticamente desfinanciados. Los salarios bajan. Los jóvenes becarios no pueden siquiera alquilar un departamento, tantos otros no quieren conseguir becas por esta misma situación. Los demás piensan en irse al exterior, incluso aquellos que han concretado el ingreso a Carrera pero que su designación no se ha concretado. Eso hace que nuevamente el camino sea Ezeiza.
La creación del ministerio fue un sueño, un reconocimiento a la ciencia argentina que solo ha durado un poco más de diez años. Por ese logro defendemos la ciencia en argentina, porque la ciencia es uno de los motores que va a permitir un desarrollo armónico, federal y equitativo para nuestro país. No es exportando soja que va a estar mejor la gente.
Creo que, frente a esta situación, la pelea se da en las calles. Vamos a resistir, tuvimos nuestra resistencia cuando la Alianza quiso cerrar el CONICET en el 2001, cuando nos bajaron los salarios. Durante un tiempo habíamos perdido la gimnasia, pero hemos vuelto a poner a punto esta gimnasia de protesta para que los jóvenes no se sientan mal. Vamos a pelear porque sabemos lo que defendemos. Defendemos una ciencia para un país mejor.
Doctora Ana Laura Carbajal de la Fuente, Investigadora de CONICET en el Instituto De Ecologia, Genética y Evolución de Buenos Aires
– Soy mujer, mamá, bióloga y trabajo como científica en el CONICET. Soñé con ser científica durante mi adolescencia, tirada en la cama de una casa FONAVI en un pueblo perdido de la Patagonia Pampeana. Vengo de una familia formada en la educación pública. Estudié durante los 90s en la Universidad Nacional de Córdoba y me recibí en el 2000. Trabajé desde el 96 con la problemática del Chagas. Después de que Cavallo nos mandara a lavar los platos, me fui del país porque no había posibilidades de seguir la carrera científica.
Regresé repatriada en 2011 para continuar trabajando con las vinchucas y mi marido concursó e ingresó también a CONICET. La emoción de aquel regreso a Ezeiza mientras el avión sobrevolaba Buenos Aires y el palpitar de mi corazón, aún la siento si la llamo desde la memoria. Desde entonces, trabajo en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Mi retorno al país, fue como desembarcar en otro muy diferente del que me fui. Había un Ministerio de Salud, había un Programa Nacional de Chagas, había un Ministerio de Ciencia y Técnica, había un pueblo trabajando y un país en marcha que ponía en órbita satélites propios.
Hoy, veo como todo se desmorona: la escuela pública donde estudia mi hija, los dos Ministerios vinculados a través de mis proyectos de investigación no existen más, proyectos de investigación paralizados por falta de depósito de dinero, mis compañerxs del laboratorio se van del país o son expulsados del sistema científico, mi hermana tambalea en su trabajo en negro, mi mamá y mi papá jubilados pierden un poquito de su vida día tras día. Y esto mismo pasa en miles y miles de familias argentinas. ¿Vamos a permitirlo? ¿Estamos dispuestxs a perder el derecho a la educación, salud, trabajo, cultura, ciencia? Un pueblo sin educación, sin salud, sin trabajo, sin cultura, sin ciencia… no tiene futuro. No puedo imaginarme sin futuro, ¿vos podés?
Doctor Ignacio E. Sánchez, investigador del CONICET y co-director del Laboratorio de Fisiología de Proteínas (IQUIBICEN)
– Leí estos días en las redes a científicos diciendo que no es importante si ministerio de ciencia o secretaría de ciencia, que lo importante son las políticas… Llegué a la Argentina en 2006 y me quedé por las expectativas. Uno percibía que la ciudadana tenía la oportunidad de estudiar, el graduado tenía la oportunidad de una beca, la doctora la oportunidad de un puesto de trabajo digno, el investigador la oportunidad de un subsidio, la responsable de un proyecto la oportunidad de formar recursos humanos y hacer un aporte a la sociedad.
Hoy la expectativa es que los pobres no estudien, muchas graduadas no se arriesgan a invertir cinco años en un doctorado, los doctores buscan trabajo en el exterior, las investigadoras y docentes penamos las paritarias, los responsables de subsidios no sabemos si van a ser cancelados sin aviso y los institutos y universidades no saben si las partidas presupuestarias asignadas les van a llegar.
Sí, yo también pienso que lo importante son las decisiones políticas. ¿Ministerio de ciencia o secretaría de ciencia? ¿Investigo y doy clase o salgo a la calle? ¿Hablamos de innovación o buscamos soluciones? ¿Me voy por unos pocos o me quedo junto a muchos?
Becarios posdoctorales Maximiliano Álvarez, Damián Pérez y M. Belén Santelli de la División Paleoinvertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN)
– Estamos atravesando desde hace ya más de dos años una profunda crisis en el sector que no parece menguar, causada principalmente por el déficit presupuestario. Entendemos que el ahorro que le puede generar al estado la eliminación de este ministerio es muy pequeño, por lo que no comprendemos las medidas, ya que complicarían un montón de aristas de nuestro sistema: agregarían intermediarios en la comunicación, los reclamos del sector se verían más dispersos y menos visibles. Es el trabajo y la formación de mucha gente lo que se pierde con esto, parte de proyectos que llevan muchos años de elaboración y que en la mayoría de los casos quedaran inconclusos y se perderán.
Algunos con suerte podrán migrar y seguir sus carreras en el extranjero, lo que es una gran pérdida de recursos humanos para el país, pero en la mayoría de los casos ni siquiera ocurrirá esto, perderemos muchísimo de nuestro futuro.
Esto constituye otro paso más en el desguace de la ciencia argentina, el que se acentúa cada vez más y nos demuestra que al gobierno nacional no destina fondos de inversión a ciencia, pese a las promesas de campaña.
Doctora Lucía Chemes, investigadora en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, CONICET-UNSAM.
– La situación de la CyT es preocupante, especialmente, porque el daño que se está produciendo tardará mucho tiempo en recomponerse, por la pérdida de investigadores que al no tener futuro en el país emigrarán, vaciando al sistema de jóvenes científicos. Hoy, como jefa de grupo en el laboratorio, me cuesta mucho recomendarle a los más jóvenes que apuesten a la ciencia en el país. Lo mismo ocurre con muchos que quieren volver, pero no encuentran las condiciones para hacerlo.
Es triste ver cuán poco este gobierno valora la ciencia. En mi caso, me tocó vivir como de un día para otro cancelaron subsidios de cooperación internacional, entre ellos uno que dirijo, dejando a becarios sin financiamiento menos de una semana antes de viajar. Es una vergüenza para nuestra imagen internacional y una falta de respeto ante la dedicación que implica planificar y ejecutar estos proyectos. Será difícil remontar la imagen negativa que se genere en organismos internacionales.
Becario doctoral Gaston Amable, biotecnólogo en tecnologías sanitarias y curativas en cáncer colorectal en el Instituto de Inmunología, Genética y Metabolismo (INIGEM-CONICET)
– La situación de hoy es un mero reconocimiento de la profunda crisis que vivimos en la ciencia. Subsidios otorgados que no son desembolsados; falta de desembolso de fondos para mantenimiento de la infraestructura de los institutos; retraso de los aumentos salariales; falta de voluntad para dar una respuesta a la profunda devaluación de los estipendios de los becarios…
Los becarios e investigadores destinamos parte de nuestros ingresos para hacer frente a la compra de insumos. ¡Estamos invirtiendo parte de nuestros ingresos para mantener la ciencia! Todo ello nos lleva a pensar, a los que estamos saliendo de la etapa de becarios, que no hay futuro para la ciencia en el país. Todo ello, nos lleva tristemente a pensar que debemos buscar nuevos horizontes en otros países. Lamentablemente, está comenzando una nueva fuga de cerebros.
Doctora Mariana Sanmartino, Investigadora Independiente CONICET, integrante del Grupo de Didáctica de las Ciencias del IFLYSIB y del Grupo ¿De qué hablamos cuando hablamos de Chagas?
– Pensé que podría expresar fácilmente mi parecer “sobre la situación de la ciencia y de los ministerios”. Pero me equivoqué. Hoy estoy triste. A mí que me gusta escribir, hoy me cuesta horrores poner en palabras “mi parecer”. Y pienso, tal vez sea esa una de las consecuencias más nefastas, no? Quedarnos sin palabras para decir lo que nos pasa, sin fuerzas para gritar lo que nos duele. Entonces, aunque sean así viscerales y salgan enredadadas, las digo, las escribo, las comparto. Salud. Educación. Trabajo. Ciencia. Pilares fundamentales de un país, de un Estado que debería estar cuidándolos, promoviéndolos… hoy reducidos a números que no cierran y a variables de ajuste. Hoy más que nunca, entonces, tristeza y bronca, se deben traducir en palabras que su multipliquen, en acciones colectivas, en motor de lucha.
Asimismo, la Red Argentina de Periodismo Científico (RADPC) expresó su repudio por “la eliminación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y su pase a secretaría dentro del Ministerio deEducación. Durante más de diez años, el ministerio jerarquizó la actividad delos investigadores en el país y permitió inéditos avances en el área. Supérdida supone un daño tanto simbólico como material”.
“Como red profesional, creemos que el país necesita más y mejor ciencia, así como más y mejor investigación para la toma de decisiones y el desarrollo productivo. Degradar el rango de la cartera, en el marco de una reducción presupuestaria en el área de ciencia y tecnología, transmite el mensaje de que se puede prescindir de la
contribución de la ciencia al progreso del país”, manifestó en un comunicado la RADPC.
– Lic. Emanuel Pujol
Agencia de divulgación científica CTyS
Instituto de Medios de Comunicación
Universidad Nacional de La Matanza