La gran paradoja de este hombre, el omnipresente y contestatario Roger Waters, es que desechó una carrera de arquitecto como quien tira un papel al cesto.
Y quince años después, sin planos pero con partituras precisas, con riffs inolvidables y un talento descomunal, fue capaz de construir el muro más poderoso de la historia del rock. Indestructible muro, cal y arena de su leyenda, que por estos días se pasea por Buenos Aires.
Hay otras paradojas, porque Waters se nutre de ellas, y su arte se reinventa mientras desnuda sentimientos en forma de canciones. The Wall Live (El Muro en Vivo) es el nombre de la gira que encabeza a sus impetuosos 68 años. Este show supone un récord para los argentinos: nueve presentaciones en el estadio de River Plate, inédita cifra que la rogermanía desató desde el año pasado. Ya está. Waters transita las melancólicas veredas porteñas. Y nosotros con él, en dos semanas que prometen ser inolvidables.
– Gente