El 9 de marzo de 1977 Jorge R. Videla, presidente de facto y, hoy penado común, sancionaba y promulgaba la Ley 21526 de Bancos y Entidades Financieras, “en uso de las facultades otorgadas por el art. 5to. del Estatuto del Proceso de Reorganización Nacional”.
Han transcurrido 33 años sin que gobiernos constitucionales posteriores derogaren esta ley del proceso militar más sangriento conocido en el país. Curiosamente, la 21526 fue puesta en vigencia 9 meses después del Golpe de Marzo de 1976.
Indudablemente en la legislación positiva de la Argentina contemporánea, no se ha ideado ni previsto todavía, suprimir la aplicación de una normativa jurídica tan vital y estratégica para los intereses de la Nación y sus ciudadanos. Hasta aquí, parece haber defeccionado palmariamente los contenidos del DERECHO y JURISPRUDENCIA argentina imperante en la materia. Otros dirán que fue por conveniencias “políticas “ de coyuntura. Así pasó que en l994, durante la Administración de la Rata Riojana, se emitiera el Decreto 146/94 para reformar parcialmente la ley 21526 y posibilitar el acceso del Negocio financiero de los socios y amigos del menemato. Por entonces, ya se había concebido erradicar la Banca Pública del País. Un ejemplo salteño? En 1996 la desaparición y “venta” del Ex Banco Provincial de Salta al Banco MACRO de Jorge Brito.
Pero hay una señal, débil pero señal al fin. Desde el 12 de julio de 2010 por disposición del B.C.R.A. se eliminará de la Cuenta Sueldos toda comisión y gasto que sufragaban los más de 7 millones de trabajadores públicos del país, y que representaban para los bancos (la mayoría extranjeros) la escandalosa friolera de un negocio bancario con COSTO CERO y SIN RIESGO económico de más de ciento cincuenta millones de dólares al año. Por una vez y, sin hacer demagogia y populismo, se la quitará a los bancos uno de los tantos negocios financieros en beneficio directo del Trabajador del Estado.
Si dibujáramos hipotéticamente cuánto recaudaría el BANCO MACRO por la cuenta SUELDOS, como agente financiero de la provincia de Salta, sobre un universo de cuarenta mil empleados públicos, reteniendo una módica comisión de 4 pesos a cada uno, percibiría unos 160.000 al mes, significando cerca de 1.920.000 anuales, equivalentes a casi medio millón de dólares al cambio actual. No quiera saber Ud. lector, que con esta generosa suma, alcanzan para abonar sueldos de 3.000 pesos mensuales promedio a 640 empleados.
Las conclusiones más escabrosas corren por su cuenta. Quién sostiene al sistema?
Si nos animamos a hacer una proyección política a futuro, estamos a un poco más de un año del 2011, tiempo electoral en toda la Argentina: estaremos en la antesala de una REFORMA FINANCIERA en ciernes por razones políticas-electorales. Nada se puede descartar. El kirschnerismo quiere otro mandato presidencial el año que viene. ¿Quién lo duda?
– El autor es Columnista Político – Periodista
¿El gobierno de CFK está impulsando la postergada reforma financiera?
Para salir delos agujeros fiscal, financiero y econòmico en que se encuentra, a la Argentina no le basta una reforma financiera. Tiene que haber toda una Revoluciòn Financiera. Por extraño que les parezca a los revolucionarios teòricos, no la hubo ni en la URSS, ni en China, ni en los paises socialistas. Tampoco en USA ni en Europa. La hubo sì en el Japòn, en Corea y, en menor medida en el grupo de paìses llamados los «Tigres Asìaticos»; sus efectos estàn a la vista. ¿Que es, pues, una Revoluciòn Financiera? Es el descenso dràstico de las tasas de interès de los prestamos bancarios para favorecer el desarrollo tecnològico industrial. En el Japòn llegaròn a bajar hasta la increìble tasa de 0,25 /año. O sea, un cuarto de unidad por año, en Corea bajaròn hasta los 4% anual, habièndose mantenido asì muchos años. Como comparaciòn, hoy el Banco Macro, hace propaganda de que hace prestamos de oferta a una tasa del 25% /año. O sea, nada menos que 100 veces mayor. A las tasas absurdamenta bajas que tuvieròn el Japòn y unos pocos paises, entra a jugar en todo su vigor el llamado: «Apalancamiento Financiero» o «Palanca Financiera». El apalancamiento tiene como efecto, entre otros, què aunquè uno tuviera plata, resulta mas conveniente usar la del banco. En otras palabras, es mejor prestarse plata del banco que usar la propia. Esas tasas fueròn establecidas por el gobiernos del Japòn a fin de incentivar y acelerar dràsticamente sus actividades cientìfico- tecnològico- industriales y productivas, Pequeñas y Medianas Empresas incluìdas, que lo lograròn plenamente es banal repetirlo. Como contraste, a las tasas argentinas, solo el lavado de dinero o la trata de blancas pueden ser rentables, no hay ninguna actividad productiva genuìna que pueda serlo. Pero eso no es todo lo malo que han hecho los gobiernos argentinos. Ellos sacan prestamos de los organismos internacionales de crèdito a la llamada Tasa LIBOR, la de referencia, que no es del 0,25% /año, pero, àun asì no llega al 10%. Ni bièn la plata a tasas bajas entra a la Argentina, los banqueros, (incluìdo el Naciòn) elevan hasta 100 veces las tasas, las llevan a los valores monstruosos, de absoluta usura que prevalecen aquì. Es decir, reciben plata barata, aquì la encarecen monstruosamente y la diferencia va directo a sus bolsillos, todo sin arriesgar ni un mango. Si existe Dios, bueno, es de uso exclusivo de los banqueros argentinos. Todo para mantener el nùmero tambièn monstruoso de paràsitos que medràn alrrededor de los jugadores de bolsa y seudo financistas de la «City» porteña. ¿Y los demàs habitantes de este paìs?. «A comer a .. k con la matraca». Como todo tiene que ver con todo, hay que decir que aquì no podrìa darse esa retroalimentaciòn entre el apalancamiento finaciero y el desarrollo tecnològico. ¿Porquè? Porque a los del CONICET no se les hace desarrollar tecnologìa ni apretandoles los testìculos con una morsa, no les gusta que los muevan de su còmoda camita.