La vida en el pueblo de Cachi transcurre lentamente, tanto que se puede observar al tiempo pasar agachado por las callecitas rumbo a su rancho enclavado entre los cerros. Se puede oir al viento cuando traspasa la arboleda y limpia los techos de las casitas avisando el atardecer y la hora de la mateada.
Es cuando a alguna anciana se la ve volviendo con paso cansino del almacén con su nietito inquieto que juega para dentro de sí, imaginando aventuras que sólo ellos conocen.
Entonces podemos ver en sus ojos una parte de nuestra tierra adentro, colmada de paz y felicidad ya olvidadas por nosotros y, sobre todo, ese estar lejos de un mundo contaminado y contaminante como el de la ciudad, donde cada vez nos cuesta más respirar el aire de la calidez y la honradez humana…
…Y volviendo de esos lugares mágicos, lo que sucede en el pueblo de Cachi es que hace unos cuarenta años se explotó una mina para extraer uranio, un mineral que en estado natural es poco nocivo para la salud humana, pero con el proceso de extracción se teme que se active provocando daños irreparables para las personas y el medio ambiente.
Es por esto y mucho más que los pobladores de Quipón, una zona de fincas ubicada a escasos dos Kilómetros de Cachi también vienen a las reuniones. Las asambleas se hacen todos los miércoles en la placita central para aunar criterios y decidir las acciones a tomar con respecto a la inminente explotación minera dentro de sus tierras.
Actualmente -nos cuenta uno de los propietarios el señor Isaac Chiliguay– se realizan estudios previos al proceso de extracción. «Y ni siquiera nos envían una cédula notificatoria, nos enteramos por la investigación hecha por el representante de los autoconvocados, el Ingeniero Jacinto, que nos dijo que figuraban nuestros nombres en el boletín oficial. Por lo menos que tengan la molestia de notificarnos , es una verguenza».
El pedido de información en las oficinas municipales y de una entrevista con la jefa comunal Fanny Flores de Guitián se convirtió en misión imposible.
Mi presencia y mis requerimientos como cronista de Salta 21 -a pesar de ser el único periodista que trabajaba en el lugar- fueron sistemáticamente ignorados por la intendenta de Cachi. Ella estaba muy ocupada preparando la llegada del gobernador de la provincia, quien arribó en un hidroplaneador blanco a las 10 de la mañana.
Cuando por fin el secretario de la intendencia se disponía a atenderme, un mensajero suyo me exigió que que le revelara el tema de la entrevista y finalmente adujo que debido a que no tenía el carnet habilitante de periodista no me atendería. Me retiré por cansancio luego de esperar varias horas, frente a tantos pretextos que revelaban una decisión cerrada de no dialogar con la prensa ni brindar las explicaciones a las que están obligados los funcionarios públicos.
Hacia el final del día
Los vecinos autoconvocados son serenos. Pero saben que hay peligro para los cultivos de sus tierras de donde sacan el sustento diario- hay que saber que en Cachi se produce uno de los mejores pimentones del país y su gente vive de su venta a diferentes lugares del mundo.
Dentro de la reunión de los asambleístas se tratan distintos temas. Entre ellos por ejemplo la censura a que los someten las emisoras de radio tanto la Municipal como la del «político Wayar» como le dicen al vicegobernador en el pueblo (aquí nació y aquí comenzó su carrera política como intendente).
Además se recolectan fondos comunes para viajar a presentar peticiones a los diferentes entidades oficiales y organizaciones ecologistas de la capital de la Provincia. Entre la gente reunida es común ver a agentes de la policia sin uniformes que deambulan y participan de las reuniones escabullendose y entemezclándose con los vecinos.
«hasta nos cortaron la luz», nos cuenta un anciano que participa en las asambleas. Dice que desde la municipalidad le cortan el suministro eléctrico para que no puedan leer artículos (relacionados al tema uranio) de distintos países que ya sufren con la contaminación.
Todos los temas son tratados por todos los presentes, que son unas cincuenta personas. Fue muy curioso que en momentos de la charla, concejales del pueblo estaban sentados a escasos metros de la placita esperando que termine el horario para retirarse ya que desde hace más de dos semanas no sesionan por falta de quorum.
El final de la reunión fue muy emotivo: una abuelita con su voz quebradiza expresó tristemente una poesía que le hizo a su tierra como anunciando el final de su vida y las de sus cabritos y ovejitas que conviven con ella en la zona de Quipón
Después se cantó el Himno Nacional, todos con la mano en el corazón, y se dió una vuelta entera a la plaza entonando con voces unánimes y procesionantes «si a la vida , no al uranio», frente a la mirada de algunos turistas que por supuesto, ante ese desolador panorama parecían ya anunciar su retirada…