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sábado, noviembre 23, 2024

Veinte diez

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Entrando a este año me viene a la cabeza la condición humana con que vamos a afrontarlo y se torna algo monótono, insípido y quizás aburrido.

Entramos con batallas perdidas para algunos luchadores emperdenidos de los “derechos doblados”. ¿Qué es esto? Sencillamente lo que se reclama mal, hay razones para reclamar legítimamente ciertas cosas, pero no se puede razonar tan mal cuando lo reclamado, que de por sí es algo extraordinario, se lo pretenda encauzar, cubicar, dentro de las medidas y del orden que naturalmente corresponden a cierto derechos. Otros siguen sin ton ni son el ritmo del oleaje cotidiano y otros se quedaron sin poder hacer eco de los reclamos por la equidad, ya sea por falta de medios, ya sea por falta de repuestas causadas por la mediocridad asumida por tantos.

¿De qué hablo? Y! , del derecho a la vida, del derecho a la sexualidad, a morir dignamente, de los derechos que me asisten por el género que naturalmente me tocó, de los que me corresponderían por opción, del derecho a estudiar, a trabajar, a estar sano, a tener techo, del derecho a ser feliz…

Todo esto trae aparejada la cuestión de la crisis del ser humano en la actualidad ya que no se sabe muy a ciencia clara que es lo que el hombre (y cuando pongo hombre entiéndase mujer o varón), piensa de sí mismo, quién se cree que es, qué valor da a su existencia, cómo encararía la vida, en definitiva cómo resolver la cuestión de estar aquí y ahora uno mismo y no otro.

Hombre que estás como una perinola dando vueltas sobre tí mismo y esperando que la suerte esté de tu lado y la verdad que mientras caes en suerte ya otros poderes están esperándote para devorarte. Te parten y te reparten, pocas veces no te toman pero sigues girando hacia un destino fatal por la sencilla razón de que la manija de tus movimientos la tienen otros, estás esclavo dando vueltas sobre ti mismo sin poder escapar de este círculo de vicio y de nada…

Hombre que desde tí sólo te queda la opción de salir hacia el exterior donde podrás sintonizar con el todo porque realmente te has quedado particularizado cómo queriéndote saber dueño de ti mismo, totalmente autónomo, soberbiamente autosuficiente y de hecho los límites y las contingencias dia a dia te conducen a la frustración que trae el vacío y la nada…

Hombre que te entretienes con mil pasatiempos hechos por tí mismo o para tí mismo para pasar el dolor de la angustia existencial entregándote a una desolación interior venida de la desconexión con tu medio natural; te artificializas cada vez con mayor frecuencia, con mayor intensidad, queriendo llenar los anhelos de felicidad y plenitud que te son espontáneos y casi infinito con miles de banalidades…

Hombre que te confundes o que te confunden desviándote del bien que necesitas, de la alegría que sufres de ausencia, del calor que lloras en tu frío y sombrío interior… hombre falto de luz que te revuelcas como un bebé desesperado de amor y cuidado maternal, hombre que sufres miedos y cobardías en tu interior reclamando con dureza criminal la exigencia y la seguridad que te debe el padre ausente…

Hombre que eres lo más bello, importante y digno que podamos conocer, mira en tí mismo la creación fabulosa que eres, y si no te sientes creado mira lo maravilloso que eres, no tienes comparación, y siente el amor con que se te hizo, el amor que hay en tí, el cuidado que se puso en tí, ¡cuídate y no dejes que te sigan haciendo vejaciones! ¡Levanta tu vista, mira, tienes un destino mayor, el más grande de entre lo que te rodea, un destino de máxima dignidad, un destino de pura realeza que solo se alcanza caminando codo a codo con el otro, con los demás! Un destino hacia el todo, totalmente íntegro, hacia lo infinito, hacia la plena felicidad, porque sencillamente así lo deseas.

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