En su columna del diario La Nación del domingo 13 de mayo, Mariano Grondona dice “También entre nosotros surgió un nuevo feudalismo cuando, no bien nos habíamos emancipado de España, nuestro territorio quedó a partir de 1820 en manos de señores feudales a los que se les daba el nombre de gobernadores y que respondían a apellidos tan diversos como López, Bustos, Ramírez o Güemes”.
En realidad, Güemes muere en 1821, después de contener y rechazar con sus milicias gauchas y prácticamente al solo costo de la provincia de Salta, 9 invasiones realistas que pretendían llegar hasta Buenos Aires para ahogar en sangre el grito de Mayo.
Fue gobernador desde 1815, hasta que lo hieren de muerte el 7 de junio de 1821, en una emboscada que le tienden tropas realistas en contubernio con poderosos traidores locales, que firmarán el “indigno armisticio de los salteños” (son palabras de San Martín) con las tropas realistas, y que dejará a San Martín huérfano de todo apoyo, pues ya no está Güemes para avanzar con sus tropas por el Alto Perú en un movimiento de pinzas planificado por San Martín para confluir con él y liberar definitivamente América.
La guerra fratricida que mientras tanto se ha desarrollado entre Buenos Aires y los caudillos del interior (y de la que para nada participó Güemes, empeñado en la lucha emancipadora) hace rato que ha dejado sin el apoyo del gobierno de las Provincias Unidas al Ejército de los Andes.
Los que derriban a Güemes en la Revolución del Comercio de 1821, y que intervienen luego en la emboscada que lo hiere de muerte, ellos sí son los que inauguran gobiernos semifeudales, como es hoy el de Romero.
Confundir a un Jefe Patrio fundamental en la lucha emancipadora, al lado de Belgrano y de San Martín, con un señor feudal, es -cuanto menos- un error.
David Slodky
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