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domingo, noviembre 24, 2024

Vaticanadas

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En un artículo publicado en su blog, José Saramago señala que el papa, los cardenales y los obispos son parásitos nostálgicos del tiempo en el que gobernaban junto a los reyes. La iglesia Católica es un titanic que se hunde lentamente…

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O vaticanerías. No consigo ver a los señores cardenales y a los señores obispos trajeados con un lujo que escandalizaría al pobre Jesús de Nazaret, apenas cubierto con su túnica de pésimo paño, por muy inconsútil que fuera y seguramente no lo era, sin recordar el delirante desfile de moda eclesiástica que Fellini, genialmente, colocó en Ocho y Medio para su y nuestro disfrute. Estos señores se suponen investidos de un poder que sólo nuestra paciencia ha hecho perdurar.

Se dicen representantes de Deus en la tierra (nunca lo han visto y no tienen la menor prueba de su existencia) y se pasean por el mundo sudando hipocresía por todos los poros. Tal vez no mientan siempre, pero cada palabra que dicen o escriben lleva por detrás otra pegada que la niega o limita, que la disimula o pervierte. A esto ya muchos más o menos nos habíamos habituado antes de pasar a la indiferencia, cuando no al desprecio. Se dice que la asistencia a los actos religiosos va disminuyendo rápidamente, pero me permito apuntar que también es menor el número de personas que, aun no siendo creyentes, entran en una iglesia para disfrutar de la belleza arquitectónica, de las pinturas y esculturas, de todo ese escenario que la falsedad de la doctrina que lo sustenta al final no merece.

Los señores cardenales y los señores obispos, incluyendo obviamente al papa que los gobierna, no están nada tranquilos. Pese a vivir como parásitos de la sociedad civil, las cuentas no les salen. Ante el lento aunque implacable hundimiento de este Titanic que es la iglesia católica, el papa y sus acólitos, nostálgicos del tiempo en que imperaban, en criminal complicidad, el trono y el altar, recurren ahora a todos los medios, incluyendo el chantaje moral, para inmiscuirse en la gobernación de los países, en especial aquellos que, por razones históricas y sociales, todavía no han osado cortar las amarras que siguen atándolos a la institución vaticana.

jpg_Ratzinger.jpgMe entristece ese temor (¿religioso?) que parece paralizar al gobierno español siempre que tiene que enfrentarse no sólo a enviados papales, sino también a los “papas” domésticos. Y digo todavía más: como persona, como intelectual, como ciudadano, me ofende la displicencia con que el papa y su gente trata al gobierno de Rodríguez Zapatero, ese que el pueblo español eligió con entera conciencia. Por lo visto, parece que alguien tendrá que tirarle un zapato a uno de esos cardenales.

Por José Saramago

Publicado en Rebelión.org

Link a la nota en el sitio del escritor:

http://cuaderno.josesaramago.org/2009/02/08/vaticanadas/

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http://www.salta21.com/spip.php?article1325

Un lector de Salta 21 polemiza con Saramago: «ser ateo no es lo mejor»

http://www.salta21.com/spip.php?article1394

3 COMENTARIOS

  1. Vaticanadas
    Que pobreza de este columnista, que se autodefine de intelectual. Con ausencia de Dios. De seguro debe vivir fuera de la ley de Dios, por eso tanto resentimiento o lo más triste nunca lo conoció. Habla de España donde ese pueblo salto a las calle a manifestarse en contra del atentado que sufrieron sus trenes, en la cual murieron casi 200 personas( me uno a ese repudio)pero calla a los miles de niños que son asesinados diariamentes en esa tierra, ya que el aborto es legal, e incluso encontré con sorpresa en Bs.As.folletería que invitaba a las jóvenes a hacer un tour abotivo. Es cierto que en la iglesia católica ha disminuido sus fieles, ese estudio que lo hagan los teologos, pero ese bautismo que recibimos en los primeros años de nuestras vidas son como las brasas del rescoldo que en algún momento de nuestra existencia, el espíritu de Dios sopla y te transforma en un ferviente católico.Por qué atacar a la iglesia, a sus ministros a sus feligreses. Nadie ha visto a Dios es cierto como dice este colunista, pero se lo siente. Es como la brisa uno no lo ve, pero se siente en la cara.Particularmente no puedo negar a Dios, porque he sido testigo de muchos milagros en mi vida y en mi familia. Ojalá José Dios te convierta como hizo con Saulo y seas un nuevo Pablo. Que Dios y nuestra Santa Madre te haga salir en tu vida el sol de la fé y veas las cosas de otra manera. Un abrazo en Cristo hermano.

    • Las religiones desunen a los hombres
      Como es difícil que Saramago responda a los cuestionamientos de los lectores de Salta 21, colocamos otro texto del Premio Nobel portugués titulado «Ateos», que publicó en su blog, para continuar la polémica:

      Enfrentémonos a los hechos. Hace años (muchos ya), el famoso teólogo suizo Hans Küng escribió esta verdad: “Las religiones nunca han servido para aproximar a los seres humanos los unos a los otros”. Jamás se dijo nada tan verdadero. Aquí no se niega (seria absurdo pensarlo) el derecho que cada uno tiene de adoptar la religión que más le apetezca, desde las más conocidas a las menos frecuentadas, seguir sus preceptos o dogmas (cuando los haya), ni siquiera se cuestiona el recurso a la fe como justificación suprema y, por definición (como demasiado bien sabemos), cerrada al raciocinio más elemental. Es posible que la fe mueva montañas, no hay información de que tal haya sucedido alguna vez, pero eso no prueba nada, dado que Deus nunca ha estado dispuesto a experimentar sus poderes en ese tipo de operación geológica. Lo que sí sabemos es que las religiones no sólo no aproximan a los seres humanos, sino que viven, las religiones, en estado de permanente enemistad mutua, pese a todas las arengas pseudo ecuménicas que las conveniencias de unos y otros consideren provechosas por ocasionales y pasajeras razones tácticas. Las cosas son así desde que el mundo es mundo y no se ve ningún indicio de que vayan a cambiar. Salvo la obvia idea de que el planeta sería mucho más pacífico si todos fuésemos ateos. Claro que, siendo la naturaleza humana lo que es, no nos faltarían otros motivos para todos los desacuerdos posibles e imaginables, pero nos libertaríamos de esa idea infantil y ridícula de creer que nuestro dios es el mejor de los demás dioses que andan por ahí y de que el paraíso que nos espera es un hotel de cinco estrellas. Es más, creo que reinventaríamos la filosofía”.

  2. Vaticanadas
    Y bueno… qué se le va a hacer. Cada cual tiene su propia opinión sobre las cosas y el mundo: Hitler tenía la suya sobre los judíos. Saramago la tiene sobre los católicos y la Iglesia… (como si ambas fueran la Verdad, por más famosos que fuesen sus autores). Pero yo me quedo con la que tiene Nuestro Señor Jesucristo sobre la Humanidad.

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