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domingo, noviembre 24, 2024

La neo-masculinidad: es hora de un Nuevo Macho

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Para sobrevivir en un mundo hostil, los hombres necesitan dedicar más tiempo al cuidado de los chicos y tomar trabajos que suelen considerarse “femeninos”.

¿Qué les pasa a los hombres? Por años, los medios de comunicación insistieron con los pronósticos más funestos. Los hombres están “en decadencia”. Los chicos se las están “viendo duras”. Y sigue y sigue. Este verano, Hanna Rosin, de The Atlantic, llegó al grado de declarar que el “fin de los Hombres” estaba cerca.

Desde luego, hay cierto fundamento en estas afirmaciones. A medida que la economía fue pasando de la fuerza física al cerebro en las última tres décadas, una cantidad creciente de mujeres salió a trabajar. La proporción de hombres en la fuerza laboral de EE. UU., por ejemplo, disminuyó del 70 por ciento en 1945 a menos de un 50 por ciento actualmente. En las ciudades más grandes del país, las mujeres jóvenes, solteras y sin hijos ganan un 8 por ciento más que sus pares masculinos. Las mujeres igualaron o superaron a los hombres en cuanto al porcentaje de estudiantes en las licenciaturas y postgrados, mientras que los hombres conservan su liderazgo en (¡uff!) alcoholismo, suicidios, indigencia, violencia y criminalidad. La Gran Recesión, para colmo, diezmó industrias masculinas tales como la construcción y la manufactura. ¿Cómo se puede encaminar de vuelta al hombre “descarrilado”?

Algunos optaron por viejos modelos y costumbres de hombría en busca de salvación. Por ejemplo, Lionel Tiger, antropólogo de la Universidad Rutgers, quiere recuperar “la masculinidad como una fuerza, como un fenómeno”. Harvey Mansfield, profesor de Gobierno en Harvard, defiende la acción y la agresión. Y el término “retrosexual” reemplazó el de “metrosexual” en las secciones de estilo de vida en las revistas, llenas de artículos sobre hombres ricos que visten atuendos de caza o compran hachas de diseño.

Pero sugerir que los hombres deberían aferrarse a un guión mohoso de la masculinidad sólo perpetúa el problema. Para empezar, los motiva a enfrentar los nuevos retos del mismo modo que manejaron las agitaciones previas: culpando a las mujeres, retirándose a los bosques, u ocultando sus ansiedades detrás del machismo. Y eso no los ayuda a tener éxito en la universidad, asegurar empleos sostenidos, o ser mejores padres en una economía que va dejando atrás la Masculinidad a la Marlboro. Los petroleros, soldadores y obreros de las generaciones anteriores no usaban sobretodos para sentirse hombres, como señala la escritora Susan Faludi. Concebir la masculinidad como una meta convierte la virilidad en algo ornamental, y tan “masculino” como las pestañas postizas son inherentemente “femeninas”, asegura.

Desde la década de 1950, la imagen de la mujer pasó por numerosas transformaciones. Pero las expectativas masculinas siguen siendo las mismas, incluso cuando hay menos oportunidades de cumplirlas. Como resultado, dice Joan C. Williams, autora de “Reshaping the Work-Family Debate: Why Men and Class Matter”, “los hombres tienen una opción: sentirse inadecuados o hacerse mucho más creativos”. Lo que se requiere no es una reconexión con el pasado, sino liberarse de él; no revivir el viejo rol, sino expandirlo. El Fin de los Hombres no está cerca, pero es hora de un Nuevo Macho: una reidealización de lo que se supone que deben hacer los hombres en los dos ámbitos, el hogar y el trabajo, que siempre han determinado su valía.

– Por Andrew Romano y Tony Dokoupil – Newsweek.

2 COMENTARIOS

  1. La neo-masculinidad: es hora de un Nuevo Macho
    Recién caigo. Este artículo, escrito por dos importantísimos todólogos (»todólogo»: se dice del entendido en todo) ha sido publicado por el Newsweek (después de la Biblia, la publicación más creíble y menos imperialista del planeta). Por lo tanto… no hay más qué decir.

  2. La neo-masculinidad: es hora de un Nuevo Macho
    ¡Qué manera de buscar temas »rebuscados» (perdón por la redundancia)! ¡Qué afán por escribir artículos »super originales» que a nadie más se le habría ocurrido hacerlo! ¡Qué ociosidad mental la del autor/a de esta nota, »sacha intelectual» que cree que descubrió la pólvora! ¡Qué manera de llenar, como sea, con cualquier cosa que sea, un espacio ‘periodístico’! ¿A cuántas ‘media docena’ de personas le puede interesar esta masturbación mental, cuando alrededor nuestro viven cientos… miles… ¡millones! de hombres y mujeres completamente normales, que trabajan, que ríen, que lloran, cada uno con sus sueños, sus ilusiones, sus frustraciones, sus éxitos, sus tristezas, sus alegrías… sin que les acose el más mínimo cuestionamiento acerca de una »nueva masculinidad» … o una »nueva femineidad» … o… qué se yo… algunas de estas eyaculaciones mentales, productos de »filósofos impresionistas», que mejor estarían en el Cristofredo Jacob… visitados de vez en cuando por alguna alma caritativa…

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