Me parece oportuno comentar que las ideologías entendidas como hasta el siglo pasado no resultan nada útil para la sociedad ya que dejaron en su paso por la historia, desencuentros, divisiones, guerras, genocidios y en definitiva heridas fratricidas que costarán siglos cerrar.
Ponerse en una actitud catedrática resultaría del todo engorroso ya que es mi costumbre bajar líneas para la mayoría de los lectores y la cátedra es un cubículo reducido para algunos intelectuales que hablan en un idioma alto, es decir como en otro idioma, y de verdad que necesitamos entendernos con claridad y sin dejar a nadie fuera o al menos a la mayoría de personas que se pueda. Demasiado se hace por la exclusión en estos días para aumentarle una ficha más desde el ámbito de la intelectualidad.
Pretender actualizar en la praxis estos modelos propuestos desde el pensamiento de izquierda o derecha requiere de un profundo análisis del contexto socio, político, económico y cultural de nuestra “aldea global” de lo contrario caeremos en modelos obsoletos como se observa en no pocos países de nuestra querida y sufrida Latino América.
Está de más advertir los cambios profundos y acelerados que sufrió y sufre nuestra delicada humanidad pero no vendría mal recordar algunos de estos, como por ejemplo, la concepción de persona que actualmente se propugna al cual hoy por hoy el uniforme marxista no le va ni ahí! El hombre del siglo XXI no es el hombre del siglo XIX y ni hablar de la dimensión laboral y de los intereses económicos de una y otra época. Esto deja claro que el manejo de poder también viró y realmente apunta en una dirección del todo distinta al anhelo de la mayoría. Lecturas cerradas, lecturas erradas.
Pero cuál es el rostro de la mayoría? Podemos afirmar algunas características como lo es la somnolencia en que ha sido sumida la persona; u otra como es el rasgo de indigno que lacera al hombre; su cara de frustración y desesperanza denotan el perfil de hombre que crece entre nosotros y ni hablar de la desvalorización en que está sumido el propio yo ante el yo mismo (antes era grave esto ante el otro) y así se vislumbra claramente que el pensamiento marxista, por ejemplo, por más aggiornado que se lo exprese no entra en la mente humana porque es imposible corresponderlo con la realidad actual.
¿Qué decir de la antropología marxista frente a los avances de la tecnología? ¿Qué repuestas da ante la ciencia de la genética, ante la automatización y la robótica, ante el avasallamiento digital e informático?
¿Cómo remediar la descripción del proceso histórico hecha por el marxismo materialista ante los cada vez más visibles signos de aspiración trascendental del hombre?
Las ideologías del siglo anterior terminaron por desintegrar la persona humana, la rompieron en varias partes y la dejaron medio cuadripleja…..no digo con esto que hay que volver al perfil del hombre viejo, solamente aseguro que este hombre actual hijo de las ideologías pasadas se encuentra en un dilema que lo posicionó en la ruta de la autodestrucción o del proteccionismo cuasi-sectario o en el mejor de los casos en la mutación de su naturaleza que lo lleva a la extinción y desaparición para quizás dar paso a un nuevo ser, distinto, raro, insospechado hasta hoy..
Para concluir, diría que mejor es saber ser para saber pensar y saber hacer, y saber ser tiene que ver con la sabiduría de nuestro género, palabra que hoy por hoy es “rarita” entre los intelectuales que propugnan modelos cerrados alimentados por ideologías particulares.
– Notas relaconadas:
Qué significa ser marxista para Adrián López
http://www.salta21.com/spip.php?article2035
Los múltiples significados del pensamiento de Marx
http://www.salta21.com/spip.php?article2036
No dar cátedra para darla…
Hace poco, mientras buscaba información por Internet, ingresé al sitio de Salta 21, y me di con una nota de «aire» anti intelectualista, pero sin posicionarse políticamente clara y honestamente, frente a los lectores, lo que vuelve engorrosa la discusión o sana la polémica.
La otra cuestión que observo como especialista en las «artimañas» para hablar que se utilizan, es que se dice que no se ingresará en ningún intelectualismo o «jerga» para no excluir a nadie, a causa que es suficiente lo que realiza el sistema actual en este aspecto, y que no ofertará entonces, «cátedra». El asunto es que el autor del artículo, que quiere desmarcarse de casi todas las ideologías, como si flotara cual astronauta por encima de cualquier condicionamiento social e histórico…, acaba por ofrecernos «su» cátedra, que es «su» visión de lo que TIENE que ser el ciudadano EVOLUCIONADO del siglo XXI, que bastante lejos se halla del que respiró en el XIX.
Cual Habermas local, con boleadoras, sombrero de gaucho, espuelas y orgulloso de la estúpida salteñidad «al palo»…, confía en que la democracia contemporánea y el régimen actual de producción son la PANACEA universal para la solución de TODOS los conflictos. Bien, bien…
Pero hete aquí que quedan algunas cuestiones pendientes: nuestro país puede producir alimentos para nutrir hasta CUATRO VECES su población actual, y se mueren 55 niños de hambre por día. Lo que conduce a preguntarme, ¿en qué parte de la Argentina, triunfó el ciudadano del siglo XXI y el capitalismo democrático? ¿En qué lugar del planeta triunfaron los ideales de Primer Mundo, de «G 7» que nos predica, a nosotros, los «Australopithecus» marxistas?
En los USA, a donde quizá mire seguido nuestro gauchito aguerrido en las lides tecnológicas, existen más de 40 millones de pobres, de los cuales 20 millones son super pobres. ¿Ahí triunfó el capitalismo democrático, civilizado, «decente», «para todo el mundo», sin exclusiones lingüísticas, ni de otra especie? Ah…, sí; es probable que por ejemplo, mi enceguecimiento ideológico no me permita comprender que para usar Internet no sólo debo saber leer y escribir, sino contar con luz y por supuesto, con una computadora, además de tener solucionadas un montón de otras cosas previas, para poder pensar siquiera en utilizar algo de mi tiempo en Internet (incluso yo, que soy un docente, no lo puedo hacer particularmente, sino que debo venir a la universidad…).
Galileo, Einstein, Russell, Gödel, etc., tampoco previeron el tren bala (no el de Cristina, que es francamente, IMPREVISIBLE…), el llamado «tele trabajo», las formas nuevas de producción, etc., y por eso, seguramente son unos tontos del «pasado» a los que habría que olvidar.
Cierto que el capitalismo se alteró desde el siglo XVI al 23 de junio de 2009, pero el asunto es si cambió tanto, como para dejar de ser capitalismo, como para continuar con la destrucción del planeta, como para no poder dejar de ser patriarcalista, androcéntrico, machista, sexista, racista, intolerante, clasista, etc., etc.
El capitalismo en el que Ud. cree, no se alteró a tal extremo para dejar de ser lo que fue siempre: un Muro compuesto de ladrillos a su estilo (id est, al suyo…), embadurnado de sangre hasta la saciedad. Mientras continúe, el amigo de Engels tendrá algo para recordarnos…
Su actitud, me trae a mi dolida memoria lo que pasó cuando cayó la ex URSS, que NUNCA fue lo que Marx propuso…, cuando se vitoreaba el fin de la Historia, el fin de las ideologías y se le ponían notas sinfónicas a casi todas las sandeces que Ud. esgrime como la cereza de la evolución humana.
Si una persona como Ud. se ocupa de enunciar que Marx ha muerto y que su actualización y re actualización siempre, siempre llegarán tarde, es precisamente a causa de que se anhela «encerrar» al que supuestamente es tan «cadáver», que aun hoy se lo invoca y se habla de él. ¿Si Marx no va más, para qué se molesta en conjurarlo? ¿Tendrá «miedo» que se le (re)aparezca? Pues puede estar tranquilo, que acaso reaparezca, pero de modos que ni Ud. ni yo podamos reconocer porque nos sentimos «más allá del bien y del mal», como Nietzsche, que tanto se elogia en los espacios académicos a los que alude y elude, aparte de a otros, como los posmodernos, que nos quieren convencer que no hay lucha de clases, ni refriega entre capital y trabajo, sino una luna de miel de amantes desasidos, a raíz de que su panza llena les otorga una vidita de 1 cm.
Por añadidura, al menos yo, proseguiré en la necedad de escribir, pensar, hablar, desear y leer lo que me venga en gana. Y como aprecio que Marx incordia, continuaré jorobando con su santo nombre. ¡Salud!
Y disculpe si le resulto intolerante y soberbio en mi respuesta; sus oraciones de campaña electoral, me hacen sospechar que acaso sea el «siervo» de algún «Amo». Es que me ataca casi como una alergia o asma, cuando percibo un «esclavo» al lado. Que le sea de provecho…; prefiero la locura de imaginar un mundo distinto a éste, en que haya igualdad, fraternidad y no haya pobreza, ni analfabetos, ni violencia de género, ni acoso laboral, ni universidades idiotas, entre otros tantos ensueños.
Un último favor; para opinar sobre alguien, como Marx y el marxismo, hay que haber estudiado algo, por lo menos. Y no para dar cátedra, sino por una cuestión de honestidad, de inteligencia mínima y de sinceridad con el que escucha o lee. Por lo demás, ¿cómo puede finalizar algo que no comenzó? ¿Cómo puede haber terminado la hermosa revolución, si no ocurrió según determinada lectura y práctica de Marx? ¿No habrá que seguir esperando?… Imagino que sí, porque a la Historia le queda largo para concluir, a menos que seamos angelitos del «Juicio Final» próximo.
Cordialmente suyo,
Adrián López
DNI: 24.138.809