Hoy la cabeza está, desde hace años, en las manos y en la capacidad de su presidente.
Salta, lunes 30 de abril de 2012. Teatro Provincial. Orquesta Sinfónica de Salta. Solista: Joaquín Panisse (piano). Director Titular: Maestro Jorge W. Lhez. Sergei Rachmaninov (1873-1943): Concierto para piano y orquesta en do menor op.18. Johannes Brahms (1833-1897): Sinfonía nº 1 en do menor op.68. Concierto de Clausura del Trigésimo Sexto Abril Cultural Salteño que organiza anualmente Pro Cultura Salta. Aforo 100%.
Este ciclo artístico que se lleva a cabo desde 1977, con sus expresiones superiores y otras de no tan alto significado, ya lo he dicho antes, está definitivamente prendido en el ánimo de la gente de Salta, de otros lugares del país y del extranjero. Me toca de cerca, por haber sido uno de sus fundadores. Hoy la cabeza está, desde hace años, en las manos y en la capacidad de su presidente Agustín Usandivaras y sus colaboradores que han sabido aunar el esfuerzo económico de no pocas empresas del medio y del gobierno provincial como era antaño, para contribuir al desarrollo cultural de esta particular provincia argentina. Teatro, cine, exposiciones, libros, conferencias, recitales, congresos, música, etc. representan el modo con el cual Pro Cultura Salta llega al habitante de esta región argentina no solo como entretenimiento sino, tal vez mas importante, como medio para valorizar el hecho cultural en las mentes salteñas.
La información del epígrafe es la del programa de mano, pero en rigor el orden de las obras fue diferente. No sé porqué, primero fue Brahms y luego Rachmaninov y aunque en el fondo la inversión interpretativa debiera carecer de importancia, para el gusto de muchos que preferían respetar el orden programado, seguramente hubieran apreciado un final de gran porte como el de la sinfonía y no el del concierto que obviamente dio lugar a un breve bis del pianista por su buena labor con un “Preludio” de Maurice Ravel.
Brahms
. Un primer aspecto. Lhez tuvo una claridad expositiva de alto rango. Esto habla muy bien del excelente director actual de la orquesta salteña pero también de sus músicos consustanciados con esa modernidad interpretativa. La obra es de carácter épico, casi apoteósico, con un cuerda ubicada primeros y segundo violines, violonchelos, violas y detrás contrabajos. Este detalle contribuyó a un sonido más claro y a propósito, me quedé pensando que sería tiempo de hacer dos cosas con la orquesta. Primero, creo que el incremento de una decena de cuerdas, favorecería el resultado final además de poner al organismo, en la corriente mundial de los grandes grupos sinfónicos. Lo segundo lo comento más adelante. Esta sinfonía fue un trabajo que Brahms comenzó a sus 22 años y le llevó la friolera de 21 años darla por finalizada. Hay una frase que tiene relación con esta prolongada elaboración y es lo que decía el autor “Jamas compondré una sinfonía. Escucho detrás de mí, como casi todos los compositores, los pasos del gigante (se refería a Beethoven) detrás nuestro y ello es una carga casi insoportable de sobrellevar”. Brahms utiliza la formula de contraponer tonalidades menores a las mayores (son las debilidades del ser humano contra sus triunfos y momentos exultantes).
Lhez hizo un magnífico trabajo. La calidad implícita en su conducción dio como resultado un balance sonoro adecuado en todos sus esquicios hasta llegar al “piu allegro” final con lo que cerró una interpretación de primer orden.
Rachmaninov
. No sé cuantos ensayos preparatorios hubo pero Joaquín Panisse, un joven y bien preparado solista, apenas tiene 24 años, tuvo un inicio majestuoso en las primeras notas graves de su piano y luego, con la entrada de las cuerdas, su discurso se perdía por momentos bajo una cierta frialdad y un volumen escaso para enfrentar la orquesta. Este período duró hasta promediar ese movimiento y a partir de allí, Joaquín inició su repunte convirtiéndose en el protagonista de la obra. A partir de ese momento, apareció el fuego, la pasión, el expansivo romanticismo que tiene este concierto que el autor compone luego de años de silencio compositivo por el fracaso de su primera sinfonía. Sus amigos y colegas buscaron la ayuda del Dr. Nikolai Dahl que no sólo curó a Rachmaninov sino que fue su impulso creativo para que el compositor escribiera una de sus más hermosas páginas. Fue agradecido el autor y no tuvo mejor idea de dedicar merecidamente a su doctor esta muestra de puro romanticismo. Panisse construyó sus movimientos finales con gran solvencia y encontró dos momentos memorables, su diálogo con la flauta de Cecilia Ulloque y los “sforzandi” con el leve sonido de la cuerda por detrás, mostrando uno de los pasajes más espectaculares del conocido concierto. El resto también fue de gran valor y por tanto recibió el desbordante aplauso del público a lo que el pianista respondió con un breve “Preludio” de Maurice Ravel.
Aquí viene la segunda observación: la provincia necesita imperiosamente un piano nuevo de calidad, un Steinway de cola pero de Hamburgo. ¿Es mucho pedir? No lo sé. Sólo me limito a expresar lo que una orquesta de la calidad de la nuestra merece.
El maestro Lhez demostró cómo se pueden re-crear ambas obras, con sabiduría, sensibilidad, respetando exactamente los “tempi” de la tradición europea. Resumen: el Abril Cultural se fue con una explosiva manifestación.