Una acreedora se opone a una revocatoria para que cobren los empleados de la quebrada Dinar
– 28 de Agosto de 2008 nuevo diario
Días antes de presentarse en concurso de acreedores, la empresa de aviones Dinar de Andrés Desimone le canceló una deuda por 18 millones de pesos al banco Macro de Jorge Brito, con Printicos que le había otorgado meses antes el gobierno de Juan Carlos Romero.
El año pasado, los síndicos presentaron una demanda en el Juzgado de la Quiebra solicitando la revocatoria de ese pago, que privilegió a un acreedor cuando ya la empresa estaba en cesación de pagos.
Pero sorpresivamente Horizontes S.A., empresa emblema del ex gobernador y dueña del diario El Tribuno, en su carácter de acreedor de Dinar impugnó el procedimiento de la revocatoria. Luego de perder su reclamo en primera y segunda instancia, además de recusar a la jueza de la quiebra, recurrió «en queja» a la Corte de Justicia de la Provincia.
Como argumento, Horizonte sostiene que aquella demanda constituye una aventura de la sindicatura cuyas costas pondrán en riesgo el cobro de su crédito de tan solo catorce mil pesos. Tamaña falacia, porque su crédito quirografario (sin privilegios) es ya de por sí incobrable, si se considera que el pasivo verificado en la quiebra de Dinar ronda los 130 millones de pesos y los activos liquidados no superaron los dos millones de pesos.
Si finalmente la demanda de los síndicos prospera y tiene éxito, los millones cobrados por el Macro antes del concurso irían a saldar la deuda por ocho millones con los que Dinar Líneas Aéreas dejó clavados a sus empleados.
La verdadera motivación de Horizontes S.A. al aparecer en esta causa «embarrando la cancha», para muchos salta a la vista, pero para otros descubrirla quizás requiera repasar un poquito el pasado:
La historia puede comenzar a contarse desde el primero de agosto de 2002. Mientras muchos salteños sahumaban su casa, unos letrados se presentaban ante el juzgado de concursos y quiebras de la capital salteña para iniciar el concurso de acreedores de Dinar Líneas Aéreas.
Ese mismo día, El Tribuno dedicaba la página central completa a la posible venta de la empresa de Andrés Desimone, a la que exoneraba de toda culpa y cargo por la severa crisis que atravesaba, que se traducía en un considerable retraso en el pago de salarios y el despido de centenares de trabajadores.
«Como salteño estoy muy afligido, tanto por el despido de la gente que queda en la calle como por la posibilidad del cierre definitivo de una empresa que tanto distingue a Salta desde el sector privado», decía en esas páginas el gobernador Juan Carlos Romero, que por entonces estaba mucho más preocupado por su precandidatura presidencial y su acercamiento a quien sería su compañero en la boleta, Carlos Menem.
Romero había dispuesto ese día las dos páginas centrales de su diario para decir una sola cosa: si Dinar estaba despidiendo trabajadores y no estaba pagando sueldos, la culpa la tenían «los interminables desaciertos de la política
económica nacional», y el hecho de que Dinar tenía que pagar sus costos en dólares y cobrar los pasajes en pesos.
Argumento que en las mismas páginas repetían a coro y hasta el cansancio, el cronista, el senador Marcelo López Arias, Alberto Desimone y el editorialista.
Dinar Líneas Aéreas ya sólo empleaba a 250 de los 650 trabajadores que había llegado a tener, según informaba el mismo matutino. La mitad de los cuatrocientos que quedaron en la calle, según Alberto Desimone, se habían acogido a retiros voluntarios. El diario omitía informar a cuanto ascendía la deuda que en ese momento mantenía la empresa con el personal que aún empleaba y con los que había «retirado».
En la quiebra, Horizontes le tiende una mano al Macro
Jueves 28 de Agosto de 2008
En un artículo al que tituló, «La Banda de los Printicos», Julio Nudler en Página 12 contó con lujo de detalles una historia que arranca desde la consolidación de deuda gestionada por Roberto Ulloa hacia 1992, pasa por quien fue ministro suyo de Economía en 1995, Julio César Loutaif -ahora ministro de Desarrollo Económico de Juan Manuel Urtubey-, y se focaliza en Andrés Desimone, cuando ya es gobernador Juan Carlos Romero.(ver nota aparte)
En aquel entonces Ulloa consolidó las deudas del Estado emitiendo títulos: a cinco años para la deuda corriente y a dieciséis años para la que estaba en litigio. A partir de allí,Romero padre había contraído la deuda, Ulloa emitió los títulos, Loutaif les puso garantía de la coparticipación, Romero hijo les añadió garantía de las regalías hidrocarburíferas
Sabiendo los canjes favorables que se sancionarían, el grupo se dedicó a comprar títulos a 16 años, que eran los más baratos y los que más se revalorizarían. «En el fondo, en eso consisten todos los negociados con estos bonos: manejar información privilegiada y tener acceso preferente al poder para conseguir los títulos más respaldados», contó Nudler.
Cuenta allí cómo, a sabiendas de los canjes favorables que se sancionarían, el grupo Dinar se dedicó a comprar títulos a 16 años con quitas del orden del 80% Luego, operación Printicos mediante, la provincia se los reconocía en valor nominal, aunque en plazos que, si Nudler no erraba, también se fueron acortando por decretos de Romero.
La operatoria Printico, todo respaldado por leyes por supuesto, era así: un empresario -generalmente amigo del poder- compraba en la calle por monedas los títulos de consolidación. Luego presentaba al gobierno provincial un proyecto de inversión sin necesidad de presentar garantía alguna de realización. Ese trámite le bastaba para empezar a recibir en cuotas el importe de los títulos a su valor nominal.
También El Tribuno confirmaba la venta de Dinar Líneas Aéreas al dueño de American Falcon, Fayez Chehab, y multiplicaba los argumentos para exculpar a los Desimone. «Actualmente, Aerolíneas Argentinas se convirtió en una compañía extranjera que opera en el interior del país, pero cuenta con el permanente auxilio financiero de los subsidios proporcionados por el Estado español», decía el cronista que, aparentemente, copiaba lo que le dictaban quienes habían sido dueños de Dinar hasta ese momento.
A tono con el diagnóstico, Romero, López Arias y Alberto Desimone, salían diciendo que la solución del mal momento de Dinar debía contar con intervención del Estado Nacional.