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domingo, noviembre 24, 2024

Mario Benedetti, el adiós a un grande de la literatura

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Mario ya se fue, se marchó esculpiendo derroteros para acercar lo infinito en la palabra que aguarda en una esquina de la Luna, en el bar del desconsuelo o en la falda de la vida, para permanecer en el rocío de los instantes en signos calcinados

Por Mario; para sus noches

Condenados de la Tierra, yerma, por falta de agua de lágrimas minerales de ojos que invocan en el desierto, el futuro de lo que debió, acaso, ser, pasado escrito no acaecido, en las voces que sembraron la libertad carmesí con segundos enrojecidos. Benditos porque dudaron, porque fueron débiles, porque acariciaron los besos que nacían soles, y nos multiplicaban fuertes, esculpiendo derroteros para acercar lo infinito en la palabra menos obvia o próxima, que aguarda en una esquina de la Luna, en el bar del desconsuelo o en la falda de la vida.

Venían y llegan invisibles en lo que fuimos, en lo que no tenemos miedo de ser, en lo que somos, para levar, amasar la harina del Tiempo y esperar que se cueza la noche en hostia que se desarmará en las venas, y alimentarán los matices para no ser absolutos ni maldecidos con la eternidad, que con permanecer en el rocío de los instantes es casi suficiente para no desesperar de lo que ha sido, de lo que nos sostiene y de lo que puede llegar con el cartero de lo posible, que es a veces, una galaxia de alternativas y esperanzas, que se riegan en los signos calcinados de un lenguaje negro y vidente para los emancipados del abandono, de los trabajos, de los días y de las siluetas del desencanto.

Hesitación suave, casi de mudos, bordada para mejor por mi queridísimo Valentín Marcel, cuando gubia en el ébano de las metáforas, que en circunstancias en que los que incomodan son los otros, uno se refugia (porque no somos sino refugiados políticos, como Marx) y esconde:

“[…] sucesivamente esas horas […,] que eran bastante apacibles e inviolables como para […] darles asilo […]”

5 COMENTARIOS

  1. Mario Benedetti, homenaje
    «…el olvido está lleno de memoria…

    …nadie sabe ni puede

    aunque quiera

    olvidar…»

    He dejado los bordes, sólo para saltar hasta tu regazo cuando a los trece me brotaba en mi humanidad toda, codo a codo,mi amor, mi cómplice, todo, porque eras mío, porque no eras mío…como un cielo azul, pero lejano…entonces hicimos un trato, yo podía contar con vos y vos conmigo,como cuando eramos niños y la muerte era la muerte de otros.

    Luego vinieron las nostalgias, los besos, los adioses, como huéspedes en los sueños…me dejaste creer en vos, en tu locura, como cuando me dijiste: y si dios fuera mujer? ay que lindo el reino de la tierra en nuestras manos! y entonces me enseñaste la táctica de mirar, de hablar, de escuchar,sin simulacros y estratégicamente necesitarnos.

    Y me ví allí encendida, porque una mujer desnuda siempre es un enigma, una gloria que desbarata a la muerte…
    un poema, un amor de tarde,una voz.

    Amé el alba y mi soledad,lejos de la ausencia, que nunca nos perteneció porque no importa si cabes en una palabra, en un miedo inútil, me diste la oración para morder, para no tener fé, para tener solamente la noche y desandar siglos de cenizas…

    Te quedas junto a mí derrotando imposibles, al amparo de árboles y de hombres que miran tierra y cielo a travez de la niebla,que aman lo que amo y odian lo que estoy odiando, porque tus poemas ya no son tuyos, quien hubiera dicho que iban a ser míos y de otros.

    • Otro homenaje; un agradecimiento
      Mi humilde pluma, apenas si «tinteó» (en el doble sentido de -vino- «tinto» y «tinta»…), lo que figura con el poco imaginativo subapartado «Por Mario; para sus noches». El bellísimo encabezamiento es de esa gran mujer periodista, Romina, lamentablemente, poco valorada en nuestra aldeana y mezquina Salta.
      El resto es de los lectores ocasionales, a quienes los incluyo en mis líneas de agradecimiento.
      Para todos, todo, decía el Sub. Que sea y hasta la próxima.

      Adrián López

      DNI: 24.138.809

  2. Con Mario Benedetti también nos enamoramos
    Poesía del alma es lo que me queda de Mario. Toda una época de cortejos apalabrados con su literatura.
    No muere, no. Permanece, siempre. Es el poeta de cada día.

  3. Un grande como pocos
    Perteneces a esa «raza» de personas elegidas por no sé que fuerza misteriosa y divina.

    Nos regalaste el don que te dió la vida en tus escritos. Nos hiciste crecer con tu crecimiento y perduras en tus letras por siempre.

    El dolor de tu pérdida se compensa con las riquezas que dejaste a los que partieron, a los que quedamos y a los que vendrán.

    ¡Gracias a Dios por tu vida!

    Desde el corazón Hugo Luis Daher

    • La tregua
      La vida como una tregua, la noche como un viaje sin fin. Una novela, muchos cuentos, tantos días de respiro en una uruguaya latencia sobreviven a los naufragios, quedan como señales de luz tras la partida…

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