Con un estrechón de manos del presidente Uribe, con sus homólogos de Ecuador, Venezuela y Nicaragua, en la sesión general de la Cumbre de Río realizada ayer, se dio un respiro a la crisis diplomática que se desató tras la operación que dio muerte, en territorio ecuatoriano, a Raúl Reyes.
El Presidente de Republica Dominicana pasó a la historia como un hombre que no dejó que se salieran de tono los calificativos que en un principio se dieron entre los jefes de los Estados incluidos en el impasse.
Cuando iniciaron las intervenciones de los mandatarios, se dio un ‘rifirrafe’ entre Uribe y Correa.
«El presidente Correa habla de farsa pero su verdad no está completa», fue la primera frase que lanzó el jefe de Estado colombiano, al referirse a los detalles de la muerte de ‘Raúl Reyes’ en territorio ecuatoriano.
Poco después el Presidente de Colombia denunció que los organismos de inteligencia del país descubrieron que la orden de Correa fue encarcelar a las autoridades colombianas que hacían parte del operativo contra las Farc.
Además, que una carta con fecha 12 de octubre de 2006 relacionaba el envío de 100 mil dólares por parte de las FARC, a la campaña habría ayudado a la elección del actual jefe de Estado ecuatoriano.
De inmediato el mandatario del vecino país se levantó de su silla y se retiró de la cumbre, pero tan sólo fueron algunos segundos los que tuvieron que vivir los asistentes al encuentro, sin la presencia de Correa en la misma.
En uso de su opción de réplica, el mandatario de Ecuador dijo que Uribe «miente y no dice la verdad con lo que pasa en la frontera».
«Ya déjese de tanta falacias, deje de tratar de justificar lo que no se puede, y reconozca abiertamente que no debe agredir al Ecuador y comprométase a no maltratar nunca más a un pueblo hermano»- declaró Correa.
Luego, Uribe tuvo que recibir las duras críticas de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, quien dijo «no puede permitirse la violación de la soberanía de nuestros países».
También acusó al mandatario nacional de no ayudar a conseguir la paz en Colombia, por no querer buscar una verdadera salida al conflicto con las FARC.
De inmediato, el Presidente de Colombia le manifestó a su similar de Nicaragua que le ayudaría mucho en la búsqueda de la paz en Colombia, sí él deja tanta cercanía con Manuel Marulanda, alias ‘Tirofijo’.
«Si usted rompe esa hermandad con Marulanda nos ayudaría a hacer la paz. Presidente (Ortega), el hecho de que llamemos terroristas a las FARC no implica que no tengamos el anhelo de negociar con ellos»-continuó Uribe.
Pero con quien menos tuvo que pelear el Presidente fue con su homólogo Hugo Chávez. En un tono más pausado de lo usual, el Jefe de Estado evitó atacar al Gobierno colombiano.
Los apretones de manos y abrazos se produjeron en un momento emotivo con todos los asistentes a la cumbre del Grupo de Río aplaudiendo de pie, en una muestra del éxito de las gestiones diplomáticas.
El dominicano Fernández, que a dos meses de las elecciones presidenciales en su país ha obtenido un enorme éxito político, propuso la aprobación de la denominada Declaración de Santo Domingo en la que se repasa el conflicto regional de esta semana.
Como nuevo presidente del Grupo de Río, el gobernante mexicano, Felipe Calderón, destacó al final de la cumbre que el apretón de manos entre los dirigentes andinos y nicaragûense demuestra la validez de ese organismo y que «Latinoamérica tiene futuro».
El inesperado final del cónclave se produjo a propuesta de Leonel Fernández, tras resumir las propuestas y compromisos expuestos a lo largo de la cumbre que se prolongó de manera ininterrumpida durante casi siete horas.
Ante la propuesta del mandatario anfitrión, Correa respondió que aceptaba dar por terminado el conflicto con las excusas explícitas de Uribe y el compromiso de que no se volverán a repetir acciones como la ocurrida el pasado día 1, en la que murió el «número dos» de las FARC, «Raúl Reyes».
Uribe aceptó de inmediato y con los aplausos de todos los asistentes a la XX cumbre se dirigió a Correa para darle la mano y reiterarle sus disculpas.
El final de la cumbre fue sorprendente a la vista de las acusaciones y de la tensión registrada durante toda la jornada.
Durante sus intervenciones, Correa rechazó las acusaciones de vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que hizo en su contra Uribe y aseguró que sus manos están «limpias y sin sangre».
El presidente colombiano acusó al Gobierno ecuatoriano de tener vínculos con las FARC, de las que dijo financiaron la campaña electoral que llevó a Correa a la Presidencia del país.
«Qué difícil es creer algo a alguien que ha mentido tanto», respondió Correa.
Uribe, por su parte, explicó que su país ha sido víctima de los ataques de las FARC ante las críticas de Correa, aunque reconoció que la incursión de tropas de su país en Ecuador constituyó una violación de la soberanía territorial de ese país y pidió perdón por ello.
Además, reconoció que avisó tarde a Correa sobre esta acción militar, ya que -dijo- si lo hubiera hecho, «habría fracasado» el bombardeo lanzado desde el espacio aéreo de Colombia sobre territorio ecuatoriano.
Uribe calificó en varias ocasiones de «tenebrosos terroristas» a los miembros de la FARC y destacó que no se puede hablar solo de la violación de la soberanía de Ecuador, cuando la de Colombia ha sido reiteradamente violada con los ataques de la guerrilla desde ese país.
Sobre «Raúl Reyes», portavoz internacional de las FARC, Uribe destacó que enfrentaba 121 procesos judiciales y que tenía 57 expedientes por homicidio terrorista, 26 por terrorismo, 25 por rebelión, cuatro por secuestro y nueve por lesiones personales, además de 14 condenas.
Otro momento de tensión fue cuando el jefe de Estado nicaragûense calificó de «terrorismo de Estado» el ataque colombiano a las FARC, a lo que su colega colombiano dijo que esa expresión hería en el corazón a sus compatriotas.
En una de sus numerosas intervenciones, Uribe rechazó la propuesta de Chávez de crear una comisión internacional para facilitar la liberación de secuestrados.
Chávez anunció que recibió pruebas de vida de seis secuestrados por las FARC, entre ellos Carlos Moncayo, aunque más tarde desde Caracas su ministro del Interior, Ramón Rodríguez Chacín, precisó que éstas correspondían a 10 militares en poder de la guerrilla.
El conflicto diplomático comenzó el pasado sábado, cuando Colombia hizo una incursión militar en territorio ecuatoriano para atacar un campamento de las FARC.
Dada la violación de la soberanía territorial, Correa rompió las relaciones diplomáticas con Bogotá, una medida que el jueves imitó Nicaragua.
En tanto, Venezuela cerró su embajada en Bogotá, expulsó al cuerpo diplomático colombiano de Caracas y militarizó la frontera con su país vecino, para evitar una eventual operación como la ocurrida en Ecuador.
– Fuentes: El espectador.com y Caracolradio