¿Hasta cuándo tendremos que desayunarnos con estas noticias patéticas cargadas de horror, violencia y muerte? La Policía y la Justicia del Estado Provincial y Nacional ¿hasta cuando cumplirán con su rol de manera tan endeble?
¿Qué ocurre con los servidores públicos, con los administradores del bien común?
Nos están robando como a chorlitos, nos están envenenando como a perejiles, nos están matando como a chanchos entre otras cosas, y los responsables del orden público y de la justicia se complican y se excusan entre burocracias y justificativos legalistas dejando lugar, espacio y víctimas humanas fácil a todos estos malandras y asesinos que día a día nos desayunan con sangre, dolor y decepción en el mejor de los casos.
De seguro no han de ser todos los funcionaros unos ineptos pero la realidad diaria nos indica que la eficacia de estos en una gran mayoría de casos es bajísima, otras veces nula, otras de complicidad y en no pocas desgracias las causas de estas tragedias (ver notas sobre Yapura, Zerpa, por nombrar casos locales recientes y estremecedores), pero de verdad que cuando se trata de vidas la cuestión no es de cantidad, la cuestión es gravísima, es inadmisible, no debería repetirse, no debería de suceder. Recuerdo el caso de hace un año, más o menos, de gatillo fácil contra un joven por parte de la policía griega, casi voltearon el gobierno en medio de la revuelta social que se dejó oír por todo el mundo.
Se cuestiona la pena de muerte por la posibilidad de condenar inocentes (entre otras cosas) y si!, pero a decir verdad la sociedad inocente está condenada a morir fácilmente por la falta de seguridad y por el accionar de una justicia con un sentido fuera de la realidad en lo que al peligro se refiere y que a diario lo sufrimos los ciudadanos comunes. La justicia está encapsulada en su sistema de leyes y tecnicismos que dan lugar a una multitud de especulaciones criminales y de actitudes a lo Pilato por parte de sus actores (véase comentario en Salta 21 a la nota “No sé, pero están muertos”, de R. Rojas).
Más allá del morbosismo que pueda causar una nota policial espeluznante, lo real es que el ciudadano común se siente cada dia más indefenso y esto aumenta progresivamente y trae, quizás, una reacción social aún más violenta y primitiva que la de los chorros, violadores, homicidas, narcos e incapaces de la seguridad y la justicia; ¿por qué los adjunto a estos últimos? Por la sencilla razón que parecen constituir un equipo eficaz con aquellos otros… Lamentable, ¿no? Necesitamos urgente seguridad y justicia eficaz para todos los ciudadanos.
Mientras que las cosas suceden como suceden, es lícito, tal y como expresa R. Rojas, defender y proteger lo de cada uno sea como sea y sin dudar.
