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viernes, abril 19, 2024

Extraña noche de la Sinfónica

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Qué difícil se hace explicar las cosas que uno desconoce. Y mucho más cuando mezcladas con ellas, aparecen aspectos de enorme relevancia. Por eso el título usado.

Salta, jueves 8 de octubre de 2009. Teatro Provincial. Orquesta Sinfónica de Salta. Solistas: Cecilia Ulloque (flauta), Ana Carolina Varvará (arpa), Sami Merdinian (violín). Director Luis Gorelik. Concierto para flauta, arpa y orquesta de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Fantasía Escocesa para violín y orquesta op.46 de Max Bruch (1838-1920) y Sinfonía nº 6 en Re mayor op.60 de Antonin Dvoràk.

Cecilia Ulloque es hoy, una de las figuras con que cuenta nuestra orquesta. Flautista de gigantesca musicalidad, basada en amplios recursos técnicos enfrentó, junto a la no menos dotada arpista Ana Carolina Varvará, el concierto que Mozart escribiera para ambos instrumentos. Elevado nivel, Ulloque rozando la perfección, Varvará por ahí cerca, se la arreglaron para unir timbres tan diferentes en dúos que generaron placer auditivo. Esta obra también se tocará en el Festival Llao Llao de Bariloche dentro de muy pocos días. Aunque me enteré de pasada que las solistas no serán éstas precisamente sino otras. Ignoro los motivos del reemplazo, pero ambas merecían ser escuchadas por los oyentes del Festival.

El alemán Bruch escribió su Fantasía Escocesa después de su concierto para violín y antes de su conocido Kol Nidre. Sus dos primeros movimientos traen paz al espíritu aunque la obra contiene momentos de notable exigencia en la relación solista-orquesta. El excelente violinista argentino Sami Merdinian fue un solista de lujo. Cuando leí sus antecedentes y vi que había sido discípulo de la que muchos dicen fue la más eficaz maestra de violín del mundo, la desaparecida Dorothy DeLay en la Juilliard (Nueva York), sabia que iba a escuchar a alguien especial. Y así fue. Sus ritmos, su arco, su infalible mano izquierda, su toque elegante, su articulación y fraseo generaron la aprobación del oyente. La retribución del solista fue un pasaje de la Partita nº 2 de J.S.Bach.

Final. La Sexta de Dvoràk. Sinfonía cuidadosamente pensada y armada. Se lució la orquesta al interpretar la profundidad del espíritu checo que campea en toda la obra. Dos movimientos bucólicos, como sucedió en abril pasado en que Salta conoció la obra, finalizan con dos esquicios donde las variaciones rítmicas le dan un singular atractivo a la música de este compositor nacionalista.

Vuelvo al título. En un teatro donde hay poco más de 1500 butacas, sólo en la platea no había más de 150 personas. Reconozco que el programa fue extenso. Pero también me llamó la atención que en las tres obras sin excepción, el escaso público aplaudió entre movimientos por lo que imagino había pocos habitúes. Pero finalmente supe. Aumentó el precio de las entradas contrariando la política de Estado donde la creación de la sinfónica tenía un sentido socio-cultural. El mercado dice “a mayor demanda aumentan los precios, a menor demanda, bajan”. Pero cuando los precios aumentan sin una presión de los compradores se produce un “Shock negativo de oferta”. Esto debiera ser corregido. Además, Ulloque, Varvará y Merdinian tienen suficientes méritos como para llenar el teatro.

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