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martes, noviembre 26, 2024

Muestra Arte Bicentenario 200 en el MAC. Linda contradicción la de los “artistas” invitados

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Alguien tuvo la mísera ocurrencia o el malhalado capricho de traerme a casa
una invitación a la muestra Arte Bicentenario 200 en el MAC. Inmediatamente me sentí invadido por la curiosidad y decidí asistir.

Crucé la plaza 9 de julio y llegué a la puerta del MAC, toqué timbre y esperé. Al cabo de unos minutos fui atendido por el dueño, el Sr Mariano. Grande fue mi sorpresa cuando lo vi. Por mis adentros pensé, ¿no es el mismo Sr. dueño de la otra Casa?

El Sr. Mariano al notar mi confusión, tuvo la amabilidad de aclararme que este lugar también le pertenecía, al igual que otros tantos, y me invitó a pasar.

Cuando entré me sentí capturado por el lugar. Mi mirada recorrió cada rincón. Todo blanco, impoluto, de líneas rectas y luces de distintas intensidades. ¡Qué hermoso lugar que era! ¡Y qué bellas quedaban las obras, aunque no lo fueran!

Pero grande fue mi estupor cuando entre los artistas, descubrí a los pseudoartistas, a los titiriteros y a los muñecos. Los agitadores devenidos en moderadores. Hasta estaba Fedro y el dragón. Y todos estaban perfectamente guardados con espejitos de colores, y sin ninguna ventolera de por medio. ¡Todos juntitos en esta otra casa del Sr Mariano!

Pero esta no fue la única sorpresa. En su discurso inaugural, la señorita ama de llaves, en un artilugio digno del mejor mago, saca un gorro de cascabeles, se lo encasquetó y en ese mismo momento rápidamente se guardó en su bolsillo la intención de la muestra y el pobre francés Ferrand ideólogo y productor de la misma, quedó apichonado bajo las sombras de lo invisible.

Raras criaturas éstas, no hay que creer que siempre lo hacen todo en serio y de una sola manera… Ayer contra el dueño, hoy le sirven el caldo gordo. Hoy acá mañana allá…

Y ahí , en ese instante recordé las palabras de José: ““Y para dejar las cosas más claras, puede usted conversar conmigo, estaré en el MAC…”

Todos reunidos estaban ahí. Todos unidos en la misma maraña de sus conveniencias y sus volubles existencias humanas, se dieron cita para entrar en el mundo del arte, basados irremisiblemente en la vacía abstracción de las palabras.

Esbozé una sonrisa y recordé las palabras de mi abuela:
“Luigi mi pequeño, no has de andar avivando giles”. Luigi Pirandello

– Ver comentarios en:

http://www.salta21.com/Jose-Maria-Martinelli-y-su-video.html

http://salta21.com/Martinelli-Respuesta-al-Sr-Miguel.html

– Miguel Pinto

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