_ EL UNIVERSAL
CARACAS, jueves 16 de abril, 2009
El Busto de Cipriano Castro (foto) sustituye al de Rómulo Gallegos en Miraflores. Para Ramón J. Velásquez, el escritor está por encima «de odios y necedades»
Ya la mirada de Rómulo Gallegos (Primer presidente electo mediante votación universal, directa y secreta en 1948, derrocado ese mismo año por una junta militar que gobernó 10 años) , inmortalizada en un busto, no observará desde el rincón del Patio Central del Palacio de Miraflores a los visitantes ilustres y a los huéspedes de la llamada Casa de Misia Jacinta como lo hacía desde la presidencia de Jaime Lusinchi (1984-89).
La efigie de uno de los más laureados escritores venezolanos fue sustituida por la de Cipriano Castro, quien ocupara la presidencia entre 1899 y1908.
«Delante de mí no queda más que la visión luminosa de la patria como la soñó bolívar, como la quiero yo», esta frase de la Proclama del general Cipriano Castro por el bloqueo extranjero se lee en el pedestal del busto, y luego le agregan: «Y como quienes se transmiten la antorcha de la vida, retomamos esa misión luminoso, este fuego sagrado que el hijo heroico de Capacho supo honrar y cuidar con celo, para que temeridades como las Queseras del Medio, sacrificios como el de Ricaurte, asombros como el de Pantano de Vargas, heroísmo como el de Ribas y héroes como los que conforman la constelación de nuestra grande epopeya surjan y nunca más la planta insolente del extranjero profane el sagrado suelo de nuestra patria».
Consultado sobre el tema, el ex presidente, el historiador Ramón J. Velásquez (1993), destaca que Gallegos, «es uno de los grandes venezolanos de todos los tiempos. Su vida puede ser sometida al más implacable de los exámenes» y su trayectoria «de maestro de sucesivas generaciones tiene un balance superior a todas las contingencias de la vida venezolana, a las intrigas, odios o necedades que llenan de piedra la vida de los pueblos».
– Por María Lilibeth Da Corte