Un síntoma creciente de un gobierno cegado de poder es la búsqueda obcecada de conveniencia y riqueza. La contaminación y la falta de cuidado del medioambiente constituyen el principal símbolo de esta tendencia.
En el año 1961 en japón sucedía algo parecido al actual conflicto con Botnia, y que los argentinos deberíamos tener en cuenta porque estamos a tiempo de revertir la situación.
En ese entonces un médico clínico Noboru Hagino detectó una enfermedad llamada itai-itai (me duele, me duele, en japonés)
y descubrió que la causa era proveniente de de la contaminación de Cadmio en el río Jinzu, provocada por una empresa minera ubicada en tramos cercanos al afluente. Las autoridades al tener el aviso de este referente fueron extremadamente lentas en sus decisiones.
*Resguardar la vida de sus habitantes es la principal labor de un gobernante.
Tanto que en 1967 -cinco años después del anuncio- el gobierno emitió un informe que declaraba que la causa de la enfermedad todavía no estaba establecida. El gobierno, temeroso del escándalo social, había seguido priorizando la protección de los grandes negocios antes que la vida de las personas. Luego de esa horrible enfermedad salió otra mucho peor, y el tema ya no pudo ser ignorado.
El ministerio de Salud y Bienestar entró en pánico y se sacó en forma urgente una ley para prohibir el proceso industrial contaminante y auxiliar a los damnificados. Por supuesto que hasta entonces el médico Noboru Hagino había sido sometido a un feroz ataque por parte del gobierno japonés.
* Los políticos tienen el deber de luchar contra las incongruencias sociales que hacen sufrir al pueblo”
*Los que fallan en ese cometido no son más que individuos al servicio de sus propios intereses.
La historia continuó. Hubo 111 casos de muertes por distintas enfermedades por contaminación y la gente denunció y llevó a la justicia al estado y a la minera, obligándolos a indemnizar a los damnificados con cifras millonarias.
Sucedió entonces que una familia víctima se negó a recibir el dinero y con amarga ira dijeron: “no queremos el dinero, quisiéramos que los ejecutivos de la compañia , desde el primero hasta el último beban una solucion de sus propios contaminantes. Queremos ver morir a ellos uno tras otros, tambien sus esposas y sus hijos deben ser obligados a bebérselos. Así sentirán lo que nosotros pasamos por sus ambiciones desmedidas y tendrán que enfrentar las enfermedades que causan sus industrias. Convertir a sus familiares en víctimas potenciales para toda la vida, eso es lo que queremos”.
*La salud de los habitantes empeora muy lentamente con la presencia de metales pesados en la sangre y provoca daños irreparables
¿Las Pruebas no son suficientes?
La consultora canadiense Ecometrix, que realizó para el Banco Mundial (BM) un trabajo sobre la pastera que instaló Botnia en Fray Bentos, informó que la planta finlandesa utilizará 13 químicos peligrosos -la mayoría de los cuales serán llevados a la fábrica por barco- y destacó que, en el largo plazo, generará 150 toneladas anuales de residuos tóxicos.
El informe de la consultora fue difundido en Internet por la Corporación Financiera Internacional (CFI), organismo dependiente del BM, que es el que contrató el estudio como condición para el financiamiento de la pastera.
De acuerdo con el informe -publicado por el diario Clarín- los principales riesgos químicos son los siguientes: “Producción y manipulación de dióxido de cloro, producción de clorato de sodio, producción de peróxido de hidrógeno, almacenamiento de ácido sulfúrico, almacenamiento de hidróxido de sodio, almacenamiento y manipulación de productos químicos en la planta de Kemira, formación de sulfuro de hidrógeno, formación de metanol y otras áreas donde se manipulan sustancias químicas”.
* La polución ambiental y la contaminación de los espacios naturales y los ríos es una destrucción lenta como un cáncer.
* Fragmentos extraídos y basados en textos del diario -Vas- de “La nueva revolucion humana” del Monje Budista Nichiren Daishonin.
