Era un comandante del área de Inteligencia. Cayó cuando recogía un cargamento en un campo, en la causa conocida como «Lluvia de droga». Tendría una empresa para triangular rumbo a Europa. Se cree que se trata de un auténtico zar del narcotráfico.
– Por: Jesús Rodríguez – Clarín- 9/10/09
Lo atraparon cuando acababa de recoger 291 kilos de cocaína que una avioneta boliviana había arrojado desde el aire. Luego, un anónimo reveló que en su camioneta había otros 496 kilos. Y la investigación posterior demostró que es el dueño de una empresa que supuestamente enviaba madera y otros materiales a Europa, de la cual se sospecha que era usada para exportar la droga. Por todo esto, la Justicia Federal de Salta acaba de procesar a un comandante retirado de Gendarmería.
La causa en la que quedó involucrado el ex comandante Jorge Martín Dubiel es conocida como «Lluvia de droga» . Se inició por intervención de la DEA (agencia antidrogas estadounidense) y la lleva adelante el juez federal Julio Leonardo Bavio, quien por este caso ya decidió pedirle a la Cámara Federal de Salta que «la frontera norte cuente con radares» para interceptar los vuelos clandestinos que llegan a la Argentina desde Bolivia. Su pedido fue trasladado a la Corte Suprema de la Nación, que lo elevó al Poder Ejecutivo.
Un alta fuente de la Gendarmería contó a Clarín que el comandante Dubiel trabajó hasta el 2000 en esa Fuerza, donde se desempeñaba en el área de Inteligencia. Esto le permitía tener un amplio conocimiento de los movimientos de sus pares y de los narcotraficantes bolivianos. «Se sospechaba que andaba en algo raro y esto era un secreto a voces entre los camaradas», dijo. «Por esta situación, solicitó un retiro forzado».
La DEA pronto se enteró de sus nuevas actividades. Y se inició una investigación en Salta. El 16 de julio fue detenido con dos cómplices cuando escapaba con los 291 kilos de cocaína en un sembradío de soja cercano a la localidad de Apolinario Saravia, 250 kilómetros al sureste de la capital salteña.
Al día siguiente, una llamada anónima recibida en la Agrupación Salta de la Gendarmería avisó que una camioneta abandonada en una estación de servicio de la ciudad de Metán estaba «cargada con cocaína». Los investigadores, tomaron el número de la matrícula y descubrieron que era de Dubiel. La localizaron, la abrieron y hallaron otros 496 kilos de cocaína.
A partir de las sospechas de la DEA sobre sus supuestas actividades de exportación a Europa, a Dubiel se le realizaron varios allanamientos en San Juan, de donde es oriundo. Así se descubrió que tiene una empresa constructora de cabañas en países europeos.
De acuerdo con las facturas halladas, habría hecho varios envíos de maderas en contenedores que salieron por barco desde Corrientes y Santa Fe. El director de Drogas Peligrosas de la Policía de Salta, comisario mayor Simón Alberto Pistán, dijo a Clarín que «toda la documentación de la empresa de Dubiel está siendo analizada por Migraciones, AFIP y Aduanas».
La sospecha es que Dubiel habría usado a la empresa constructora como pantalla para enviar la droga por barco a Europa, disimulada entre las maderas.
Entre los papeles secuestrados, se halló un documento que indicaba que en Corrientes había «tres contenedores» a nombre de Dubiel, que estaban listos para ser embarcados hacia Europa. Se sospecha que la cocaína secuestrada iba a terminar allí dentro.
«Fuimos al puerto de Corrientes, pero sólo encontramos maderas y herrajes para ensamblar tirantes de madera», aseguró Pistán.
A sabiendas de que su sola presencia en el norte salteño iba a levantar sospechas, Dubiel realizaba las compras de maderas en el litoral argentino. Sin embargo, como buen conocedor de los movimientos de la Gendarmería, cuando iba a Salta se movía en el departamento de Anta (muy lejos de la frontera con Bolivia). Solía utilizar un handy VHF (con el que interceptaba la frecuencia de sus ex compañeros) y un teléfono satelital con abono en Washington.
«Los aparatos están siendo analizados por dos especialistas de la DEA que llegaron desde los Estados Unidos. Ellos descubrieron que, momentos antes de que la avioneta de los 291 kilos arrojara la droga, Dubel hizo tres llamadas de no más de cinco minutos desde el teléfono satelital. Se cree que le indicaba al piloto dónde debía tirar los bultos. El minuto de cada llamada fue facturado en más de 100 dólares», señaló Pistán.
También se intenta rastrear un número de teléfono que figura impreso en los «ladrillos» de cocaína secuestrados en la «lluvia de droga», junto a una inscripción que dice «Santa Cruz de la Sierra» (una ciudad de Bolivia).
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