A veces las teorías se aceptan pero en la práctica no tanto. El hecho de ser fiel, parecería, es imposible. ¿Cuántas parejas, matrimonios o amantes creerían en el amor si aceptasen de antemano que su amado o amada nunca será fiel?
El psicoanálisis trata de dar respuestas sobre la infidelidad. Esta nota se basa en reflexiones y opiniones parciales y para nada entramos en cuestionamientos terapéuticos.
Somos deseantes eternos, o eternos deseantes, cambiamos de objeto de deseo en forma permanente pero hay un límite muy delgado cuando se habla de la persona que se ama y a la vez se desea. De acuerdo con esta teoría, podríamos ser parte de múltiples historias de deseo y a la vez, sólo de una de amor. En ese caso, si tuviésemos que elegir, desearíamos ser siempre un objeto deseado, puesto que en el amor, seríamos sólo parte de la posesión de otro, que además, sería infiel siempre. Pero también, sería horrible pensar que al ser objeto de deseo no dejará jamás una huella en el otro, que ese otro volverá a su amada/o luego de la simple satisfacción de ese deseo.
Quizá, cada vez menos personas, se atreven a estar en pareja porque el deseo es tan movedizo, inestable y cambiante, que no aseguran a nadie poder estar únicamente para esa persona. La moral cultural sexual, según Helena Trujillo Luque, no acepta que no podemos desear sólo a una persona; desde este punto de vista, vivimos enredados en deseos ocultos que nos hacen infelices. No suena mal, es bastante posible pero también es bastante complejo porque creo entender, además, que todo tiene límites.
Si aceptamos vivir bajo una liberación constante del deseo– desear no es lo mismo que amar- como dice Helena T. Luque: ¿amaríamos a más personas? ¿En qué etapa? El desarrollo psico-sexual normal entre comillas, es la afectividad toda-el desarrollo de la libido- de la persona desde que nace y tiene que ver con el principio de realidad, según el placer o displacer. No es que uno vea algo negativo, es que también, en lo psíquico, hay una parte en la que la persona se conecta con las normas. ¿Acaso no es fácil decirle a alguien lo que debe o no debe hacer?
Por otro lado, si no se confiesa la infidelidad, es engaño y si se confiesa, la relación cambia o se corre el riesgo de perder a quien se ama. Y decir que nadie es infiel por gusto es contradecir el deseo mismo. O nos liberamos de prejuicios o vivimos, de una manera u otra, atados a ellos.
Creo que la mujer, ha conquistado muy bien el plano de la infidelidad: son los hombres quienes callan que sus mujeres han estado con otra persona mientras que ellas cuentan que han soportado la infidelidad. Pero es cierto que hay mujeres que desean sólo a una persona: en este sentido no hay qué conquistar, no se trata de quién es más infiel que quién. Y también ocurre con ellos. Tengo entendido que son ellos quienes no perdonan la liberación mientras que ellas, sí. ¿Quién entonces, entiende mejor? En todo caso, ¿qué es lo que hay que entender?
Para Freud, no hay nada más doloroso que perder el objeto amado, por lo que considero que es más importante que perder el objeto de deseo, salvo que haya habido una feliz coincidencia.
Con lo venida a menos que están las relaciones comprometidas, pensar que la infidelidad ayuda a mejorar la relación es como decir que somos bígamos por naturaleza. Y siempre hay alguien que satisface los deseos o por los que estamos dispuestos a renunciar a alguno.
Jorge Sánchez Escárcega (Psiconalista) señala: «Una situación de infidelidad, sea que se presente como ocasional o como crónica, generalmente refleja, a la manera de un síntoma, un debilitamiento de los lazos emocionales que se dan en una relación de pareja a consecuencia del aumento de los mecanismos de escisión (división, separación) e identificación proyectiva (modificación del vínculo o la relación para adaptarlo a las necesidades inconscientes personales) en uno o ambos compañeros, a la vez que se intenta mantener inalterada y preservada una parte del vínculo con la pareja, es decir, los aspectos de la relación que se sienten necesarios para la continuidad personal, conyugal, familiar o social».
Me parece acertado pensar la infidelidad como una forma de debilitamiento de lazos emocionales.
Puedo compartir una idea: cuando una pareja está al borde de la separación, ha perdido el deseo por el otro y un tercero, puede volver a alimentarlo. Pero en este caso, hablaríamos de una necesidad enfermiza de mantener un triángulo amoroso y nos llevaría a buscar en forma permanente, la feliz conquista que nos devuelva a nuestra pareja original. Sumado a esto, justificaríamos de por vida el hecho de ser infieles.
Quienes puedan vivir por siempre con la infidelidad como forma de relación establecida, que hablen ahora o callen para siempre. Creo que los más, la convierten en una forma salvadora e idílica de la liberación, siempre oculta. El día que deje de ser negada, dejará de existir. El juego es interesante por la negativa sino, miremos cuántos siglos de la humanidad llevamos tratando de creer que el otro ama y desea solamente a uno; sin infidelidad no habría fidelidad. Muchos dirán, que no pasa así en todas las culturas ni con todas las personas. Es cierto.
Estas y otras reflexiones más partieron del siguiente artículo, que ponemos a consideración del lector.
LAS COSAS NUNCA SON LO QUE PARECEN
Helena Trujillo Luque– Psicoanalista de la Escuela Grupo Cero
Cuando hablamos de infidelidad, solemos entenderla como sinónimo de engaño, cuernos, falta de respeto, promiscuidad, considerándola siempre con un valor negativo e indeseable.
Esta situación sin embargo, condena a muchas personas a ocultar sus propios deseos, acarrea el fin de muchas relaciones de pareja y lleva, en algunos casos, a la muerte o al escarnio.
Resulta una cuestión compleja, tendríamos que partir de la idea psicoanalítica de que ser infiel no es únicamente mantener relaciones sexuales con otra/s persona/s fuera de la relación de pareja, hay muchos modos de ser infiel.
Continuamente lo somos de pensamiento, en nuestras fantasías conscientes y, aún más, en las inconscientes, es casi inevitable encontrarnos deseando a otras personas.
Esto nos remite a que el deseo humano no tiene objeto. La moral cultural sexual no tiene esto en cuenta, piensa que es fácil y posible circunscribir nuestro deseo a una sola persona y lo establece como la forma normal de relacionarse.
No obstante, muchas son las evidencias que han demostrado, a lo largo de la historia, que pocas personas han conseguido, no sin grandes esfuerzos, ser fieles de pensamiento y acto a sus parejas.
Este sería el primer punto que considero de interés, la fidelidad es muy difícil, si no imposible. En realidad el psicoanálisis estima que es necesario ser infiel, ¿en qué sentido? se preguntará. En el sentido de que ser fiel tiene que ver con guardar una fidelidad al primer amor del ser humano, que en todo caso es con la figura materna.
Para un desarrollo psico-sexual normal, es necesario que seamos infieles y amemos a más personas. Lo mismo ocurre en el campo de las ideas, todos necesitamos ser infieles a nuestras ideas, a nuestros gustos, pues de continuo aprendemos cosas nuevas y es necesario para nuestro desarrollo.
Sin embargo, nuevamente, se nos engaña o nos engañamos pensando que debemos y podemos ser fieles.
No todo el mundo puede ajustarse a las mismas reglas en cuanto al deseo sexual.
Es necesario decir que no todas las infidelidades tienen los mismos motivos ni todas las mismas consecuencias. Lo explicaré un poco. Muchas personas necesitan mantener relaciones con más de una persona, lo que no implica que dejen de amar y/o desear a su pareja.
Habitualmente pensamos que si amamos y deseamos a una persona es imposible desear a otras, cuando en absoluto es así. Por tanto, es muy importante entender que en muchos casos esa relación ilícita no afectó en nada al deseo hacia la pareja, digamos que no dejó huellas en la relación, por ello no es conveniente la confesión o que nuestra pareja se entere de que hemos estado con otra persona. Cuando esto ocurre, parece como si el deseo fuese molestar.
Esa sería la interpretación psicoanalítica: “Fue infiel porque la relación ya estaba rota”.
En algunos casos la infidelidad es consentida y la relación de pareja continúa o se retoma. Para otras personas, sin embargo, resulta muy difícil superar la idea de que su pareja haya estado con otra persona, marcando un punto de inflexión o ruptura el momento de la infidelidad o de la confesión. Habitualmente, la relación no volverá a ser como antes.
Muchas parejas se rompen tras una infidelidad y, lo más interesante y que descubre el psicoanálisis, es que a veces se rompen no por falta de amor, sino por la moral de esas personas. Sus ideas le impiden superar las fantasías que le provoca la infidelidad, el Psicoanálisis se ha mostrado muy efectivo para resolver estas cuestiones en las parejas.
En otros casos las consecuencias son mucho peores, hay quien mata, quien humilla, quien maltrata tras una infidelidad. Evidentemente esto sólo puede producirse en una concepción de amor donde entiendo que el otro/a me pertenece.
Cuando el amor es posesión se puede acabar de esta forma. Esto aún ocurre cuando es la mujer la que desea, la que comete la infidelidad. En muchas culturas, no olvidemos, el adulterio estaba penado duramente. No hay que olvidar que al hombre se le ha permitido en el campo sexual una libertad que aún la mujer no ha sabido conquistar.
Ser infiel, como estamos viendo, no quiere decir que estemos engañando a nuestra pareja, que lo hagamos para molestarla o que lo hagamos porque hemos dejado de desearla.
Es más grave hablar con otras personas de cosas privadas de la pareja, que compartir cama con otra persona. Tal vez el ser humano tenga que vencer algunos prejuicios acerca de la sexualidad, le damos demasiada importancia a lo genital, cuando hacemos cosas mucho peores el resto del tiempo.
Tras una infidelidad, como vemos, es posible retomar y continuar con la relación de pareja, incluso la infidelidad puede mejorar la relación. Que esto sea posible depende de la forma de pensar de cada uno de los cónyuges, no tanto de sus pensamientos conscientes, sino de su forma de pensar inconsciente, en última instancia, depende de su salud psíquica. No hay recetas milagrosas, cada pareja es diferente y tendrá que resolver su cuestión con la infidelidad.
En realidad, si reconocemos que todos somos infieles, le daríamos a este tema mucha menos importancia y nos sentiríamos mucho más liberados.
El amor entendido como posesión, produce graves consecuencias para el bienestar de las personas.
¿La infidelidad es necesaria?
No es necesaria… Pero sucede tan comúnmente que parece que lo fuera…es que de ahí parte una serie de situaciones que determinan el futuro de nuestras relaciones, emociones y hasta nuestras acciones si no hubiera infidelidad como nos daríamos cuenta de que tan grande es nuestro amor o cuán grande fue nuestro error en definitiva es el medidor que tiene destino para nosotros la humanidad…
¿La infidelidad es necesaria?
la verdad que este articulo me hizo replantear la infidelidad como algo no tan penalizado, esto me ayudo abrir mi mente como siempre lo hizo el psicoanalisis,pensar las cosas de manera distinta y no comprarnos todo lo que pareciera naturalizado y pensado como obio, relfexionar es existir de manera distinta!!!
¿La infidelidad es necesaria?
Que buen contenido,te hace ver la vida de manera diferente menos culpable por los errores cometidos,ya que a veces no es que uno busque lastimar a la persona a la que ama,sino que no podemos controlar nuestro deseo.
Pero eso no significa que el amor haya terminado,bien dicen que :
¿La infidelidad es necesaria?
interesantisimo, muy prospero para la clinica.
Excelente contenido, es un tema difícil satanismo para el mundo ! Y todos en algún momento somos infieles hasta con un pensamiento ‘ es una realidad ! Hombre y mujeres por igual ! Pero las mujeres son más condenadas que los hombres hoy por hoy ! Por eso tanto femenicidio! Gracias